De las 34 ediciones que ha vivido el programa Erasmus, pocas han sido tan extrañas como esta. La tercera ola de la pandemia prosigue su camino, pero como cada febrero, la llegada de una nueva legión de estudiantes internacionales señala una fecha marcada en el ... calendario del área de Relaciones Internacionales de la Universidad de León. Ejemplo de ello son Anastasiya, Sabrina, Joao, Vinicius y Marco, quienes han aterrizado en León fruto de diferentes convenios de la ULE.
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La Covid se ha hecho notar. Solo 1 de cada 3 ha decidido seguir adelante con su intercambio. De los casi 300 'erasmus' que recibía el centro educativo leonés cada año antes de la pandemia, ahora se han quedado en cerca de 100 cada semestre, la mayoría provenientes de Italia, Francia o Alemania, atraídos la mayoría por la apuesta por lo presencial de la ULE.
De vivir un Erasmus sin restricciones en Alemania, a un intercambio diferente en León, pasando entremedias por un confinamiento en su casa, Venecia. Así han sido los últimos años de la carrera de Sabrina, estudiante italiana de Lengua y Literatura Española, que cuando pensó en León como su próximo destino, por ser una ciudad «autentica», jamás se imagino lo que estaba por ocurrir: «Cuando lo pedí no había coronavirus, nadie sabía nada», asegura esta alumna internacional, que no dejó que la crisis sanitaria cambiase sus planes: «Pensé que iba a ser más difícil, pero es mi último semestre y quería venir para mejorar mi español y poder vivir en España».
Para ella, comparar sus dos Erasmus es imposible: «Es muy diferente, aunque por el lado positivo, los españoles son más divertidos. A pesar de todo saben cómo disfrutar, no sólo hablo de la fiesta, sino también a la hora de estar con los amigos», explica, que asegura que otro de los atractivos de León era la presencialidad de la ULE. «Aquí me siento más libre, en Venecia tengo a mis padres y abuelos, cada vez que iba a clase me sentía culpable y tenía miedo de infectarlos».
Marco estudia para ser ingeniero aeroespacial. A sus 21 años decidió embarcarse en esta aventura, aunque, a diferencia de sus compañeros, no ha necesitado grandes odiseas por aeropuertos para asentarse en León: «Soy de Oporto. No es mucho tiempo en coche, son 3 o 4 horas», explica, aunque a pesar de ello, ha tenido que someterse al control exhaustivo por parte de la ULE: «La Universidad nos pidió hacer una cuarentena de 10 días en aislamiento y una PCR».
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Adaptarse no le ha costado mucho: «Las medidas son similares, aunque aquí el toque de queda es a las 22, y en enero allí solo podíamos salir de casa para ir al supermercado», indica. Eso si, muchos de sus planes en la ciudad deberán esperar: «Tenía colegas que habían venido y me habían hablado de las tapas y las fiestas. Quizá, si la situación mejora, podré disfrutarlo».
Anastasiya es rusa, pero está afincada en Nápoles desde hace años. Su estancia en León acaba de comenzar, aunque con otro programa diferente: «Estoy aquí en un programa de voluntariado europeo (EVS) para trabajar con una asociación de estudiantes», explica. Al igual que Sabrina, ella estudió español en su etapa como universitaria, por lo que fue uno de los motivos que le atrajo venir a León: «Creo que debemos continuar viviendo pese a la situación, por eso decidí venir»
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Las medidas sanitarias no se han convertido en un inconveniente para ella, que aunque asegura querer poder volver a la normalidad, solo encuentra dificultades con algunas de ellas: «Es un poco difícil para mi, porque mi español no es de un nivel alto, así que cuando hablo con la mascarilla o me hablan, me cuesta más entender».
Vinicius y Joao son deportistas y estudiantes. Aterrizaron en León para compaginar su talento deportivo con su formación universitaria en ADE. Ambos comparten la pasión por el deporte, aunque uno prefiere jugar con las manos, en el Balonmano Sariegos, y otro con el pie, en el Domotec de Fútbol Sala: «Venimos a jugar y estudiar, algo que en Brasil no se puede, allí tienes que elegir. Aquí tengo la oportunidad de hacer ambas», explica Vinicus
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Ambos son de Sao Paulo y los dos han vuelto a casa estas navidades, aunque para ellos es curioso la diferencia en los protocolos al ir y volver: «Para volar a Brasil no nos han pedido nada. Allí no han pedido ni PCR ni cuarentena ni nada. Para volver a España si», relata Joao junto a su compañero.
«León era muy diferente antes de la pandemia», señala Joao, que juega en Sariegos desde hace más de un año. «También todo esto nos complica las cosas. Con la mascarilla nos cuesta entender más, la voz sale más cerrada». Una reflexión que comparte Vini, quien a finales de 2019 aterrizó en la ciudad sin conocer la lengua: «Ahora me cuesta otra vez entender, las aulas aquí son muy grandes y la profesora, con mascarilla, suele estar más alejada, pero nada que con más esfuerzo no pueda superar».
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