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Sandra y Gonzalo se dieron el 'sí quiero' en septiembre. Igual que los invitados tuvieron un detalle con ellos, la pareja les correspondió con un regalito muy original: un kit antirresaca que incluía un botellín de agua y un ibuprofeno de 400 gramos, de los ... que se venden en la farmacia sin necesidad de receta. Esta misma ocurencia la están teniendo cada vez más novios. Como antaño se regalaba el puro o las cajitas de cigarrillos, o en la era más moderna el pendrive con las fotos del enlace, hoy lo que se llevan son los lotes para reponerse de una noche de excesos. Kits que incluyen desde chucherías hasta tiritas o medicamentos; y que los novios pueden comprar online –la unidad suele salir entre 1,50 y 6 euros–, o preparar ellos mismos, como hicieron Sandra y Gonzalo. «Nos pareció un detalle novedoso y útil, sobre todo porque nuestros amigos suelen tener resaca cuando salen de fiesta», explica la pareja, que asegura que los convidados que se llevaron el kit «lo agradecieron mucho». «Al final, un ibuprofeno se lo toma todo el mundo», opina Sandra.
Lo que debiera ser una anécdota dentro del variopinto mundo de los detalles de boda, está adquiriendo entre la comunidad farmacéutica forma de alarma, al considerar un peligro repartir medicamentos tan a la ligera y sin pensar en las posibles consecuencias. «La gente cree que tomarse una pastilla para la acidez o el dolor de cabeza no va a producir ningún efecto dañino, y sí un beneficio a corto plazo, pero esta idea hay que intentar erradicarla», advierte Diana Viñuela, farmacéutica de atención primaria de Sanidad de Castilla y León (SACYL) y portavoz de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP). «El uso de antiinflamatorios como el ibuprofeno, por ejemplo, lleva asociado un riesgo gastrointestinal, cardiovascular y renal; mientras que la domperidona –utilizada para el tratamiento de náuseas y vómitos– puede provocar arritmias cardiacas», advierte la especialista.
A propósito de los kits antirresaca, la experta hace hincapié en que los riesgos de los efectos aumentan si dichos fármacos se combinan con otros que se estén tomando habitualmente, como ocurre con las personas que se encuentran bajo tratamiento, las que tienen enfermedades crónicas y, en muchos casos, los invitados de mayor edad.
Por otra parte, no hay ningún estudio científico que demuestre que tomarse una pastilla antes de acostarse para evitar la resaca del día siguiente sea beneficioso o surta efecto. Es más, algunas bebidas alcohólicas, especialmente el vino y la cerveza, contienen una sustancia llamada tiramina que se produce de forma natural y que, combinada con medicamentos, favorece la aparición de vómitos, náuseas y malestar en general.
Más allá de la cuestión de la salud, también hay que tener en cuenta las consecuencias legales. La Ley de Garantías y Uso Racional del Medicamento en su Título I, artículo 3, recuerda que la custodia, conservación y dispensación de medicamentos de uso humano corresponderá exclusivamente a «las oficinas de farmacia abiertas al público, legalmente autorizadas y a los servicios de farmacia de los hospitales, de los centros de salud y de las estructuras de atención primaria del Sistema Nacional de Salud para su aplicación dentro de dichas instituciones». Por ello, destaca Viñuela, «la utilización de medicamentos por iniciativa propia debe realizarse de una manera responsable y es necesario disponer tanto de información adecuada sobre cada uno de ellos como del consejo de los profesionales sanitarios para evitar problemas».
Preguntados por esta cuestión, los responsables de Oh My Kit!, una tienda online especializada en la confección de kits para celebraciones, entre los que están los lotes antirresaca, advierte que en los paquetes que ellos comercializan no incluyen medicamentos. «Solemos incluir chucherías, toallitas, sobres de café o tiritas, e incluso tenemos un caramelo al que llamamos 'ibuprochuche', pero no trabajamos con fármacos porque no tenemos licencias para distribuirlos ni tampoco la necesidad de correr riesgos», expresa Beatriz Sánchez, una de las fundadoras de la marca, que en 2019 vendió más de 2.000 unidades de estos productos. Lo que sí incluyen, en algunos casos, son complementos alimenticios que ayudan a metabolizar el alcohol como, por ejemplo, el famoso Mano de Santo, una bebida rica en vitaminas que obtuvo gran atención mediática en octubre al estar presente en la boda de Rafa Nadal y Xisca Perelló.
La empresaria reconoce que algunos clientes le insisten para que los lotes incluyan fármacos, aunque la mayoría entiende la política de la empresa. «Hay quien nos pide que dejemos las bolsitas abiertas para que puedan meter ellos los medicamentos», cuenta. En este caso, Sánchez se asegura de no tener problemas exigiendo al futuro matrimonio un correo electrónico donde asumen toda la responsabilidad del contenido definitivo de los kits.
Según la SEFAP, el surgimiento de esta moda ha resultado de la combinación de dos tendencias en auge. Por una parte, la medicalización que la sociedad hace de cualquier actividad o situación de la vida diaria y, por otra, un posible repunte de la industria de las bodas tras haber superado, en parte, las consecuencias de la crisis económica de 2008.
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