Llega a España Bard, el ChatGPT de Google

Como su rival financiado por Microsoft, Bard es un 'chatbot' conversacional, algo así como mantener una conversación de Whatsapp en el que el interlocutor responde a casi cualquier pregunta que se le plantee. Técnicamente ambos forman parte de la llamada inteligencia artificial generativa, una rama de la inteligencia artificial en la que se introduce una información y generan un resultado. Más en concreto son lo que los expertos llaman 'modelos grandes de lenguaje (LLM por sus siglas en inglés)' porque trabajan con textos -otras herramientas como Midjourney o Dall-E lo hacen con imágenes-. Estos son alimentados con millones de datos que combinan con complejas herramientas estadísticas, las llamadas redes neuronales, para dar resultados que les permiten incluso aprobar exámenes de Medicina, escribir libros o redactar una carta de recomendación laboral.

Cuando tuvo lugar su presentación, la gran ventaja sobre su gran rival es que está conectado a internet, es decir, las respuestas que ofrece están actualizadas. ChatGPT solo maneja información hasta 2021, si bien Open IA ha habilitado esta característica en su versión de pago. Otra diferencia respecto a su rival es que los usuarios pueden escuchar la respuesta, «algo especialmente útil si deseas escuchar la pronunciación correcta de una palabra o escuchar un poema o un guion», subrayan desde el famoso buscador. También está sincronizado con otros productos de la compañía como Gmail o Google Docs.

«Te presentamos a Bard, el colaborador creativo y útil que da rienda suelta a tu imaginación, aumenta tu productividad y da vida a tus ideas», dice la pantalla de inicio de la herramienta, que también ofrece varios ejemplos de demostración de lo que puede hacer: planificar un viaje de tres días a Roma, diez consejos para evitar la procrastinación o consejos para iniciarse en el yoga. También advierte de uno de sus talones de aquiles, las «respuestas erróneas al estar en fase experimental». Estas herramientas manejan cantidades enormes de datos que han sido introducidas bajo supervisión humana. Sus respuestas dependen de su entrenamiento, del criterio que manejen sus programadores. Si estos tienen prejuicios racistas o machistas, las respuestas lo reflejarán.

El otro es la privacidad de los datos, el escollo que ha hecho retrasar su llegada a Europa. «Es posible que revisores humanos procesen tus conversaciones con Bard por motivos de calidad. No introduzcas información confidencial», advierte la pantalla inicial de Bard. A este problema también se enfrentó ChatGPT, que llegó a ser prohibido en Italia.

2023 es el año de la Inteligencia Artifical. La irrupción de Open IA, fundada en 2015, había sorprendido a los gigantes del sector tecnológico. Bard es la respuesta de Google. La compañía del buscador llevaba años investigando en este campo. Fueron ellos los que revolucionaron estas herramientas gracias a un artículo publicado en 2017. Hasta entonces era una tecnología usada sin demasiado éxito en los traductores automáticos. Antes, en 2014, se hicieron con DeepMind, una compañía fundada por Denis Hasabis, uno de los ganadores de este año de los Premios Fronteras del Conocimiento. Y un año antes habían adquirido DNNresearch, creada por Geoffrey Hinton, el considerado 'padrino de la Inteligencia Artificial'. Este último dimitió de su cargo como vicepresidente de ingeniería descontento con el rumbo que están tomando la última generación de herramientas y advirtió de los riesgos que conllevan para la humanidad.