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Durante las comidas, mejor no beber agua; cuando la fruta se toma de postre fermenta (¡!) y dificulta la digestión; un vaso de agua con el zumo de un limón en ayunas purifica el intestino; unas pastillas de alcachofa al día serán suficientes para que la ... grasa acumulada en las piernas desaparezca tras cada visita al inodoro; pasar 18 horas sin comer cada día sienta de maravilla al organismo... Haga memoria: ¿cuándo fue la última vez que hizo un hueco en sus hábitos a eso que le recomendó su vecino o que vio publicado en su 'muro' sobre la mejor forma de alimentarse? ¿Esta misma mañana? ¿Ayer? No sería raro. Al contrario, es lo normal. La anécdota protagonizada hace poco por Ainhoa Arteta en MasterChef, al decir «no, el pan no engorda; la que engorda soy yo», nos representa.
La confianza ciega que gran parte de la población otorga a personas sin avales oficiales sobre los milagros de una u otra forma de alimentarse ha derivado en que multitud de mitos infundados formen parte de creencias populares muy arraigadas. Pero una mala pautas de alimentación no es algo inocuo. Quizá adelgace, pero no con salud. Mañana, que se celebra el Día del Dietista-Nutricionista, los titulados y colegiados en la materia han puesto en marcha una campaña informativa para alertar a la población del peligro que conlleva seguir los consejos de falsos expertos en la materia. Este año de cuarentenas, ansiedades, hábitos alterados y mucha pantalla, los intrusos están floreciendo más que nunca al calor de las redes sociales y los incautos que pican en sus anzuelos se multiplican.
El Colegio Oficial de Dietistas-Nutricionistas de la Comunitat Valenciana (Codinucova) es uno de los organismos que ha centrado su celebración de este año en la lucha contra este intrusismo. Respaldados por la institución de ámbito nacional, ha vuelto a llamar la atención sobre el incremento de este fenómeno, especialmente con el estado de alarma. Un informe elaborado sobre este particular recoge que las denuncias registradas entre los meses de marzo a mayo de este año 2020 han duplicado con respecto a las registradas en el mismo periodo del año anterior. «Prácticamente todas ellas se refieren a perfiles que, a través de cuentas de Instagram, pautan dietas o cobran por realizar asesoramiento nutricional sin ser profesionales», señala Rocío Planells, gerente de la entidad.
La citada red social es la más utilizada por los adolescentes y esto es algo que «preocupa especialmente» al colectivo de nutricionistas. «Durante el confinamiento hemos tenido la oportunidad de cambiar hábitos pero también de perpetuar aquellos no tan saludables, como el sedentarismo o la mala alimentación. Muchas personas han recurrido a las redes sociales para buscar consejo o asesoramiento y se han dejado guiar por perfiles que han resultado no ser dietistas-nutricionistas», añade Planells.
A veces el engaño de estos falsos gurús que piden confianza ciega en su fórmula es muy burdo; harían sospechar al más incauto. Y, sin embargo, muchos siguen cayendo. Natalia Ortega, psicóloga clínica, explica el por qué de este fenómeno. «La promesa de un bienestar inmediato (en este caso perder peso) nos daría ese refuerzo positivo que nos haría sentir bien en un contexto que, además, ahora es hostil; y esto es lo que nos engancha».
A esta circunstancia relativa a la psicología humana, algo en lo que sí parecen ser expertos estos 'gurús' sin titulación, hay que añadir circunstancias como la consideración oficial que tienen los Dietistas-Nutricionistas. . Desde el año 2011 existe el grado de Nutrición y Dietética, que sustituyó al antigua diplomatura y que es una carrera universitaria perteneciente a la rama de Ciencias de la Salud, con un plan de estudios de cuatro años. Ahora bien, estos especialistas no están integrados como tales en el Sistema Nacional de Salud. Los planes nutricionales los asumen otros profesionales médicos no especializados.. «Esto podría explicar en parte por qué somos una de las profesiones más castigadas por el intrusismo: nuestra figura no se percibe como un profesional sanitario», explica Paula Crespo, presidenta del citado Colegio de Nutricionistas.
