¿Humor contra los complejos femeninos?
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Es un arma de doble filo, «nefasta» en casos patológicos pero sana para la gran mayoríaAhí va la pregunta del millón: ¿qué es una mujer perfecta? ¡Menuda engañifa! ¿Acaso existe? Igual sí, en un mundo imaginario donde convive con unicornios y hadas. Y, aun así, es una meta que quita el sueño a muchas, que se obsesionan, en mayor o menor medida, con supuestos defectos o carencias. Ir cumpliendo años y perder la lozanía de la juventud, experimentar cambios físicos o no tener mucho sexo en una sociedad donde esto se considera casi una discapacidad... Todo da vergüenza y acompleja. Así lo refleja la autora francesa Emmanuelle Martinez en su libro 'Ajo y agua. La antiguía de la mujer perfecta' (Editorial SUMA), donde viñeta a viñeta se tocan con humor estos y otros complejos femeninos y también los tópicos que los rodean. «No merece la pena intentar ser perfecta, porque corres el riesgo de aburrirte después –explica Martinez–. Creo que no empeñarse en la búsqueda de la felicidad ayuda a quitarse de encima gran parte de esa presión». Para Júlia Pascual, psicóloga y 'coach', el humor es una buena arma para lidiar con los complejos «en la población general», pero en casos patológicos es una maniobra de inicio «nefasta». Eso sí, la experta señala que reírse de un complejo es un signo de 'curación'.
Perder la juventud es duro y unas lo llevan mejor que otras. «Es uno de los principales factores que nos pueden obsesionar. Durante nuestra vida no trabajamos suficientemente el miedo a la enfermedad y la muerte. Esto lo hemos visto ahora con la crisis del Covid y se ve continuamente con el temor a envejecer», indica Júlia Pascual (www.juliapascual.com), que en su consulta se encuentra con muchos casos de mujeres que se acomplejan al hacerse mayores.
Según explica, las mujeres no sólo vinculan el hecho de cumplir años a la mala salud y la muerte (que es el problema de fondo), sino que se centran en su temor a «hacerse feas, y por eso se obsesionan con taparse, por ejemplo». Esto, desde el punto de vista psicológico, supone una huida y un síntoma de temor que al final produce infelicidad. También la menopausia es un momento propicio para que surjan complejos. «Existe mucho temor entre las mujeres a no ser deseables, al cambio físico, a no disfrutar de las relaciones sexuales....», enumera.
Según la experta, hay que entender que «la carcasa» no lo es todo; que, aunque suene a tópico, la belleza es subjetiva y que sin una buena actitud no hay belleza que valga. En el libro de Emmanuelle Martinez, la protagonista Fleur de Mamoot, una pelirroja muy loca, muestra sus pechos caidongos, sus michelines y sus problemillas a la hora de hacer ejercicio para tener un cuerpo joven, todo con mucha ironía. Emprende el camino para ser una mujer perfecta, pero se le tuerce. «Si las mujeres tenemos inseguridades, no tienen por qué resultar paralizantes. Al fin y al cabo, surgen cuando somos capaces de reflexionar, cuestionarnos y autoanalizarnos. Los únicos que nunca dudan de sí mismos son los tontos. Y tampoco es culpa suya», afirma categórica la autora.
En una de las viñetas de 'Ajo y agua', la pobre Fleur se está pintando con brochita y pintura marrón las líneas de la 'tableta' de abdominales en su tripa regordeta y desplomada. «Digo yo que menuda potra tengo de saber dibujar». Una salida descabellada... Aunque es cierto que a veces las mujeres hacen casi cuaquier cosa por 'reparar' defectos que ellas creen terribles y que en el fondo son habituales. Júlia Pascual, que aplica la llamada terapia breve estratégica en una clínica barcelonesa, cuenta que ella trabaja mucho con ciruijanos plásticos y con pacientes que quieren quitarse sus defectillos a golpe de bisturí. «Yo siempre les digo que son aptas para ir al quirófano cuando acepten su complejo. ¿Paradójico, verdad? Y es que un cirujano no te puede operar la autoestima, eso lo debes hacer tú solita», recalca. Por eso, según cuenta, algunas mujeres que empiezan, por ejemplo, a hacerse los pechos, luego van a por la nariz, el abdomen, la papada... y se meten en una rueda de la que es difícil salir. Tienen de fondo un problema de autoestima que no han solucionado. «Deben aceptar que la aceptación total no existe», sentencia la psicóloga, que explica que las mujeres acomplejadas ya en grados altos están irritables, en medio de un «sacrificio constante y obsesivo». Como profesional, les ayuda a que «dejen de luchar, de esconderse y de controlar permanentemente las partes del cuerpo que no les gustan, porque es la única forma de llegar a quererse a sí mismas, por fuera y por dentro». Ella pone el ejemplo de la celulitis, que trae de cabeza a la mayoría de las mujeres. La industria cosmética se aprovecha del complejo, de esta «debilidad», para ganar dinero, cuando es normal que las mujeres acumulen grasa en ciertas zonas.
