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El objetivo es garantizar la salud de alumnos y docentes. Con esa misión, y siguiendo las normativas y recomendaciones de las diferentes autoridades en materia de Sanidad y Educación, la Universidad de León ha preparado un protocolo de medidas de actuación para la vuelta a ... las clases presenciales en el Campus de Vegazana.
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Con las primeras medidas por parte de las Consejerías y Ministerios, la ULE puso en marcha un primer protocolo para el retornar a la educación presencial, algo que ha sido siempre su objetivo primordial: «Se establecieron planes docentes con dos escenarios posibles, uno presencial adaptado a las medidas sanitarias, en aquel momento empleo de mascarilla obligatorio para suplir la falta de distanciamiento», ha explicado a Leonoticias Miguel Ángel Tesouro, Vicerrector de Profesorado, quien ha explicado que los planes han sido reforzados por un tercer plan desarrollado por la universidad que busca limitar los contactos y toma medidas preventivas de higiene personal, así como de limpieza y ventilación de instalaciones. «Nos obligamos también a hacer un protocolo de vigilancia frente al coronavirus. Se trataba de descubrir lo antes posible cualquier caso sospechoso o de sintomatología compatible».
Cada edificio, coordinado por su responsable, establecerá las medidas correspondientes a su áreas, incluyendo así a la cafetería, que aplicará medidas concretas del mundo de la hostelería, y las bibliotecas, que desarrollarán su reglamento para evitar concentraciones en la misma mesa. Además, cada centro contará con su unidad de vigilancia, en estrecho contacto con el comité de expertos de la ULE, y estará coordinado por cada decano y compuesto por miembros del PDI, PAS y del alumnado. Ellos serán los encargados de disparar el protocolo en casos de síntomas:
«En ese supuesto, la persona en cuestión será asilada en una sala especial, la sala Covid, se le protegerá con el material necesario y nos pondremos en contacto con las autoridades sanitarias», señala el catedrático de Medicina Animal en la Facultad de Veterinaria. «Si se confirma el positivo, se pone en marcha un segundo sistema en colaboración con las autoridades sanitaria para descubrir contactos estrechos».
Además, cada centro ha adaptado su protocolo a las últimas actualizaciones de las medidas, que además de la mascarilla, recalcaba la obligatoriedad del metro y medio de distancia y limitaba a un 50% el aforo del aula, algo que ha obligado a renunciar en algunos casos a la presencialidad por la que apostaba la Universidad de León:
«En aquellos grupos donde se pueda cumplir con los tres requisitos, la educación será de forma presencial, porque desde la ULE se apuesta por la docencia presencial», ha señalado la Vicerrectora de Actividad Académica, Nuria González. «En aquellos grupos donde no se pueda garantizar la distancia de seguridad o donde el aforo supere el 50% del aula, los centros, en colaboración con el Equipo de Gobierno de la Universidad han buscado soluciones».
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Soluciones que pasan por diferentes opciones. Algunos han optado por separar en grupos las clases, unos de forma presencial y otros online, turnando cada cierto número de clases, siguiendo la docencia de forma sincronizada y en directo gracias a las nuevas tecnologías. Otros, con más espacio dentro de su centro lectivo, han optado por las aulas espejo, donde en ambos salones de clases se podrá seguir al profesor en video y audio, de forma que el mismo docente pueda seguir atendiendo al mismo número de alumnos, pero disgregados en varias salas.
Así, el centro educativo leonés suma ya casi medio millón de euros invertidos en medidas de seguridad y protección como son los geles hidroalcólicos, las mascarillas para el personal, alfombras desinfectantes y los dispensadores de gel, que además, los que se han instalado en las escuelas de la ULE son de pedal.
A este medio millón, se suman otros 400.000 euros a mayores que han servido para reforzar los equipamientos tecnológicos de la Universidad de cara a la docencia adaptada, abarcando así los micrófonos, las cámaras, tablets y todo el material que requiere cada profesor para desarrollar su docencia.
Así mismo, aunque la vicerrectora lamenta que «de momento seguimos a la espera de recibir la financiación del Ministerio», pues tal como señala «ha llegado a la Consejería de Educación, pero aún no ha llegado a las Universidades». En esa partida, según explican, está destinado un extra en el supuesto de que la evolución requiera retornar a la docencia online y reforzar así las tres áreas más importantes:
Por un lado, el apoyo técnico, tanto en personal necesario, como es el caso de informáticos o expertos en el desarrollo de material didáctico online. También se ampliará la formación en el uso de las tecnologías para el profesorado y los alumnos, de forma que aumenten sus competencias a la hora de seguir u ofrecer clases a distancia. Para finalizar, en esa partida de 400 millones del fondo Covid, se dedicará una partida para minimizar la brecha digital entre los estudiantes, tanto en medios como en conectividad.
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