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Vio nacer a 'Pipper', un Parson Russell Terrier, en casa de un amigo en 2016 y no pudo evitar llevárselo a la suya. Nunca había tenido mascota, pero enseguida se dio cuenta de que no podría ir con él a la mayoría de sitios: museos, restaurantes, transporte público... «Aunque en mi ciudad, San Sebastián –explica Pablo Muñoz Gabilondo, dueño de 'Pipper'–, te dejan ir en el bus con él en brazos, algo bastante raro en nuestro país, donde te exigen trasportín o directamente está prohibido. Y también puedes ir a comer o tomar café a un buen número de locales de hostelería». Sin embargo, en Pamplona se topó con que todo eran restricciones, y tuvo una idea: «Comprobé que España, respecto a otros países, no había avanzado casi nada en el turismo con mascotas, y decidí convertir a 'Pipper' en el primer perro turista que ha dado la vuelta a España documentando su paso por los 90 destinos más importantes, recorriendo 50.000 kilómetros. Y se cuenta en www.pipperontour.com, que busca «ayudar a quienes quieren viajar con su mascota y difundir los mejores ejemplos para procurar que se generalicen». Unas 100.000 personas siguen este blog y sus redes sociales, pero hay más datos que hablan del interés que puede tener la iniciativa: la Red Española de Identificación de Animales de Compañía (REIAC) informa de que hay más perros en España que menores de 15 años; el 26% de los hogares de nuestro país tienen, al menos, un perro.
'Pipper' protagoniza el blog, con fotos y pequeños vídeos, e incluso tiene un cómic, 'Las Aventuras de Pipper', (ed. Alfaguara) «para enseñar a los niños que una mascota supone una gran responsabilidad» De hecho, se ha convertido en el primer perro 'influencer' español con una 'misión': «Demostrar que un perro educado puede acompañar a su familia en los espacios públicos para que pasemos del 'perros no' a 'perros educados, bienvenidos'». «Lo primero que hice con 'Pipper' fue buscar un adiestrador para que me enseñara a educarlo. Es la mejor inversión», aconseja. Aunque es más fácil con un pequeñín de 7 kilos que con un San Bernardo o un rottweiler: «España es prácticamente el único país de la UE donde se prohíbe viajar en tren con un perro de más de 10 kilos. Incomprensible que se pida a los ciudadanos moverse en medios sostenibles, y luego se vete este acceso. En cuanto a los perros considerados potencialmente peligrosos lo tienen peor. Espero que el Gobierno saque adelante la reforma legal que establecerá mecanismos de validación de comportamiento de manera individual y no por razas».
Muñoz pretende llamar también la atención sobre un «triste récord»: En España se abandonan más de 100.000 mascotas anualmente, cifra que el año pasado –después del aumento de la demanda de cachorros por el confinamiento severo– creció un 25% con la llegada del verano, alcanzando los 139.000 animales, la mayor parte perros. «En la medida en la que hagamos más fácil el día a día a las familias que tienen uno de estos animales más personas se animarán a adoptar uno con responsabilidad».
Para Muñoz, en España no existe un destino '5 estrellas' que sea totalmente 'dog friendly'. «Lo primero que necesitas cuando llegas a un destino es dormir. En Cáceres encontrarás una buena oferta de hoteles, pero en Toledo solo hay uno en el centro histórico. ¿Cómo es posible que dos ciudades con una oferta turística similar tengan tantas diferencias?». Calcula que en España solo el 16% de los hoteles admite mascotas, mientras que Europa alcanza el 40%. Recomienda que el perro esté acostumbrado a dormir en casa de familiares o amigos «para que hacerlo en un hotel no le sea extraño y no ladre». También aconseja llevar una maleta con «una toalla por si se moja el perro, ya que no debemos usar las de los hoteles; una sábana para tapar el sofá del apartamento y evitar que deje pelos; chubasquero por si llueve; crema para las almohadillas de las patas…».
En la mayoría de destinos, un restaurante aceptará mascotas si lo quiere el dueño, pero muchos empresarios piensan que está prohibido. «Desconocen que, salvo excepciones como Aragón (que lo prohíbe), la legislación da libertad. Por eso, es tan gratificante que, al paso de 'Pipper', ayuntamientos como los de Antequera (Málaga) y Alba de Tormes (Salamanca) hayan informado a la hostelería y organizado un listado de bares, restaurantes, comercios… que aceptan mascotas».
Precisamente Antequera y Alba de Tormes han abierto museos y monumentos a visitantes con perros educados, «siguiendo la estela de la Casa Batlló, en Barcelona, o el Museo de San Isidoro, en León». En Albacete es posible acceder al Museo de la Cuchillería y al Pedagógico y del Niño. En Potes, a la Casa del Oso... Pero, por ejemplo, no se puede entrar a la Alhambra con perro.
En la mitad de las líneas de autobuses de Palma de Mallorca se aceptan perros atados y con bozal (dos por bus), algo prácticamente inédito en España, y algunas pocas ciudades, como San Sebastián, admiten perros pequeños en brazos. Los metros de Madrid y Barcelona hace años que son 'dog friendly', a diferencia de ciudades como Sevilla y Valencia. «Respecto a las compras, el 30% de los centros comerciales admite mascotas, aunque hay comunidades donde no tienes ni uno».
«Suelen ser zonas de costa a desmano, llenas de piedras o no aptas para el baño de las personas. Por lo que hay que valorar ejemplos en comunidades como Galicia, Asturias o Cantabria».
– ¿Y si 'Pipper' se pone a ladrar en una terraza?
– Quienes entramos en un restaurante, un bar o cogemos un autobús queremos hacerlo sin sobresaltos, también quienes tenemos un perro en la familia. Si en una terraza 'Pipper' se pone a ladrar porque aparece un gato, pago y me voy. Y si sé que mi perro no va a estar tranquilo en determinada situación, la evito. Cada día vemos familias con su mascota en los trenes de cercanías, en hoteles, bares… y los problemas, según son anecdóticos. Y cuando los ha habido, han hecho uso de su derecho de admisión. Hay que derribar prejuicios. En zonas de Suiza, para tener un animal doméstico necesitas una licencia que se consigue acreditando haber cumplido un curso de adiestramiento. Me parece una idea muy interesante.
«La mayoría de las personas que tenemos perro recogemos los excrementos, pero hay una parte de la sociedad que solo reacciona si se le toca el bolsillo», dice Pablo Muñoz Gabilondo, que ha elaborado el primer estudio en España con datos oficiales «que demuestra que las capitales de provincia solo imponen dos multas al mes de media por abandono de heces. Está claro que es imposible coger al incívico in fraganti, por lo que no veo otra solución mejor que utilizar un sistema disuasorio como es el ADN canino». Desvela que 27 municipios ya lo tienen implantado; Málaga fue la primera capital de provincia y Zaragoza está ya en ello. Explica que no es una cuestión de analizar cada excremento que encontramos tirado en la calle, «sino de coger una parte e imponer multas, un dinero con el que se costearían los análisis. Así no pagaríamos justos por pecadores y se avanzaría mucho en la aceptación de mascotas en espacios públicos».
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