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Agosto es el mes de las vacaciones por antonomasia en España. Más de medio país echa la persiana y se da a la 'dolce vita' todo lo que puede o le dejan. Este año, un 76% de los españoles hará algún viaje en esta época por motivos de ocio, según un estudio de la plataforma JetCost. Y en seis de cada diez casos, el destino lo habrán elegido influenciados por las redes, sobre todo, por Instagram y TikTok, según otro informe realizado por la plataforma de comercio hotelero SiteMinder. Habrán visto la experiencia de algún colega o influencer, o les habrá salido publicidad de determinado operador, de vuelos baratos, de alojamientos... Tal es la efectividad de estas redes que en algunos casos hasta facilitan las reservas directas.
«Cuando viajamos a un lugar bonito, la tentación de publicar fotos y vídeos en las redes sociales es enorme. Pero esto genera una cadena que contribuye a que nos convirtamos en viajeros autoindulgentes», advierte Lauren Siegel, profesora de Turismo y Eventos en la Universidad de Greenwich. Esto significa que a veces no tenemos la actitud ni la paciencia necesaria, somos imprudentes, nos olvidamos de disfrutar y solo vamos en busca de la foto... Hay que tener cuidado con esto, prosigue la docente.
Pero es innegable el poder de promoción que tiene sobre todo Instagram y cómo esta red nos ha hecho 'viajar', a veces sin movernos del sitio. Uno de los primeros destinos «con fama de turismo inducido por las redes sociales» es Bali, destaca Siegel. Pero hay más y algunos, cerca. Vamos a hacer un repaso por la geografía patria para encontrar el mejor encuadre de nuestro selfi veraniego.
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Este municipio de Cantabria está siempre en las listas de pueblos más bonitos de España. Ubicado a los pies de los Picos de Europa es innegable su atractivo: la torre del Infantado, las calles empedradas, el paseo por el río... y una gastronomía recia y sabrosa. Consciente de su éxito, la villa tiene hasta dos puntos selfi delante de su edificio más emblemático.
Y es que muchos ayuntamientos han viso en estos marcos que se instalan con la mejor orientación un posible un filón para promocionarse en redes... sin gastar un duro, por cierto. En Andorra, hay nada menos que 35 instalaciones para decirle a sus turistas dónde posar. El fenómeno lleva con nosotros desde 2016.
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Los veranos en Mallorca son de mucho trajín: que si los alemanes, que si la Familia Real, que si los aficionados al ciclismo y al senderismo (posee 44 áreas naturales de especial interés)... Lo tiene todo. Pero una de las cosas que más gusta de la comunidad es su costa. Si navegan por Instagram seguro que han visto más de una y de dos veces Es Caló des Moro, una cala recóndita, a seis kilómetros del pueblo de Santanyí, de apenas 30 metros de largo por 20 de ancho.
El sitio es sublime, pero el turismo que soporta no tanto. Desde que se hiciera tan famoso, los locales no pueden ni acercarse. En junio organizaron una protesta en la que impidieron durante unas horas el paso de los forasteros a la misma. Son las consecuencias más negativas de lo que se llama 'instaturismo'.
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Pero no todo es malo. En Bilbao están encantados con los turistas que se hacen selfis en el Guggenheim. Este museo se inauguró en 1998 y su objetivo era servir de tractor económico de la ciudad, que cambió su perfil industrial por otro de servicios. La villa pasó de un lugar gris y contaminado a una ciudad luminosa donde los mejores arquitectos del mundo han querido dejar su impronta.
El pasado verano fue el mejor de su historia: de junio a septiembre 454.828 personas se alojaron en la ciudad sin contar aquellos que lo hicieron en apartamentos turísticos o pisos sin licencia. La ciudad vizcaína tiene también la suerte de estar a tiro de piedra del Rocadragón de 'Juego de Tronos'.
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La Cola de Caballo de Ordesa es probablemente la cascada más famosa en Instagram de todos los Pirineos a este lado y al otro de la frontera, con permiso de Gavarnie. Si algo bueno nos dejó la pandemia fue el descubrimiento de la montaña como sitio de recreo para toda la población, incluida la menos intrépida. El sendero que lleva a ella, de fácil acceso y bien balizado, es un deleite para los sentidos y un rito iniciático al turismo de naturaleza.
«Esta adquiriendo una importancia cada vez mayor», reconoce Margarita Capdepon Frías, geógrafa y profesora en la Universidad de Alicante en su estudio publicado en el Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles. «Cerca del 9% de los turistas nacionales, unos 15 millones, viajaron motivados por la naturaleza en 2022, según el INE», añade.
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En el turismo actual es inevitable caer en cierto postureo. Todos queremos colgar la mejor foto del sitio. Pero a veces no es el monumento, sino una esquina... o una parada de metro, como en Barcelona. Se ha puesto de moda dejar el móvil en la escalera mecánica de la salida grabándote mientras por detrás de ti aparece el monumento.
La empresa que gestiona este servicio ha tenido que prohibir la práctica por peligrosa. Alegan que al recoger el 'smartphone' los turistas pueden tropezar y caer sobre los peldaños e, incluso, quedar atrapados. El peligro ya no es solo arrimarse demasiado a la orilla de un precipicio. Según un estudio de la Fundación iO (especializada en medicina del viajero), en España se han matado 379 personas por selfis demasiado arriesgados desde 2008. La mayoría han sido por caídas, en medios de transporte y por ahogamientos.
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