Puede que esto también contribuya a que nos fiemos de cualquiera. Según el contenido de las últimas denuncias interpuestas, los retos a corto plazo prometidos en los perfiles de establecimientos como gimnasios, clínicas de estética y hasta tiendas de comida preparada, donde se complementa la oferta con 'consejos nutricionales', son un buen caldo de cultivo para estafas. Junto a esto, también se han detectado grupos de Facebook que se erigen públicamente en expertos (sin justificar su titulación) y promocionan sesiones de 'coaching' nutricional previo pago. También abundan las páginas de personas que ofrecen consejos varios, cuyo mayor reclamo son ellas mismas y su aparente bienestar físico y mental. Muchas ofrecen consulta online, cursos por un módico precio y venta de 'productos milagro', sus fuentes de ingreso. Ante la gran casuística que campa a sus anchas por la red, Crespo se pregunta: «Igual que se hace con otras cuestiones, ¿por qué no se pone esfuerzo en regular el anuncio de la intervención nutricional en internet? El grueso del intrusismo está ahí».
La experiencia en consulta de estos profesionales justificaría este control, a tenor de los pacientes mal aconsejados que ven en busca de ayuda. El perfil más vulnerable es el que corresponde a mujeres cercanas a la menopausia (o ya en ella), en una edad en la que la pérdida de peso es un proceso más lento y mucho más costoso, que actúan a la desesperada. La consecuencia de asumir pautas alimentarias que no están pensadas para uno están a la orden del día en las consultas: ganancias de peso excesivas y mucho más rápidas; productos supuestamente dietéticos que han hecho mala interacción con medicaciones; déficit nutricional por dietas muy restrictivas que sustituyen comidas completas por otros productos, etc.
«Se tiene la idea de que todo lo relativo a la alimentación es inocuo, pero no es así. Hemos encontrado personas con patologías graves que, por ejemplo, por haber eliminado un alimento que le sentaba mal, no ha salido a flote su patología real y no ha sido tratada. Es decir, puede que no provoque una enfermedad grave, pero una mala dieta sí puede empeorar el pronóstico de patologías (endometriosis, celiaquías y otras intolerancias, problemas de tiroides, etc.) que sí lo son», concreta Crespo.
El único antídoto para quitar la careta a estos falsos expertos en dietas y nutrición es pedir al Colegio Oficial de su comunidad la lista pública de sus miembros. Si no figura en ella, controle la tentación de probar sus métodos.
Rápido y espectacular. La promesa de un cambio radical en el plazo de unos dos o tres meses –lo más habitual– es el primer signo de alarma. Muchos profesionales utilizan imágenes del cambio que han experimentado sus pacientes, pero nunca son el reclamo en sí mismo de su servicio como profesional. Cuando lea pierda 10 kilos en dos meses, pase de largo sin ni siquiera leer el mensaje.
Sin esfuerzo. El mayor problema que tienen las personas que se someten a dietas de adelgazamiento es que, más que esfuerzo, necesitan disciplina, orden, atender a una serie de pautas a la hora de preparar la comida diaria y, además, ser capaces de sostenerlo en el tiempo. Los falsos gurús siempre le dirán que no le va a costar nada, salvo dinero.
Productos asociados. Otro de los rasgos característicos es la venta de productos, creaciones del propio falso nutricionista o asociados a su figura, de venta obligatoria para realizar la dieta. Un profesional titulado nunca receta productos que le supongan un lucro directo.
Uno para todos. Un nutricionista titulado siempre estudiará al detalle sus circunstancias, valorará sus necesidades y diseñará su plan para lograr un objetivo que tenga un estandar de salud adecuado. Si lee que a 'Mr. X' le ha cambiado la vida el ayuno intermitente, no quiere decir que a cualquiera le funcione.
Restricciones excesivas. Cuando las dietas o planes nutricionales pasen por excluir determinados tipos de alimentos sin motivo aparente empiece a dudar de su conveniencia.
Sin formación Libros, cursos, conferencias, artículos, fotografías, resultados... Cuanto más adornado esté el perfil del 'gurú' más busque el apartado donde muestre su titulación oficial.
No colegiado. Un intruso de la profesión no tendrá número de colegiado. ¡Pídalo!
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