Arcoíris de fuego

Se produce cuando la luz del sol es refractada por los cristales de hielo presentes en dos tipos de nubes muy altas: los cirros y los cirro-estratos, que se sitúan por encima de los 6 kilómetros de altura. La primera exigencia es que la nube solo contenga cristales de hielo hexagonales aplanados y, todos ellos, alineados horizontalmente. La segunda exigencia es que el sol esté formando un ángulo mayor de 58º con el horizonte. Desde esta posición, los rayos de luz entran por la cara vertical de los cristales hexagonales de hielo y salen por la horizontal hacia abajo. En un lenguaje más laxo, se puede decir que los cristales se comportan como un gigantesco prisma óptico que descompone la luz en sus siete colores. Bajo todas estas condiciones la nube se ilumina con todos los colores del arcoíris. Es como si ardiera con un fuego de colores, de ahí su denominación, popular e impropia, de arcoíris de fuego. Debido a que se produce en una nube, no da lugar a un arco completo en el cielo, como ocurre con el arcoíris usual. Como vemos se trata de un fenómeno de refracción (direccional) que se produce solo cuando se dan unas condiciones excepcionales. Además, al exigir que el sol esté a una altura de unos 58º sobre el horizonte, el arcoíris de fuego no se puede producir en ambos hemisferios en latitudes por encima de 55º. En ellas el sol nunca está a una altura superior a los 58º sobre el horizonte. La imagen de colores se adapta a la forma de la nube. Por esto se pueden crear varios tipos de arcos circunhorizontales: arcoíris de fuego trenzado, de fuego ondulado, de rayas, de ríos y más. Esta diversidad nos permite disfrutar de una variedad increíble de arcoíris de fuego. En las latitudes en las que es posible ver el arcoíris de fuego, la probabilidad de verlo depende del número de días al año en los que el sol alcanza la altura adecuada. Por ejemplo, en Los Angeles, con 670 días al año con el sol por encima de los 58º, es mucho más probable de ver que en Londres, donde solo se da esta circunstancia 140 días al año.

Hay otros fenómenos ópticos que se pueden confundir con el arcoíris de fuego debido a que, también, dan lugar a bellas nubes coloreadas: los arcos circuncenitales, las nubes iridiscentes, los arcos infralaterales, etc. Los primeros se basan en un efecto muy parecido. Necesitan las mismas nubes y los cristales hexagonales de hielo en posición vertical. Por ello, la altura del sol tiene otros requerimientos. En los demás, el tipo de nubes es diferente y, en vez de hielo, hay gotas de agua.