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Picar sin pecar. ¿Es posible?

Picar sin pecar. ¿Es posible?

Sucumbir es humano, pero, si vamos a caer, al menos que sea con alimentos poco nocivos

Lunes, 17 de mayo 2021, 00:08

Sí, el verano está a las puertas. Y con él, su ropita escueta que deja al aire los michelines. Por eso, ahora, muchos estamos intentamos eliminar algunos caprichos alimenticios para ver si hay suerte y podemos limar unos centímetros a nuestra silueta. ¿Y qué empezamos a quitar? Sí, esas patatas fritas de bolsa, esos bomboncitos que nos proporcionan un chispazo de placer, la chocolatina que nos sube la moral en el trabajo, los 'snacks' con sabor a queso (o algo así) que caen mientras vemos nuestra serie favorita... Dos secretos para no sucumbir. Uno: a veces lo que tienes es sed y tu cerebro se equivoca, así que bebe antes de lanzarte a comer. Dos: dicen los expertos que el impulso hacia este tipo de alimentos dura de tres a cinco segundos, de modo que, si aguantamos ese tiempo, hay menos posibilidades de caer.

Según un estudio de la consultora Nielsen realizado en 60 países, las ventas de 'snacks' superan los 300.000 millones de euros anuales en el mundo. Los dulces (chocolate, caramelos, chuches) dominan el mercado en Europa y África, mientras que en Estados Unidos se impone lo salado, en Asia los productos refrigerados y en Latinoamérica, las galletas y pasteles. Eso sí, parece que somos un pelín hipócritas, porque, cuando se pregunta a los 'picoteadores', el 18% dice que su 'snack' favorito es la fruta (ja, ja, ja...), seguida en la lista por el chocolate (15%). Solo el 5% elige las patatas fritas u otros productos por el estilo. Como dice Susan Dunn, de Nielsen, «los consumidores quieren un picoteo sano, pero siguen teniendo mucha fuerza las opciones que suponen un capricho».

Sí, a veces necesitamos dulce, grasa, sal a tope... Y no se trata de matar el hambre, sino de satisfacer una ansiedad. Según Núria Coll, experta en salud y alimentación y CEO de la comunidad de nutrición saludable Soycomocomo y Etselquemenges, estos arrebatos que solemos 'solucionar' de la peor manera se deben a que la pirámide alimenticia clásica (la de la OMS, la que tiene en la base los hidratos de carbono como la fuente de la mitad de calorías que deberíamos ingerir al día) «hace que en nuestro cuerpo se generen múltiples picos glucémicos a lo largo del día y el cerebro manda constantemente señales de que hay que comer». En su opinión, si en nuestra dieta ya hubiese azúcares sanos (provenientes, por ejemplo, de la fruta) y grasas saludables (aguacate, pescados, conservas, frutos secos...), nuestro organismo no nos boicotearía pidiendo picoteos dulces y grasos de los 'malos'. Por eso, ella aboga por 'atender' a esas ansias de picoteo, sí, pero sustituyendo los alimentos nocivos y con calorías vacías por otros que contengan lo que nos pide el cuerpo, pero con valor nutricional y menos engorde. Es decir, si te suele apetecer una doble hamburguesa con queso, toma más aguacate y salmón (grasas buenas).

Si vas a hacerlo... haazlo bien

  • Picoteo saludable. Aportan grasas y azúcares 'buenos' Almendras: 20 unidades son unas 125 calorías. Gajos de pomelo, garbanzos tostados, crudités (zanahoria, apio, rábano...), uvas, palomitas de maíz, yogur, hummus, avena, encurtidos (cuidado con la sal), altramuces... Un puñadito o una tacita como de café es suficiente.

  • A evitar ¡Nos van a dar más hambre! Patatas fritas: 230 kcal cada bolsa pequeña (45 gramos), igual que dos filetes medianos de ternera a la plancha. Otros caprichos a evitar: bollería, chocolate con leche o blanco, queso, embutidos...

Un estudio del año pasado de la universidad holandesa de Utrecht concluyó que «mucha gente tiene la intención de comer de manera saludable, pero su picoteo real está marcado a menudo por un consumo elevado de comida con muchas calorías o poco saludable. «Una razón para esta discrepancia puede ser que la gente tiende a asociar lo poco saludable con lo sabroso –explican–. Además, estamos sujetos a un entorno alimentario que anima al consumo de picoteo poco saludable». Sólo hay que ver los pasillos de los supermercados, sobre todo en el entorno de las cajas.

La mayoría picamos entre horas al menos una vez al día (43%), aunque el 35% lo hace en dos o tres ocasiones, según un estudio llevado a cabo por la marca de alimentación saludable Natruly, que señala, además, que más del 60% pica más ahora que antes, tanto si teletrabaja más (26,3%) como si no ha cambiado su situación laboral (35%). ¿Por qué lo hacemos? Casi siempre por razones psicológicas: el 42% de los encuestados asegura que le apetece algo rico para alegrarse el día y un 27% que le gusta descansar así del trabajo. También nos hacen picar la ansiedad (37%), el aburrimiento y la tristeza (24%) y el insomnio (7%). Según este informe, tres de cada cuatro 'picoteadores' se sienten culpables después de 'pecar'.

Si no podemos evitar picar –cada vez son más los expertos que dicen que con tres comidas bien hechas al día no tendríamos que hacer cinco–, debemos optar por algo 'reflexionado' y casero: un pequeño bocadillo vegetal o de fiambre de pavo, por ejemplo, o un yogur, un puñado de frutos secos, fruta, chocolate negro... Algo que nos aleje de las tentaciones de los lineales del supermercado o de las máquinas de 'vending', donde hasta lo marcado como 'light', 'bio' o sano esconde muchas calorías vacías. Es decir, debemos adelantarnos al impulso de comer cualquier cosa y tener a mano (y medidos) tentempiés caseros y sanos.

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