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ADRIÁN ASTORGANO
Así se inventa un chiste

Así se inventa un chiste

¿Cómo se crean? ¿De dónde surge la inspiración? ¿Es posible aprender a ser gracioso cuando se es un soso?

Jueves, 10 de junio 2021, 19:01

Para mí el chiste es una caricatura de cosas que pasan en la vida real», decía Eugenio, que solía componer sus actuaciones humorísticas en una pizarra. «Me gustan los que son muy sencillos –decía–. Aquel que diu que había un niño que tenía 38 años y nunca había hablado. Hasta que un día, mientras tomaba el café en el desayuno dice: 'Mamá, le falta azúcar'. La madre, impactada y llorando, dice: 'La Mare de Deu, sin llevarlo a Fátima el niño ha hablado. Pero hijo mío ¿por qué no has dicho nunca nada?'. Y él dice: 'Mamá, es que hasta ahora todo era correcto'». ¿De dónde nacían sus 'cuentos', como le gustaba llamarlos? ¿Y los de Chiquito de la Calzada? A veces el chiste es más viejo que la pana, mil veces contado por ahí, pero recibe nueva vida cada vez que un humorista le insufla aire fresco con sus interpretaciones y añadidos, que permanecen entre nosotros a través de los años: fistro, ¿cómorrr? pecador de la pradera... A veces importa más cómo se dicen las cosas que lo que se dice.

Pero el humor de chistes, verdes, negros, marrones, e incluso alemanes, que según la RAE son aquellos que tienen la particular característica de no hacer gracia, se está abandonando en favor de otro tipo de comicidad, confeccionada por frases ocurrentes, más del estilo de Mark Twain cuando soltó: «No hago bromas, solo observo al Gobierno e informo de los hechos». Y por las historias. El periodista de 'The New York Times' Warren St. John publicó en 2005 un artículo titulado 'En serio, el chiste ha muerto', donde afirmaba que esta creación había fallecido «después de una larga enfermedad de, oh, 30 años», y que en su entierro, «todo eran frases ingeniosas y humor de observación». Añadía: «Una paradoja sobre la muerte del chiste: puede resultar en más risas. Los contadores de chistes, después de todo, están limitados por la cantidad de ellos que pueden memorizar, mientras que el ingenio de observación nunca se queda sin material». Hoy, buena parte son monólogos elaborados con relatos muchas veces personales, también un entretejido de frases ingeniosas sobre un tema...

«El humor es variado, cada uno hallará su forma de hacer, ya sea chiste, monólogo o una frase graciosa»

Kike García

¿Pero de dónde sale todo ese material? Una de las fuentes de risa actuales en nuestro país es el diario satírico en internet 'El Mundo Today', nacido en 2009 de las mentes de Kike García y Xavi Puig, sus directores y redactores. Kike García es, además, uno de los fundadores y profesor de La Llama School, «la primera escuela 'online' especializada en humor», reza en su presentación.

– ¿Alguien sin gracia puede aprender a ser gracioso, a contar historias y provocar la risa?

– Llevo casi 15 años escribiendo humor y soy mucho mejor ahora, así que creo que sí, que lo puedo enseñar si he conseguido mejorar. Hay una parte que sí se puede transmitir. Ahora bien, la cosa es si puedo enseñar lo que yo ya traía de casa. Pero creo que una persona que no tenga ninguna gracia va a poder encontrar la posibilidad de escribir un chiste. El humor es muy variado, cada persona encontrará su forma de hacer, siempre que tenga sentido del humor, ya sea contar y construir un chiste popular como Eugenio o esos que se sueltan en la barra de un bar, o bien un monólogo, o una frase graciosa...».

Recuerda que entre los cómicos que más le influyeron de joven –hoy tiene 39 años– figuran los que considera «más alternativos, como Faemino y Cansado, Pedro Reyes, y también Gila, aunque suene raro llamarle alternativo, pero es que era más literario, no contaba chistes, se inventaba historietas y personajes, un estilo teatral que hoy puede ser el de Raúl Cimas».

