Las agujetas son molestas, pero buena señal casi siempre. Son la evidencia de que se ha hecho un esfuerzo. En realidad, un sobreesfuerzo, que es lo que hacemos cuando salimos a correr diez kilómetros de un día para otro o hacemos doscientas abdominales sin tener ... costumbre. Sí o sí, al día siguiente aparecerá un dolorcillo, que irá a más al cabo de dos días y luego irá remitiendo: «Las agujetas son la respuesta normal a un esfuerzo extra y suponen un proceso de adaptación que conduce a una mayor resistencia y fuerza para los músculos», explica el preparador físico de ciclistas Íñigo Urretxua.
Publicidad
Explica el especialista que esta palabreja tan rara de 'agujetas' es la forma coloquial de denominar lo que en medicina recibe el nombre de «dolor muscular de aparición tardía», que es bastante más gráfico, por cierto. Porque estas molestias aparecen horas después de haber hecho el ejercicio: «El pico de dolor se alcanza a las 48 horas. Luego va bajando la intensidad», explica Urretxua.
– ¿Por qué duelen?
– Lo que provoca el dolor son las microrroturas de fibras musculares que se producen cuando el músculo es sometido a un ejercicio que tiene una exigencia superior al que suele realizar de forma habitual.
Así que salen donde se haya aplicado ese esfuerzo: brazos, piernas, abdomen... «Los cuádriceps, los glúteos y los gemelos suelen ser las partes del cuerpo más críticas». Y dolerá en un lugar u otro en función del deporte practicado: «Una de las actividades que más agujetas deja es bajar del monte porque se hace mucho trabajo de cuádriceps, lo que repercute luego en las rodillas. Los atletas, sin embargo, que aplican la potencia con la planta del pie, sufren del talón de Aquiles. Y a los ciclistas, además del cuádriceps, les salen las agujetas en glúteos si pedalean mucho rato sentados».
Así que ni los más entrenados se libran de esta molestia: «Los deportistas profesionales también pueden sufrirlas cuando realizan movimientos físicos diferentes a los que están acostumbrados». Y lejos de ser malas, insiste Urretxua, forman parte del proceso de «adaptación» de esa musculatura a ese esfuerzo al que le estamos sometiendo.
Publicidad
Hablando de 'curas' Urretxua arremete contra «la farsa esa de que se pasan tomando agua con azúcar». Dice que no hay remedios mágicos «pero dormir bien, seguir una buena dieta e hidratarse ayuda a padecerlas en menos medida. También, aumentar poco a poco la intensidad de los ejercicios, no hacerlo de golpe».
– ¿Y eso que se dice de que las agujetas se quitan haciendo más deporte al día siguiente?
– En realidad, los reposos ayudan a curar las microrroturas, pero no hablamos de un reposo absoluto, sino de hacer actividad física suave y progresiva hasta que veamos que nos vamos recuperando.
Publicidad
Aunque no hay zona del cuerpo que esquive las temidas agujetas, sí hay prácticas deportivas que las favorecen: «Lo que deja más agujetas es correr, los ejercicios de musculación y la práctica de deportes de impacto». En el otro extremo, «nadar y pasear», que son igualmente saludables y practicamente nos garantizan ausencia de dolor al día siguiente.
El molesto 'flato' o pinchazo en el costado
Diafragma: «Es un dolor que se suele situar entre el músculo del diafragma, pecho y abdomen. Suele aparecer en prácticas deportivas que implican carrera. Sobre por qué ocurre hay varias teorías», explica el preparador físico Íñigo Urretxua.
Publicidad
Estómago: «Los ligamentos que unen el estómago con el músculo respiratorio diafragma tiran hacia abajo debido a las oscilaciones de la carrera y es entonces cuando se produce el dolor. Esto explicaría que en deportes como el ciclismo o la natación, donde el estómago no oscila tanto, es muy raro que se produzca el flato. Esta teoría también explicaría que cuando comemos o bebemos mucho, al encontrarse el estómago lleno y pesar más, las oscilaciones al hacer deporte serían mayores y habría más probabilidades de sufrir flato. Otra teoría es que debido a la regulación del flujo sanguíneo cuando hacemos deporte, gran parte de la sangre se dirige a los músculos implicados en el movimiento y se restringe la sangre en el diafragma, lo que ocasionaría fatiga y dolor. Según esta teoría, al comer o beber se aumentaría el flujo sanguíneo al estómago y se privaría también al diafragma de recibir la sangre necesaria, con lo cual se fatigaría y daría origen al dolor. Otra de las últimas teorías explica que al sobrecargar el estómago, este roza con el peritoneo, una membrana muy sensible que se irritaría provocando dolor».
Ojo con la cuesta abajo: «Bajando el ritmo de carrera para minimizar las oscilaciones. También una buena amortiguación será importante, tanto en el calzado como en la técnica de carrera. Cuesta abajo habrá más oscilaciones, por tanto procuraremos hacer una carrera más suave.
Publicidad
Sorbos pequeños: «Después de la comida o de haber bebido mucho líquido hay que esperar para hacer deporte, de manera que el estómago no tenga mucho peso y esas oscilaciones o la pérdida de riego sanguíneo no afecten al diafragma. Cuando estemos corriendo y necesitemos hidratarnos, mejor beber sorbos pequeños y constantes que grandes, ya que suponen mucho peso de golpe en nuestro estómago».
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Los Reyes, en el estand de Cantabria en Fitur
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.