La segunda vida de los códigos QR

Hasta ahora, las redes sociales eran las más avanzadas en el uso de este tipo de imágenes para añadir contactos. Es habitual verlo en Twitter y Whatsapp y desde ahora también va a ser frecuente verlo en Instagram.

La red social de Mark Zuckerberg acaba de anunciar que abandona su aventura de Nametags para sumarse a la fiebre de los QR para añadir contactos a, en este caso, Instagram.

Bares y restaurantes son los principales impulsores de esta época dorada del código QR. La imposibilidad de entregar una carta o el menú del día para evitar contagios de Covid-19 ha elevado el uso de esta tecnología.

Tras la desescalada del confinamiento es frecuente ver en mesas o en cristaleras códigos QR para descargar la información de la carta.

Para alcanzar a esta información tan solo es necesario enfocar la imagen. A pesar de su infrautilización en años pasados, gran parte de los smartphones incorporan de forma nativa apps para leer estos códigos a través de la aplicación de la cámara. No obstante, existen decenas de aplicaciones que permiten leer estas imágenes.

Los hoteles son otros de los establecimientos que han echado mano de esta solución para cumplir con las medidas anti Covid-19.

El uso de los códigos QR se ha multiplicado por 25 en los establecimientos de hostelería en comparación con los primeros meses de 2020 y antes de la irrupción del SARS-CoV-2.

Al escanear un código QR se pueden descargar carteles, folletos o revistas. Esta tecnología permite y acelera el uso de servicios web para móviles: se trata de una herramienta digital muy creativa.

Es la evolución del código de barras creado en los años 70. Los QR fueron creados en 1994 por Denso Wave, subsidiaria japonesa en el Grupo Toyota, pero ahora su uso es ahora libre.

El Código QR es el más famoso de código de barras 2D en el mundo. Se ha ganado su éxito en Japón desde la década de 2000, donde ahora es un estándar.

En 2011, un promedio de 5 códigos QR fueron escaneados diariamente por cada japonés, una cifra que incluso supera al número promedio de SMS enviados

En 2010, estos comenzaron a expandirse en los Estados Unidos y luego en Europa, aunque su verdadera explosión se ha vivido este 2020 por culpa de la Covid-19.