Cimas, que se ha hecho famoso por sus hilarantes apariciones en propuestas como 'La hora chanante', 'Muchachada Nui' y sus monólogos y que ha escrito tres libros de cómic compilados en 'Mamotreto. Cómics reunidos' (ed. Blackie Books), aporta también su visión.

«Coge a tu amigo más soso y dile que cuente el mejor chiste del mundo... Será una tarde para el olvido»

Raúl Cimas

–¿Qué significó para usted Gila, con quien Kike García le compara?

– Los que me conocen saben lo que Gila y Eugenio son para mí, junto con Faemino y Cansado, la gran referencia. Aunque es doblemente abrumador, porque Kike y el resto del equipo de 'El Mundo Today' también son referentes. Gila era la imaginación y Eugenio el tempo. Creo que mi niñez fue una buena época de comedia. En la tele estaban ellos, Tip y Coll, y Tricicle… Y me dejo muchos. En el cine, Cuerda y Berlanga aún tenían grandes películas por estrenar. Y eso en España, pues aún me quedaba por descubrir a los Python… A veces me sorprende que en 2021 te digan '¿tú crees que eso lo entenderá la gente?'. Porque esa comedia es la que llevamos en los genes aquí. Por ellos, por Tono, por Jardiel…

– ¿Cómo surgen sus historias?

– Al final es un estudio de campo: el cotilleo. O el compadreo… un poco de todo. Vivir la vida de los demás con intensidad, inmiscuirme en las historias de mis amigos y vecinos y luego pasar horas intentando encontrar la manera de contarlo en las menos frases posibles y en el orden adecuado. Le echo horas. Todos echamos horas. Bueno, todos no, pero a los que no, se les nota un montón.

– Decía Eugenio que, en realidad, su fuerte no era contar los chistes sino interpretarlos. ¿Cuál es el de Raúl Cimas?

– El chiste es una excusa, no es lo importante. Es una excusa para parar, para aplaudir, para beber agua… Es una excusa de alguno para culpar a los guionistas cuando no les va bien… Con el chiste llevas el ritmo, pero sin personaje y sin cuidar la narración no te va a valer de nada tener los mejores chistes del mundo. ¿Recuerdas algún remate, algún chiste de resolución sorprendente con Chiquito de la Calzada? Elige a tu amigo más más soso y dile que te cuente los mejores chistes del mundo. Será una tarde para el olvido seguramente.

Kike García, que quiso ser humorista desde que estaba en 3º o 4º de EGB, aporta en su curso de La LlamaSchool las bases para escribir humor satírico en internet. Aquí ofrece él las pautas a modo de resumen.

  1. 1

    Piensa en cosas que te molesten

No dice mucho sobre la naturaleza humana, pero la forma más fácil de hacer humor sobre algo es pensar en personas, modas, costumbres, expresiones u objetos que te molesten. Pueden ser cosas importantes, como el cambio climático, la muerte o el fascismo, o cosas muy pequeñas, como las migas de pan del sofá, esperar un autobús o la gente que dice 'merci'.

  1. 2

    Ten clara tu opinión o tesis

Escogido el tema, pregúntate: ¿tengo una opinión u observación interesante sobre ello? Si se trata de un tema trillado, ¿puedo decir algo nuevo o, al menos, puedo decir lo que ya ha dicho todo el mundo de una manera novedosa? ¿Puedo resumir esa opinión en una frase? Si eres capaz sirve como título.

  1. 3

    Escoge la premisa

Todas las piezas humorísticas tienen una premisa clara, lo que hace que ese texto en concreto sea divertido. Es el chiste central, el elemento que habrá que elevar y ampliar hasta el final. La premisa debe ser original. ¿Y cuál es la mejor estrategia formal para lo que queremos?

Parodia: por ejemplo, imitar un parte meteorológico hablando de una ruptura amorosa.

La hipérbole: como el diario de una persona que lleva 28 años esperando el autobús.

La ironía: «Estoy deseando que el deshielo de los polos arrase mi casa y poder vivir bajo el mar».

Hablar de algo fuera de foco: cuando ante un tema importante, el narrador se fija en algo que, a priori, no debería importar en absoluto.

El metatexto: usar el propio chiste como objetivo del chiste.

La yuxtaposición: combinar dos elementos que no tienen nada que ver; Martin Heidegger en un concurso de belleza….

