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Juegos contra las rabietas

Juegos contra las rabietas

Se puede enseñar a los niños técnicas para controlar la ira

Viernes, 22 de abril 2022, 00:03

Imaginemos estas escenas de rabietas: el niño quiere que le compremos una chuchería y berrea para conseguirlo o sufre un ataque de ira y rompe todo lo que pilla a mano solo porque le hemos quitado la tablet después de que llevara ya un buen ... rato jugando. Es un momento difícil para el chaval... y para sus padres. ¿Cómo debemos reaccionar? ¿Cómo enseñarle a controlarse? Muchas familias se enfrentan a estas situaciones con impotencia, sin las herramientas o estrategias suficientes. Es la razón por la que se producen los enfrentamientos, los gritos, los castigos... «Podemos trabajar técnicas con los pequeños para expresar y controlar sus emociones: la rabia, la ira, la preocupación, las obsesiones... y hacerlo mediante actividades y juegos», tranquiliza la psicóloga Gemma Díaz Ruiz, autora del libro 'La magia de los niños' y del blog 'educaconhumor'.

Dice que no hay que resignarse «a vivir en medio de tensión, peleas y rabietas», que debemos «buscar soluciones» y que estas pasan «por la formación de los padres». Ante esas crisis, la psicóloga tiene una regla básica. «No sirve de nada enfadarse o castigara los niños. No son adultos, no son robots, ni son capaces de reflexionar. Tienen derecho a ser respetados y aceptados. Es necesario darles recursos», propone. Y,para ello, es imprescindible «que sepan expresar lo que sienten, que adquieran 'vocabulario emocional'». Entrenarles.

Un reciente estudio realizado por el grupo de investigación KideON de la Universidad del País Vasco también apunta en esa dirección. Llegó a la conclusión de que «niños y niñas tienen dificultades para poner nombre a sus emociones: se sentían mal pero no sabían expresar si era tristeza, enfado, aburrimiento...», detalla Amaia Eiguren, profesora de la facultad de Educación de Bilbao. «Es necesario ofrecer herramientas en la infancia para afrontar los malestares cotidianos que se les presentan a lo largo de la vida y que aprendan comunicarse de forma correcta, a defenderse. Podemos hacerlo a través de juegos, de teatrillos...», aconseja. E insiste en la importancia de «prestar una especial atención a la educación emocional más aún en situaciones de crisis como la actual. No solo es un reto, es un derecho de los niños».

Gemma Díaz propone algunos juegos sencillos para que los pequeños aprendan a expresar y controlar las emociones.

Mostrar sus emociones

Hacer caretas

Les pedimos que dibujen caretas que expresen diferentes emociones: enfadado, alegre, asustado, triste, preocupado... Y movemos el cuerpo como indica el dibujo. Los demás deben averiguar de qué emoción se trata.

Ponemos música y, al parar, decimos: ¡todos como estatuas! Cada niño adopta una postura y gestos de la cara, como si estuviera deprimido, contento, enfadado, con miedo... Se trata de adivinar cómo se siente el otro.

Frenar la ira y la rabia

La almohada de la ira

Golpear una almohada haciendo amplios gestos, levantando los brazos hasta la cabeza para que el plexo se abra y así respirar profundamente, es un ejercicio que le ayudará a liberar la tensión.

El bote de la calma

Creamos un 'bote de la calma' con una botella de cristal o plástico en la que introducimos agua templada mezclada con purpurina de color (mejor azul y tonos claros), un poco de colorante y pegamento transparente. Es una herramienta muy buena para frenar un momento de rabia. Al agitar el bote, el niño observa la purpurina caer lentamente, lo que permite «focalizar su atención» y le relajará.

Seguir la línea

Dibujamos un sendero en el suelo con un palo o con una tiza y lo recorremos como si fuéramos equilibristas. Puede ser un camino que nos lleva a algún sitio, como un castillo... Mientras andamos sobre él con los brazos extendidos el pequeño se va serenando.

El 'hula hoop' y las escaleras

Movernos afecta a las sustancias químicas del cerebro. Por ello, una buena manera de ayudar al niño a recuperar el control es mover el cuerpo. Cuando esté enfadado o frustrado le propondremos que suba o baje escaleras, correr, saltar, bailar o jugar al 'hula hoop'.

Concentración y relajación

Utilizar las dos manos

Podemos pedir a los niños dibujar, cepillarse los dientes o lanzar una pelota con la otra mano. Les costará así que es una buena técnica para controlar la impulsividad.

Dibujos geométricos

Hacer formas geométricas o dibujar líneas disminuye la tensión y el enfado.

Juegos tradicionales

Jugar al escondite inglés, a 'congelados' –perseguir y tocar al compañero, que queda congelado en esa postura– entrenan el control de los impulsos.

Al ritmo de la música

Con música

Imaginamos que tenemos pegamento en los pies y nos movemos al ritmo de un instrumento (un tambor o una campana). Suelta los nervios.

Unicef aconseja

  • Mantener la calma No responder a la rabieta con una rabieta de adultos. Nuestra reacción va a ser una lección de cómo poner fin a un conflicto

  • Ignorarla Si no corre peligro, tenemos que continuar haciendo con lo que estábamos haciendo como si no pasara nada, ciegos y sordos a la reacción de quienes miran. Si está en un lugar inadecuado, lo cogeremos de manera firme pero no violenta y lo llevaremos a otro.

  • No ceder Nunca acceder a darle o hacer lo que quería, aunque sea posible o razonable. Tiene que aprender que una rabieta no lo acerca a ninguna solución.

  • Enseñar opciones Si le cuesta recuperar el control podemos decirle: «Te voy a ayudar a que salgas de esto» y tratar de calmarle abrazándole. Cuando lo supera, manifestarle la alegría de que haya recuperado el control y enseñarle cuál habría sido la mejor manera de actuar o de expresar lo que sentía

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