Óscar Beltrán de Otálora
Jueves, 6 de agosto 2020, 00:05
Mucho cuidado. Este es un lugar que no se debería visitar, y mucho menos aventurarse en su interior. Las Mánforas. Corazón de los Picos de Europa, en el término municipal de Camaleño, Cantabria. Allí se encuentra esta antigua explotación ya abandonada. Cada poco tiempo, el ... grupo de rescate de la Guardia Civil de Potes tiene que intervenir para salvar la vida a un montañero que se ha quedado atrapado en alguna de las minas que horadan el macizo montañoso. En el caso de Las Mánforas, su acceso está bloqueado con losas de hormigón, pero a su alrededor todavía hay cavidades peligrosas.
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Cuando algunos se quejan de un trabajo duro, deberían pensar en Las Mánforas. Esta mina de zinc y plomo entró en funcionamiento en 1856 y su construcción, actividad y mantenimiento merecen una narrativa de lucha contra la naturaleza despiadada. Repasemos un par de datos: se encuentra a 1.600 metros de altitud, en un lugar en el que los inviernos pueden ser crueles, casi polares. Las condiciones para extraer el mineral eran tan duras que, entre los meses de noviembre y mayo, se decretaba su cierre. Aguantar allí arriba era una labor suicida. Hasta carecía de las típicas torres mineras porque las avalanchas de nieve las arrasaban de forma periódica.
Se puso en marcha en una época sin camiones; las mulas y los caballos constituían el único recurso para acarrear los materiales y activar el trabajo. Los mineros y los técnicos tenían que pasar semanas encerrados en unos refugios tubulares, ante la imposibilidad de ir y volver en el día a cualquiera de los pueblos más próximos.
Todo lo que tiene que ver con estas explotaciones es excesivo. En 1950, por ejemplo, un ingeniero ruso apellidado Kachinski se propuso encontrar más vetas en las galerías de la zona por las bravas. Hizo estallar dos toneladas de explosivos en el interior de la cercana mina de La Canal del Vidrio. La deflagración abrió grietas como zarpazos de un titán en algunas paredes rocosas, pero sin resultados rentables. La mina ya no daba más de sí.
Los últimos años de vida de Las Mánforas se centraron en la extracción de uno de los mayores tesoros de los Picos de Europa: la blenda acaramelada. La mina se hizo famosa a nivel mundial por ser una de las escasas explotaciones en las que se puede encontrar este mineral cuyo peculiar aspecto semeja a una llama fosilizada. Cuando dejó de dar zinc, la blenda acaramelada, objeto de culto para coleccionistas, se convirtió en la meta de los mineros. Hasta 1989, año en que bajó definitivamente la persiana, del interior de sus galerías se rescataron algunas de las piezas que ahora brillan en museos de todo el planeta, como el Smithsonian de Washington.
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Teleférico
Las Mánforas son accesibles desde el teleférico de Fuente Dé, una obra de ingeniería creada en los años sesenta y que hace accesible el corazón de los Picos de Europa a cualquier excursionista. Pero, desde 2009, los accesos a la mina están sellados. En su interior solo queda la blenda acaramelada.
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