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El naturalista Carlos de Hita, que lleva tres décadas grabando sonidos de la naturaleza, es una especie de 'notario' de voces que, en muchos casos, están empezando a escasear. Su currículum señala que es escritor, guionista, artista sonoro, técnico de sonido especializado en los ... sonidos de la naturaleza... y que incluso ha estado nominado a un 'Emmy' propuesta de National Geographic. Pero si hay que definirle de una manera más global, deberíamos decir que, ante todo, es un apasionado de la naturaleza que no entiende su amor si no va acompañado de respeto por lo grande y por lo pequeño. Y eso le ha llevado a viajar por todo el mundo con su inseparable micrófono y todo su aparataje. Desde su casa, en medio del campo, el autor de 'El sonido de la naturaleza, un calendario sonoro de los paisajes de España' (Anaya Touring), nos habla de su trabajo, de su afán por recoger esa sinfonía de lo salvaje que, en plena crisis medioambiental, se está empobreciendo de forma preocupante. Al final, las personas como él –comprometidas, discretas y pacientes– también escasean.
-¿De dónde le viene la vocación de grabar sonidos d ela naturaleza?
-¡De antiguo! Yo era el naturalista que buscaba animales para los documentales de TVE. Y me divirtió, vi que se adaptaba a lo que me gustaba, a la actitud contemplativa... Otros técnicos de sonido llegan procedentes del mundo de la música o del cine, sin embargo yo lo hice desde la naturaleza.
-¿Como buen 'buscador', qué sonido le queda por grabar? ¿Algún reto pendiente?
-No me planteo retos. Lo de los docuemntales es... a ver qué sucede, qué va pasando. Aunque es cierto que cada vez hay filmaciones y grabaciones que son más escurridizas. Yo llevo 30 años grabando y es, al final, el relato de una crisis. Y no lo digo yo, lo dice la ciencia: en el campo cada vez faltan más voces, de pájaros, de insectos... Para la ciencia son números, pero para nosotros es la música.
-¿Pero tan perceptible es ya la pérdida?
-Sí, sí, la percibidos ya. Hay menos variedad y menos riqueza. Estamos asistiendo a un empobrecimiento del concierto musical. Vamos hacia lo que llaman primavera silenciosa.
-En este contexto, su trabajo cobra todo el sentido. Si hay sonidos que se están perdiendo, grabarlos es una manera de salvarlos para la posteridad...
-No se trata tanto de mostrar lo que está desapareciendo sino de enseñar cómo se va modificando el elenco de voces. Hay aves esteparias en terrenos rurales, por ejemplo. También se nota en los insectos: antes las abejas me lo ponían difícil para grabar con sus zumbidos, pero ahora cada vez se oyen menos y más bajo. Hay muchas alteraciones. En los bosques maduros se nota menos, faltan animales, pero no es tan notorio.
-Paradójicamente, buscamos sonidos naturales en grabaciones para hacer meditación, ya que la ciencia dice que el sonido de la broida, del agua y de los pájaros 'relajan' el cerebro...
-El cerebro busca de lo que carece. Y el desenganche con la naturaleza está siendo tan grande que deja un vacío...
-¿Debemos acercarnos más a la naturaleza?
-Eso requiere sosiego y respeto... y a veces, con tanta divulgación logramos que la gente se confunda. Van al campo y creen que van a escuchar o ver animales en unos segundos. Y eso no es así. A veces para una grabación de unos pocos segundos tengo que estar horas y horas de espera. Pero la sociedad nos está educando en el no esperar, al ritmo de las redes sociales, y la gente no aguanta. Y si vamos en este plan, vamos a ser unos intrusos, para acercarnos a la naturaleza necesitamos paciencia hasta el aburrimiento. Se dice que 'una buena espera en el campo nunca decepciona'.
-¿Qué le queda por grabar que le haga especial ilusión? ¿alguna asignatura pendiente?
-Soy un iconoclasta.Todo me gusta, escuchar la naturaleza tal cual. También el silencio de una noche de invierno o las chicharras en un día de calor.Y alguna vez he renunciado a buscar un aminal para grabarle. Pasa con el urogallo, es muy difícil oírles porque se están extinguiendo.Pueden correr más peligro por nuestra presencia.
-¿Algún animal totémico?
-La grulla. Son bellísimas y muy ruidosas.
-¿Qué animal se lo ha puesto más difícil a la hora de grabar?
-El lince ibérico, que maúlla de noche, es el más complicado de grabar bien. Su sonido cuando están en celo, es como de un gato destemplado.
-¿Algún sonido que le conmueva?
-El aullido del lobo. Te hace viajar al pasado, a tus miedos. He estado dentro de una manada de lobos, con dos machos alfa aullando. Y ese momento...
-¡Qué mal rollo!
-No, se aullan entre ellos. Y es por amistad, aullan para reafirmar vínculos.
-La ignorancia nos hace tener miedo de sus conversaciones amistosas. Ya no entendemos su lenguaje.
-En la naturaleza, generalmente, lo que suena no es una amenaza. Un animal cazando no hace ruido.
Gran archivo El archivo sonoro de Carlos de Hita es uno de los mejores del mundo. No sólo ha recorrido la Península Ibérica con su enorme micrófono para captar los distintos paisajes sonoros en distintas épocas. También ha viejado por África, Asia y América para salvar sus voces. De hecho, la mayor parte de las grabaciones que aparecen en este reportaje han sido cedidas por él.
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