El balón de rugby, ¿por qué es así?
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No tiene nada de extraño que el balón tenga esa llamativa formaEl rugby, como otros deportes que nacieron en Inglaterra, aunque no lo parezca, se jugaba entre caballeros. La Universidad de Oxford jugó un papel importante en sus primeros años. En el libro 'Football Records of Rugby School, 1823-1929' se indica que el balón, que ... nunca fue redondo, ha sufrido alteraciones con el tiempo. Se desconoce si este balón elipsoidal fue diseñado en función de las especiales características de este deporte o ocurrió lo contrario. Un jugador del siglo XIX en una carta dice: «Mi último partido fue en 1864 y la forma de nuestro balón era la de la vejiga natural de cerdo. Era un balón perfecto para patadas largas o para colocar, y también para regatear. La piedra de ciruela moderna no es tan buena pero, parece diseñada para llevar, lanzar o pasar entre jugadores».
La forma del balón de rugby puede parecer extraña. No lo es. Está estrechamente relacionada con una de las importantes curvas de la física y la geometría: la elipse. Sin embargo, no hay forma de que las simples leyes de la física puedan lidiar con el movimiento de una pelota de rugby después de tocar el suelo. Un ligero cambio de cualquier parámetro relacionado con el aterrizaje del balón (la velocidad, el tamaño de la hierba, la velocidad de rotación o el parche de cuero) modifica notablemente su comportamiento. Baste decir que el movimiento es caótico. Aún así, muchos científicos disfrutan estudiando estos problemas por los desafíos intelectuales que brindan. El International Rugby Board especifica que el eje largo del balón debe medir entre 280 y 300 mm y la longitud de la circunferencia central debe estar entre 580 y 620 mm. Esto significa que el volumen interior es de unos 6.000 centímetros cúbicos. Además, juega un papel fundamental la presión del aire insuflado.
El tiro a balón parado (patear) es una verdadera ceremonia. El balón es colocado, ayudándose de una pieza de plástico o de barro, con una inclinación, que depende de la distancia a la que se quiere llegar. Luego vienen los famosos tres pasos hacia atrás y dos hacia los lados y el lanzamiento de algunas briznas de hierba al aire para juzgar la velocidad del viento. Comienza la carrera del pateador que, al dar la patada, debe tener un pie firmemente plantado en el suelo, mientras que el otro se balancea en el extremo de una pierna que gira rápidamente alrededor del hueso de la cadera. En este momento se aplican dos conceptos físicos: el de la conservación del impulso y el del momento angular. Además, cuando el pateador golpea el balón, solo una fracción de la energía se destina a su movimiento. Por último, a medida que el pateador mueve el pie hacia atrás, se desequilibra y, en ese momento, el peso de su pierna crea un par de fuerzas que intenta torcer su torso. Para estar lo más equilibrado posible, a medida que la pierna retrocede, el pateador debe lanzar el brazo opuesto hacia delante y hacia arriba en función de la distancia que quiere alcanzar. Además, está el complejo movimiento del balón, que queda para otro momento.
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