  1. 4

    Escribe el título

Marca la norma del juego que seguirás en el desarrollo, con esa única frase que funcione como título y que cumpla esto:

– Que le explique al lector qué va a encontrar en la pieza.

– Que resuma el punto de vista del texto.

– Que deje claro qué es lo divertido de esa pieza.

Que no sea ambigua, misteriosa o juegue al 'clickbait' (búsqueda del pinchazo en internet). Es mejor uno demasiado explícito que uno que deje indiferente.

  1. 5

    Desarrolla el texto

Cuando te bloquees o un texto no funcione, deberás revisar el título para recordar qué es lo que te gustaba.

– Durante el primer borrador, escribe rápido y divirtiéndote. Todo sirve, no te preocupes. El borrador será un listado de chistes, más de los que vas a necesitar.

Ponlos en orden y elimina los peores.

– El primer párrafo debe ayudar a asentar la premisa del titular.

Ve de menos a más. De más verosímil a más ridículo. De menos sorprendente a más loco. Encontrar un equilibrio entre la coherencia y la sorpresa. La base de cualquier pieza humorística siempre será expandir una premisa cómica hasta sus últimas consecuencias, en pasos lógicos y ridículos: si no hay sorpresa, aburre, y si no hay coherencia, aburre porque parece que todo vale o que no está trabajado.

  1. 6

    Corrige

Comprueba el texto y el titular, ¿son coherentes? Revisa que cada frase y párrafo sean necesarios. ¿Todos los párrafos tienen un chiste propio que lleva un poquito más allá el anterior ofreciendo algo nuevo pero coherente? ¿Está, si es posible, lo más gracioso de cada frase y de cada párrafo al final de los mismos?

Cuidado con el ritmo y el tono: combina frases cortas con largas. Párrafos de varias oraciones con alguno que sea una simple palabra. Intenta que todo el texto sea coherente en el tono y que haya una única voz en el mismo.

¿Sabes qué chiste estás contando? A veces un texto no funciona porque combina diversas estrategias. Nunca dejes un chiste abierto a interpretaciones.

Sé original. El humor se basa en la sorpresa. Si caes en clichés, frases hechas, lugares comunes o chistes recurrentes, la pieza perderá fuelle y resultará fácil y aburrida.

  1. 7

    Comparte

Confía en tu trabajo y no tengas miedo de compartirlo. En el peor de los casos será recibido con indiferencia. Hay muchas maneras de compartirlo: en blogs, webs como 'Medium', fanzines, podcasts, 'open-mics', newsletters...

Cuando le preguntaron a Eugenio si un chiste lo cuenta cualquiera, esta fue su respuesta: «Sí, y la guitarra también la toca cualquiera». Ahí va otro suyo: «Esto es un hombre que entra en un café y... ¡chof!».

Los chistes más viejos del mundo

Una investigación publicada en 2008 por la Universidad británica de Wolverhampton, concluyó que el chiste más antiguo de la Historia data del año 1900 a. C. Se trata de un dicho de los sumerios que habitaron el actual sur de Irak y es algo así como: «Algo que nunca ha ocurrido desde tiempos inmemoriales, una joven no se tiró un pedo en el regazo de su marido». A 1600 a. C. se remonta el que es considerado el segundo más antiguo, que llega de Egipto. «¿Cómo entretienes a un faraón aburrido? Pones a navegar un barco lleno de mujeres jóvenes vestidas solo con redes por el Nilo e instas al faraón a ir a pescar». ¿El primer chiste inglés? Pues puede ser este del siglo X y, por supuesto, va de sexo: «¿Qué cuelga del muslo de un hombre y quiere hacer un agujero que ya está hecho de antes? Una llave». El responsable del estudio, Paul McDonald, aclaró que los chistes van variando a lo largo del tiempo: «Algunos adoptan el formato de preguntas y respuestas, mientras que otros son proverbios o acertijos ingeniosos. Pero lo que todos comparten es la voluntad de lidiar con tabúes y cierto grado de rebelión. Los juegos de palabras modernos, los chistes de chicas y el humor de baño se remontan a los primeros chistes identificados en esta investigación».

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