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a. g. e.
Jueves, 10 de noviembre 2016, 21:06
Donald Trump estuvo conciliador. Ese ha sido el resumen genérico que se ha hecho en España del primer discurso que ofreció el megamillonario tras saberse próximo presidente de Estados Unidos. Pero en ese discurso ofreció al go más que la cara B de un ... candidato grosero. Arrojó pistas sobre sus planes económicos. «Infraestructuras», sería el titular en este caso. «Más colegios, hospitales, carreteras, aeropuertos». Y a Miguel Sebastián, exministro de Industria, le saltó la alarma. «Trump no tiene programa económico», aseveraba en la Facultad de Económicas de la Universidad de Valladolid, donde ofreció una conferencia en la que presentó su libro La falsa bonanza. Y eso, advertía, puede ser bueno y malo a la vez.
Trump le recuerda a Reagan. Demasiado atrás para la audiencia que le esperaba en Económicas, con muchos alumnos de primero que habían convencido a su profesor, Zenón Jiménez Ridruejo, de que llamara a Sebastián para explicar parte de su asignatura. «Seguro que Trump va a hacer algo. Cuando eligieron a Reagan pensaban que no haría nada, pero provocó el mayor déficit público de Estados Unidos y la mayor subida de tipos de interés. Si quiere acometer una gran renovación de infraestructuras, eso supondrá más déficit en un país ya endeudado y una subida de los tipos de interés», explicaba antes de la charla. Y eso implica que a la larga habrá subida de tipos en Europa. A medio plazo, adiós al euribor que roza el cero. «Porque los tipos de interés van a subir en algún momento. Eso es seguro», aseguró Sebastián a los estudiantes.
Y si a medio plazo Trump comenzará a ejercer en enero pone en marcha una política fiscal expansiva y suben los tipos de interés, eso repercutirá en todas las economías, y más aún en las de los países endeudados como nosotros». Y esa política fiscal ha sido uno de sus ejes en campaña. Tiene nombre traducido a cifras, incluso: «diez billones de dólares».
Pero hay más. «Trump querrá un dólar débil para favorecer las exportaciones».
Por decirlo más claro. «Todo lo que pasa en Estados Unidos salpica aquí. Y no solo eso. Ellos salen antes», porque tienen una mayor flexibilidad, explicó Miguel Sebastián, «y aquí...». Aquí la situación se enquista y provoca crisis de las que cuesta un mundo recuperarse.
Sebastián alertó, además, de los retos que aún están pendientes en España. Y mejor afrontarlos ahora que se anuncian alivios momentáneos en esta crisis de nunca acabar.
Lo primero, la demografía. Un problema de primer orden porque entronca, a medio plazo, con las pensiones. «Con las pensiones hay un debate y un acuerdo pendiente. ¿Podemos sacar las pensiones del debate ideológico y buscar una solución? Debemos. Tenemos un problema demográfico que se ha enmascarado con la inmigración y que ahora vuelve a aflorar», señaló en respuesta a un alumno. Una de las medidas es «atrasar la edad de jubilación», explicó, aunque no bastará con eso. Ni siquiera con un aumento del empleo sin más, asegura el exministro. «El problema de las pensiones a largo plazo no se arregla con el empleo, sino con la productividad. Mientras no crezca, será muy difícl mantener el Estado del bienestar».
La crisis, a juicio de Sebastián, ha dejado algunas lecciones dolorosas que conviene aprender para el futuro. Por ejemplo, que hay que controlar el endeudamiento privado y la deuda corriente. Y que España «no debió entrar en el euro», aunque eso, ahora, tiene poca solución. «Salirnos es peor», advertía el exministro.
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