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Isaac Asenjo
Madrid
Viernes, 4 de febrero 2022
El poder los afrodisíacos se rebusca desde tiempos inmemoriales, y cada época de la humanidad parece tener los suyos propios. Si bien ahora se habla del aguacate o el aceite de coco, el Génesis menciona la mandrágora como fruto del deseo, la literatura griega refiere ... las virtudes de los huevos, crustáceos y habas; mientras que el Kamasutra cita una mezcla de leche, miel y semillas de ajonjolí. Sin olvidar, por supuesto, el clásico del chocolate o la canela. Sin embargo, antes de que alguien se disponga a hacer la compra para una velada romántica, hay que mencionar que una reciente investigación desmonta cualquier esperanza de aumentar la líbido con snack alguno.
Los expertos aseguran que no existe ninguno que encienda de por sí el deseo sexual. Ni ostras, ni fresas con nata, ni cuerno de rinoceronte ni mejunjes. El juego en la cama es cuestión de hormonas y neurotransmisores. Más concretamente, es cosa del septeto que forman la dopamina, la noradrenalina, la serotonina, la testosterona, los estrógenos, la oxitocina y el cortisol. Un 'dream team' de la alegría y el gozo.
La experta en nutrición Ana Belén Ropero Lara aborda el asunto y califica de decepcionantes los resultados obtenidos tras un repaso a través de la base de datos de PubMed, donde están recopiladas todas las publicaciones de investigación en materia de salud. La docente, bioquímica de formación, explica en un artículo que varios estudios realizados en Italia y en Estados Unidos determinaron la nula relación entre el apetito sexual y la ingesta de chocolate o fresas. Por otro lado, lo que la ciencia ha constatado es un aumento de testosterona en sangre con el consumo de ostras. ¿La mala noticia? Que ha sido en ratones y no en humanos.
Así que por mucha feniletilamina que tenga el cacao, la arginina de las legumbres o el cinc de la carne roja no contienen los suficientes componentes químicos que generen en el organismo una respuesta de excitación sexual.
«La mente es el afrodisíaco más potente. Es muy difícil evaluar si algo de lo que una persona toma como afrodisíaco tiene realmente ese efecto o no, ya que el efecto placebo en un producto suelen tener algún efecto en la sexualidad», apunta Alicia López Losantos, psicóloga y mediadora especializada en relaciones de pareja. La experta, aunque reconoce que hay alimentos que pueden ayudar a mejorar nuestro estado de ánimo, considera que lo afrodisíaco es una mezcla de cosas: el tipo de alimentos que tomas y lo que hay alrededor:
«Una comida especial con misterio, morbo... que sea disfrute de varios de los sentidos como el gusto o el olfato, y en un entorno cuidado, íntimo y confortable... En definitiva, que deje volar la imaginación para que la noche acabe en memorable. Todos los pensamientos, sentimientos y sensaciones placenteras corporales están mediados por la actividad de algunas de nuestras neuronas». Así, un estímulo neutro, como un hielo, cuya función es enfriar una bebida, podría utilizarse en juegos sexuales y tomar un cariz erótico.
No obstante, para tener una vida sexual satisfactoria, la alimentación también juega un papel importante. «Debemos llevar una dieta sana, rica en frutas, verduras, lácteos, pescado y cereales, para evitar el desarrollo de patologías como la diabetes o la arterioesclerosis, que puede provocar un deterioro del riego vascular y, en consecuencia, una disminución de las erecciones en los hombres y de la libido en la mujer», explica Fernando Cordido, catedrático de Endocrinología y Nutrición en el Hospital A Coruña.
Así, establecer una lista cerrada de productos afrodisíacos carece de sentido. Según apunta la especialista, algunos alimentos cuentan con una apariencia física que evoca la sensualidad, en forma o color, de los órganos genitales, pero de ningún modo van a incitar o provoque el deseo sexual por sus componentes y nutrientes.
«Científicamente, la única sustancia que provoca erección en el hombre son la yohimbina y la cantaridina.Pero ambas provocan efectos secundarios y se desaconseja su uso», advierte Losantos.
Pero no solo es cuestión de comida, a la bebida también se le ha atribuido tradicionalmente una capacidad afrodisíaca. ¿Es así? «El alcohol produce una deshinibición a nivel cerebral y un mayor riego sanguíneo, por lo que favorece el flujo en la zona genital y facilita la excitación y las ganas de llegar al orgasmo. Aunque en cantidades muy altas es absolutamente contraproducente y puede provocar en el hombre disfunción eréctil», asegura la experta.
Ahora bien, en el imaginario colectivo no es lo mismo enfrentarse a una cita en la que haya de por medio un espumoso con fresas que unas patatas con ali oli. ¿Quiere esto decir que las fresas nos vayan a garantizar una mejor predisposición sexual que las patatas? Como alimento, no, pero al generar un contexto determinado, podría tener ese efecto ansiado.
La disfunción sexual afecta a varios millones de personas en España. En números concretos, se estima que un tercio de las mujeres en edad previa a la menopausia padece alguna forma de esta y, en cuanto a los hombres, son entre 1,5 y 2 millones los afectados, según los datos que recoge la Sociedad Española de Medicina de Familia. Cáncer, diabetes, medicación, hipertensión, problemas cardiovasculares o depresión son algunas de las causas que provocan esta disfunción a personas de ambos sexos. En lo que respecta a las soluciones, aparte de los tratamientos farmacológicos prescritos por profesionales, en los casos más extremos existen dos alternativas con evidencia científica comprobada: las inyecciones intracavernosas y la opción quirúrgica con la prótesis de pene.
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