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RODRIGO PARRADO
¡Stop, alimento poco saludable!

¡Stop, alimento poco saludable!

Así clasifica el nuevo etiquetado que llega al súper

ROCÍO MENDOZA

Lunes, 31 de agosto 2020, 00:10

¿Cuántas veces se ha parado a leer la etiqueta de un producto antes de echarlo al carro del súper? En el caso de que sea un consumidor ejemplar, ¿siempre ha tenido la certeza de entender toda la información recogida en la tabla de nutrientes, ... calorías y aditivos? Seguro que alguna vez ha sentido que algo se le escapa. Para ayudar a que la interpretación de todos estos datos sea la correcta llega a las estanterías del súper el nuevo etiquetado Nutriscore. Del verde al rojo, pasando por el amarillo y el naranja, el sistema clasifica los alimentos industriales en función de su calidad. De ahí que se le llame 'semáforo nutricional'. Claro está, con el rojo serán identificados a simple vista aquellos que no merezcan el calificativo de mínimamente sanos. El ministro de Consumo, Alberto Garzón, se ha comprometido en el Senado con la implantación de este nuevo sistema de información al consumidor en el primer cuatrimestre de 2021. El trámite oficial está en marcha y el pasado 17 de julio terminó el periodo de consulta pública, uno de los pasos previos a la aprobación del decreto. Desde Consumo recuerdan que la nueva fórmula informativa será voluntaria, pero efectiva porque «buena parte del sector de la alimentación ha anunciado su intención de adherirse al sistema».

¿Qué criterios sigue este 'semáforo' para premiar con la etiqueta verde (A) a unos y negarla a otros? El sistema cuenta con un algoritmo que realiza un cálculo sobre los ingredientes considerados positivos o negativos presentes en 100 gramos del producto. Así, son bien valorados la proporción de frutas, verduras, leguminosas y frutos secos, aceites de oliva, colza y nuez, además del contenido global en fibra y proteína. Estos puntúan del 0 al 5 en función de su presencia en el producto. En la parte negativa, del 0 al 10, se encuentran el aporte calórico, las grasas saturadas, los azúcares y el sodio (sal). Con todo, «se calcula una primera suma de los puntos correspondientes a los nutrientes desfavorables. En función del nivel de estos, y del porcentaje de frutas y verduras que contenga el producto, se sustrae el total de puntos favorables», explica el documento que maneja Consumo. El total de estos últimos da lugar a la clasificación que va del verde (entre -15 a 0 puntos) al rojo (de 16 a 40 puntos), de mejor a peor.

Esta etiqueta no sustituye a las actuales, sino que las complementan. Irá colocada en la parte frontal del embalaje para que, de un vistazo, sean detectados en los estantes de las tiendas los productos con peor factura nutricional.

Cuando se implantó el sistema en Francia, y la idea de la Unión Europea de estudiar su posible obligatoriedad para todos los estados miembros, las críticas arreciaron. Por ejemplo, la conocida asociación 'sinazucar.org' lanzó la idea de que el aceite de oliva, según el algoritmo Nutriscore, recibiría la misma calificación que un bote de ketchup, por su alto contenido en grasa, aun siendo saludable. Para evitar confusiones de este tipo, desde Consumo se advierte de que el etiquetado frontal no es para productos con un solo alimento. Esto es, ni aceite, ni leche, ni huevos, ni granos, ni ningún tipo de frescos. De ahí que la comparación no proceda. Garzón recordó en su comparecencia sobre este particular que, si bien «ninguno de los sistemas de etiquetado existentes es perfecto, de momento, Nutriscore es el que mayor consenso genera». Fue desarrollado en 2005 por un equipo de investigación de Oxford y fue validado por la FSA (Food Standards Agency).

La Organización de Consumidores OCU apoya el nuevo sistema informativo, pero aporta algunas ideas de mejora. «Por ejemplo, se podría valorar negativamente la presencia de determinados aditivos, como los edulcorantes: así se evita la paradoja de que un refresco sin azúcar (pero con aditivos) obtenga una B», explican. La conocida nutricionista Marián García (Boticaria García) cree que «la principal ventaja es que muchos de los alimentos ultraprocesados ricos en azúcares y grasas van a tener puntuaciones del tipo D y E y será fácil identificarlos». Manuel Moñino, delegado del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas ,recuerda al respecto: «El etiquetado frontal será decisivo para elegir bien entre los productos envasados», cree. Pero el objetivo primero es concienciar al consumidor de que «la opción más saludable siempre pasa por los alimentos frescos y naturales». No se trata, en definitiva, de llenar la cesta de la compra con alimentos de etiqueta verde.

Semáforo nutricional

  • A: La máxima calidad. Encajan en ella alimentos como el pan, avenas, gazpachos y algunas conservas.

  • B: En el segundo puesto se pueden encontrar los refrescos sin azúcar, embutidos de pavo o hummus.

  • C: En esta categoría encajarían el chocolate amargo, los tomates fritos o los cereales azucarados del desayuno.

  • D: En esta categoría se encontrarían las salsas como el ketchup, algunos tipos de galletas o un refresco de té azucarado.

  • E: El peor valor se lo llevaría toda la bollería industrial, refrescos azucarados, pizzas y otros precocinados.

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