¿Y si hablamos de otra cosa?

«Hay que informarse, claro. pero ¿para qué hablar con el vecino de la desescalada si no sabes cómo va a ser? Hablad de cocina, de música...»

Lunes, 27 de abril 2020

En estos 44 días de encierro solo en las páginas de esta sección hemos publicado más de un centenar de reportajes sobre el coronavirus. A sumar, los cientos de artículos de las otras setenta y tantas hojas del periódico. ¿Y los informativos? Pues salvo la ... predicción del tiempo, también son monotemáticos. Cierto que habría sido raro lo contrario, pero tras mes y medio de confinamiento igual ya es hora de empezar a hablar (también) de otra cosa, ¿no? «Llevamos semanas todo el día a vueltas con el coronavirus. Hay enfoques más derrotistas y otros más esperanzadores, pero siempre el tema es el mismo. Y a eso se le llama 'idea obsesiva'. Que uno queda a tomar el aperitivo con los amigos por skype y el primer comentario es: 'Hay que ver...'. Y no. Antes de llamar a un colega por teléfono pensemos en temas alternativos de los que hablar». La recomendación la hace el psicólogo clínico Enrique García Huete. Y hace extensivo ese consejo 'receta' a los medios de comunicación. «Hay que estar informados, obviamente. Pero alimentar la obsesión solo incrementa el miedo y la incertidumbre. La gente está harta del tema. Necesita ver y leer otras cosas, necesita otros estímulos», insiste García Huete.

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– Desde hoy en esta sección vamos a publicar reportajes de distintas temáticas, aunque todo esté condicionado por esta circunstancia excepcional...

– Fantástica noticia. Cuéntesela a los lectores para que sepan dónde poder leer y encontrar otras cosas –aplaude Huete–.

Cree Juan Francisco Gutiérrez Lozano, profesor de Periodismo Audiovisual en la Universidad de Málaga, que existe «una contradicción» en querer hablar de otra cosa «porque nuestra realidad está tan determinada por el coronavirus...». Pero en lo que quizá es también otra contradicción, anima a hacerlo. «Ya va tocando porque ya no nos aguantamos ni nosotros mismos. Desde el inicio del confinamiento los médicos recomendaban administrar la información y no estar todo el día recibiendo noticias o manteniendo conversaciones de lo mismo porque podía causar más estrés».

– Bien... ¿y de qué hablamos?

– Pues de lo que hablábamos antes. De música, pero no para contar que la pandemia ha obligado a cancelar no sé cuántos conciertos. Hablemos del último disco de este o aquel artista. Es complejo porque el tema es tan tranversal que en las noticias de deportes solo se habla de a ver cuándo pueden regresar las competiciones. Por eso hay que crear cápsulas, temas nuevos que aunque tengan la percha del coronavirus nos lleven a otra cosa. La cocina, por ejemplo, siempre ha sido una temática muy agradecida en la tele y en la prensa escrita ha pasado de ocupar la última página de las revistas de cotilleos a protagonizar grandes reportajes en los periódicos. Pues hablemos de cocina – sugiere Lozano–.

Al nivel que sea, coincide Huete: «Que has comprado unas kokotxas de bacalao. Pues empieza por ahí la conversación con el vecino y cuéntale que vas a estar removiéndolas dos horas. Podéis hablar de la desescalada, sí, pero no sabemos cómo va a ser, así que mejor cuéntale lo que has preparado para comer. Y si antes hablabas con tal amigo de 'fitness' sigue haciéndolo». Se pone él mismo de ejemplo: «Este año mi mujer, mis hijos y yo íbamos a hacer el viaje de nuestra vida: tres semanas en Jamaica. Pues podemos hablar del tema en plan derrotista o decir: 'Venga, nos vamos a Formentera'. Ojo, están ocurriendo cosas muy serias y hay que hablar de las pérdidas, de cómo nos sentimos mal... Por supuesto. Pero no solo de eso».

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Propone Lecina Fernández, psicóloga clínica, la búsqueda del equilibro: «Es hora y es sano hablar de otras cosas, pero no es nelegir entre dos alternativas. Perderíamos mucho si dijéramos 'hay que hablar de otra cosa', ya que es importante que estemos informados de qué ocurre para afrontarlo. Pero igualmente perderíamos si dijéramos: 'No hay que hablar de otra cosa', porque en la vida ocurren más cosas además del coronavirus». Sugiere la experta una actitud activa: «Pensemos: '¿tú de qué hablarías?, ¿a ti de qué te gustaría que hablaran?'. Esto requiere un viaje interior, escucharnos».

Lo que nos va a llevar a desarrollar la «capacidad de instrospección», se felicita Juan Francisco Lozano. «Esta situación puede traer consigo un 'reescalamiento' de los valores sociales, un replanteamiento de quién merece la atención pública. Igual las noticias sobre la actividad de las 'celebrities' en sus redes sociales ya no tienen tanto sentido después de esto... o quizá sí por aquello de recuperar la normalidad de antes. Lo que sí está interesando a la gente ahora mismo son los temas de divulgación científica. La ciencia va a ser la gran beneficiada de esta crisis y atraerá a grandes audiencias», vaticina el especialista.

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Y ahí los medios tienen un campo a explorar. «El periodismo no se puede reducir a la exclusividad de la pandemia, no puede ser un mero notario de los datos relativos a la salud. Tiene que contar otras historias».

Un programa de 'trucos' para aliviar el momento, un buzón de la ilusión y otras ideas

«El 80 o el 90% de la información que ofrecen los medios es sobre el coronavirus. Pero existe un estudio que asegura que la gente está empezando a buscar noticias buenas por internet», advierte Enrique García Huete, director de Quality Psicólogos. Así que interés por otra cosa hay. ¿Desde cuándo?, ¿cuándo nos hemos saturado? «En el caso de la información puede ocurrir cuando deja de ser interesante porque el contenido se repite o porque esperamos una información concreta y concisa y nos encontramos con ambigüedades, porque esperamos respuestas y hallamos dudas...», explica la psicóloga Lecina Fernández. Le preguntamos cómo salir del bucle del monotema, propuestas concretas. Y sugiere lo siguiente: «Se podría hacer un programa de 'trucos' para aprendizaje de cómo llevar el presente, una columna en la contraportada diaria, tres minutos de ilusión positiva antes o después del tiempo o de las noticias, poner en marcha un 'buzón de la ilusión'...». Sin descuidar, obviamente, la prioridad de mantenernos informados sobre la evolución de la pandemia con «información clara, concisa, objetiva y sincera, que ayuda a saber dónde estamos, nos da sensación de control y rebaja la ansiedad». Conocimiento «de lo que ocurre en el exterior» y conocimiento «sobre nosotros mismos»: «Es importante recordar el pasado, cómo éramos antes de que ocurriera esto y también imaginar el futuro, qué queremos ser y hacer cuando esto termine. Pero no hay que olvidar vivir el presente. El presente es el centro neurálgico donde construimos las ilusiones y los proyectos». Esos que llevaremos a cabo cuando esto acabe.

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