Algo que últimamente acompleja mucho a las mujeres es no tener pareja o llevar una vida sexual pobre o inexistente. Lo ven como un fracaso en una sociedad hipersexualizada donde esto puede significar que no gustas, que no encajas... y por ello hacen como con sus michelines, tienden a ocultarlo. «Debemos empoderarnos como mujeres. Primero, teniendo más información sobre la menopausia y todos los cambios físicos. Y, luego, dando importancia a la autoestimulación», recalca Pascual. Según la psicoterapeuta, «hay estudios que avalan que una buena relación sexual con una misma mejora la autoestima y reduce los complejos». Si la interacción con tu cuerpo es sana y satisfactiroria, también será mejor con otras personas. «Si no sabes bailar sola, menos aún en pareja», ilustra Pascual. Por eso, ella recomienda empezar por uno mismo para acabar con el complejo de no tener relaciones con otros. «Tú no tienes que depender de nadie», recuerda.
Tal y como desvela, ese imperativo social de que hay que copular porque, si no, eres un ser extraño está llevando a su consulta a muchas personas. «Cada vez hay más deseo sexual hipoactivo (pocas ganas de hacer el amor). Incluso entre parejas jóvenes. Y es por esa idea de que hay que 'puntuar'», explica. Esa presión conduce al efecto contrario: a que baje el deseo. Para Fleur, la protagonista de 'Ajo y agua', que todo lo hace regular, es importante ligar, claro. Dice sus mentirijillas, se ríe un poco del ego de los hombres y se toma a veces el sexo como un 'deber' («¿Hacemos ahora el amor y así luego vemos una serie, de tranquis?», le dice a su chico). No, Fleur no es un dechado de virtudes. Ni falta que le hace. Júlia Pascual da la clave: «¡Cuanta más perfección buscas, más imperfecta te ves!».
Fleur, como toda mujer imperfecta lucha -más o menos- contra los tópicos en 'Ajo y Agua' (Editorial SUMA). A su manera, claro.
1. Competitividad entre chicas En 'Ajo y agua', la protagonista admite con cara de póker que su silueta es un desastre, por ello busca amigas más gordas que ella y dice que las mujeres con tipazo lucen así de bien porque llevan bikinis negros que estilizan.
2. Hartazgo tras años casada El tópico dice que, tras años casada, pierdes el interés por el marido. Fleur se lo dice a sus amigas y cuando puede cuenta los días, semanas y años que lleva en pareja.
3. Sin ganas de sexo... El libro aborda el tópico de que las mujeres muchas veces se toman el sexo como un quehacer doméstico.
4. ... O con muchas ganas La antiheroína sí que toma la iniciativa en el sexo. Lo que pasa es que a veces no es oportuna y la cosa termina en desastre. El problema es de sincronización.
5. Mola cabrear a la pareja Fleur admite que, cuando se aburre, se cabrea con el novio para entretenerse. ¿Nos suena de algo?
6. Problemas con las tallas Como toda mujer, la mujer imperfecta que es Fleur las pasa canutas en los probadores de ropa y, sí, se lleva ropa más pequeña de la que necesita porque le asusta usar una talla mayor.
7. Odiamos a las parejas de nuestros ex Es un tópico, ¿no? Pero parece que nunca nos acaban de gustar las parejas de nuestros ex. Si acaso, empiezan a caernos bien cuando nuestra propia relación se rompe.
8. ¿El tamaño importa? A la mujer imperfecta, llena de complejos que no le amargan la vida, le gusta también mofarse de las inseguridades de los hombres. Lo malo es que a veces descubre que lo que tienen es un ego enorme. Sobre todo en lo que a sus genitales se refiere
9. Ocio... muy limpio ¿Tópico o realidad? ¿Aprovechan las mujeres su día libre para limpiar la casa aunque les avergüence admitirlo? Fleur lo hace.
10. Instinto maternal sobre todo La mujer imperfecta quiere a sus hijos, claro. Pero también se desespera y se va de copas cuando puede.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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