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Hasta hace no tanto, en todos los hogares había quien supiera coser el bajo de un pantalón, cambiar un enchufe, desatascar el fregadero, colocar una lámpara, zurcir unos calcetines o colgar un cuadro.De hecho, nadie pedía ayuda externa para este tipo de cosas: habría ... sido visto como un auténtico inútil (vamos, que casi era como para ocultarlo). Pues bien, muchos hijos e hijas de estas personas que arreglaban sus asuntos domésticos sin problema nos hemos convertido en unos seres mucho menos autónomos que ellos, al menos en este sentido. Es algo que ya nos veíamos oliendo, pero que confirmamos durante los tiempos más duros de la pandemia, cuando pasamos muchas horas en casa y no podíamos recurrir a los padres y madres para esas pequeñas e imprescindibles chapucillas.
El 70% de la población española no realizaba ninguna reparación en el hogar antes de la pandemia. Con las restricciones (la necesidad obligaba), un 25% de estos 'inhábiles' tuvo que dejar de serlo, pero aún queda un 45% que fue incapaz de ponerse manos a la obra. Estos datos han sido recogidos en una encuesta realizada por TaskRabbit, compañía asociada a IKEA que pone en contacto a personas con 'manitas' (técnicamente llamados 'taskers') cualificados y de confianza para el montaje de muebles. Según el dossier, el 80% de las personas tienen la sensación de que son más torpes que las generaciones anteriores en reparaciones y bricolaje y más del 50% admiten que confían en sus padres para que les enseñen los misterios de la caja de herramientas y para que les asesoren cuando están en un lío doméstico.
«Está claro que somos cada vez más torpes, sí», indica Julie Camacho, Community Operations Associate de la firma de manitas. Y no sólo es que no sepamos hacer las reparaciones y arreglillos mínimos en nuestro hogar, es que, aun ayudándonos de tutoriales de YouTube, blogs de manitas y plataformas donde explican los jaleos domésticos más habituales..., no queremos invertir el tiempo y el esfuerzo en hacerlo. «Este tipo de cosas requieren habilidad y tiempo», subraya.
«Hay personas que prefieren que se lo hagan. Echan el cálculo y prefieren pagar una hora a 20 euros a un manitas para que le monte un mueble que pasarse el fin de semana intentando hacerlo él mismo», apunta.Al final, el tiempo es dinero. Y el de ocio es sagrado. «El perfil de cliente que recurre a servicios de manitas es el de una persona con cierto nivel adquisitivo», indica. Sobre todo, jóvenes que no quieren abusar de los padres para que les hagan esas tareas. «Luego hay gente mayor, viudas... que no pueden hacerlo», apunta. Aunque toda la vida se ha recurrido a los favores, a los amigos o a los vecinos, lo cierto es que, en una sociedad cada vez más individualizada y urbana, cada vez tenemosa nuestro alrededor menos personas a las que recurrir.
Según los datos obtenidos en la encuesta, el 54% de los españoles intentaron realizar tareas de bricolaje doméstico en el último año, el doble que en ejercicio anterior. Así, antes de marzo de 2020 los españoles dedicaban como media menos de dos horas y media al mes a labores de mejora en sus casas.Sin embargo, este año el promedio dedicado a tareas de reparación y bricolaje en el hogar asciende a 13 horas mensuales. ¿Cuál es la explicación? La pandemia, por supuesto. Al estar más tiempo en casa han ocurrido dos cosas. Primero, que nos hemos vuelto más conscientes de aspectos mejorables en nuestro hogar. Y segundo: hemos tenido más tiempo libre para ponernos manos a la obra y abandonarnos al ensayo-error sin agobios.
Eso sí, los resultados... Sigue habiendo 'zonas de peligro' donde preferimos no meternos. Las tareas en que los españoles se sienten más seguros son: la limpieza (85%), la organización del hogar (84%) y la instalación de bombillas (82%). Pero hasta ahí. Una quinta parte (22%) admite que ha llamado a sus padres para que les aconsejen sobre bricolaje en el último año y también han acudido a ellos para que les ayuden a montar muebles (15%), colocar estanterías (17%) y para labores de carpintería (18%).Eso sí, la mayoría ha buscado ayuda profesional para la reparación de electrodomésticos (79%) y para las fugas de agua (74%). De ahí que los servicios de manitas vivan una época dorada.
Los andaluces son los que más tiempo están dedicando al bricolaje en el hogar, con una media de 18 horas al mes, seguidos por los madrileños, con 11 horas, y los catalanes, con 8. ¿Nos parece mucho? En las sociedades tradicionales era algo diario. Erin Bried, periodista estadounidense y autora de dos libros sobre las habilidades que tenían nuestros abuelos y padres que nosotros hemos perdido ('Cómo coser un botón' y 'Cómo encender un fuego'), considera que nos hemos hecho tan 'inútiles' en algunos aspectos «porque hemos sido unos privilegiados». «Nuestra actitud ha sido: para qué vamos a hacerlo nosotros si podemos pagar a otro para que nos lo haga».
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