Acampada por Palestina en la ULE

«El mal tiempo no es excusa ni estamos aquí para divertirnos. Queremos transparencia»

Noches bajo las estrellas de un cielo cubierto de nubes en León para solidarizarse con el pueblo palestino. La Asamblea Universitaria por Palestina no ceja en su empeño de denunciar lo que está pasando en la franja de Gaza. Primero fueron dos noches de encierro en la biblioteca central y después llegó la acampada, que afronta ya dos noches al raso.

La lluvia cae y los truenos suenan mientras hablamos con dos de los jóvenes que no han dudado en unirse a un movimiento de protesta que se ha extendido por muchos campus universitarios de todo el mundo. Cuatro tiendas de campaña -a las que pronto se unirán más-, una mesa de picnic y dos banderas de Palestina conforman el campamento que de forma indefinida se ha montado en la explanada de Biológicas, entre la biblioteca central y la cafetería del campus de Vegazana.

La primera noche fueron seis los universitarios que participaron en la acampada, a los que se sumaron casi una veintena de compañeros que lo hicieron dentro de la biblioteca, donde se mantiene el encierro por las noches y en el que participaron casi 30 personas la primera jornada.

Inaki Domínguez y Gonzalo Alonso son dos de esos jóvenes que no dudaron desde el primer momento en sumarse a la asamblea. En plena época de exámenes, Inaki, de 22 años y alumno del doble grado de Historia e Historia del Arte, compagina el estudio con las acciones de la asamblea. A su lado Gonzalo, que a falta de entregar el Trabajo de Fin de Grado de Minas trabaja por las mañanas para dedicar las tardes a involucrarse en todo lo que puede con el movimiento estudiantil.

Reconocen que la primera noche fue dura. La lluvia, unido al cansancio acumulado de los días previos con una intensa actividad para difundir entre la comunidad universitaria lo que están haciendo, informarse y programar más acciones, hacen mella, pero no detiene su determinación. «El mal tiempo no es una excusa ni estamos aquí para divertirnos. Esto es una acción para denunciar lo que está pasando en Palestina y para exigir a la Universidad que cese sus relaciones con Israel que está cometiendo un genocidio», explica Gonzalo.

Lo primero que piden a la institución es «transparencia». Tras indagar en la página web, creen que «no está claro» en qué proyectos concretos trabaja la ULE con otras instituciones como el Incibe y qué relación puede haber con Israel. «Queremos que se reúnan con nosotros para ver cuál es la vinculación de la ULE y después que se rompa», exige Iñaki, pidiendo un paso más allá del comunicado que emitió el Rectorado respecto a la situación hace apenas diez días.

En las asambleas diarias que organizan, abiertas a toda la comunidad universitaria, definen nuevas estrategias y se marcan posibles acciones que implementar. Las ideas fluyen, desde organizar un recital de poesía con textos escritos por palestinos hasta programar alguna charla con expertos o faciliar alguna acción que posibilite la recaudación de fondos para poder destinarlos a Palestina. Las propuestas se discuten, se estudian y se definen para el futuro, porque los estudiantes de la ULE no piensan parar hasta que sus reivindicaciones sean «escuchadas y atendidas».

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