j. a. gonzález
Miércoles, 4 de agosto 2021, 07:24
Aunque 2020 fue un parón en casi todos los sentidos por la pandemia, las operaciones de drones coordinadas por Enaire –el ente público que regula la navegación aérea– se dispararon un 207% hasta llegar a 1.646, lo que a su vez supuso un 362% ... más que en 2018. Solo en mayo pasado registraron su récord histórico, con 539 vuelos en toda España.
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Es un sector claramente en pleno crecimiento donde, según distintos informes, se calcula que en 2035 dará empleo a 11.000 personas a nivel nacional y generará un negocio de 1.200 millones de euros. Y aunque pueda parecer una tecnología reciente, los orígenes de estas naves se remontan al siglo XIX. Ya en 1849 los austríacos lanzaron sobre Venecia bombas montadas en globos aerostáticos sin tripulación. Aunque algo parecido al primer dron no sería dibujado, al menos sobre el papel, hasta 1907.
Pero eso es ya historia. A mediados de esta década se espera que el sector de los drones sea clave en varias industrias. Tras vivir una auténtica evolución en los últimos veinte años, el Gobierno considera que pueden ser en los próximos años un agente clave en la movilidad de personas.
La logística, el uso médico, el mantenimiento de instalaciones o la agricultura han sido, hasta la fecha, los usos más comunes de los drones. El pasado año las ventas de estos equipos se duplicaron respecto a 2019 con más de 500.000 unidades comercializadas en todo el mundo, según la consultora de tecnología Gartner, que vaticina que para 2023 se comprarán hasta 1,3 millones.
España es uno de los países del mundo con mayor número de operadores de drones. El Plan Estratégico para el Desarrollo del sector civil de los drones en España del Ministerio de Trasportes prevé que la flota de estas pequeñas aeronaves de uso profesional supere las 51.400 aeronaves en 2035 y llegue a 53.500 en 2050. Un crecimiento que también se deja notar en la economía, con un impacto de 1.220 millones de euros en 2035 y hasta 1.520 millones en 2050. De hecho, se espera que solo en Europa el próximo ejercicio puedan volar sobre los cielos continentales 35 millones de drones y siete de cada diez estarán destinados a actividades comerciales.
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La tecnología ha ido evolucionando y estas máquinas son cada vez más pequeñas, potentes y... ¿más inteligentes? «Necesitamos que los drones sean más seguros, que puedan volar alrededor de las personas sin que provoquen daños y también que de alguna manera sean más inteligente, es decir, que tengan más capacidades de operar sin que necesiten una persona», señala a este periódico Anibal Ollero, ingeniero que dirige el Laboratorio de Robótica de la Universidad de Sevilla.
El pasado verano, Estados Unidos demostró su poderío industrial aunando los términos inteligencia artificial (IA)y drones. Docenas de drones militares y robots similares a tanques tomaron el control del cielo y las carreteras a unos 64 kilómetros de Seattle. Su misión era encontrar a supuestos terroristas que se escondían entre varios edificios.
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Se trataba de un simulacro organizado por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de EE UU. Quería probar cómo la IA ayudaba a expandir el uso de la automatización en los sistemas militares y, aparentemente, fue un éxito.
«Somos líderes en la investigación en robótica aérea», apunta Ollero. De hecho, es autor de cinco de las 15 publicaciones más citadas sobre vehículos no tripulados. Además, según Scopus, la mayor base de datos de publicaciones científicas, este ingeniero cuenta con 216 publicaciones y el siguiente autor tiene 151.
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Al igual que en EE UU, Ollero también trabaja con la inteligencia artificial aplicada a estas pequeñas aeronaves. Sin embargo, su finalidad es bien distinta, ya que AERIAL-CORE –así ha bautizado la universidad sevillana a su proyecto de drones autónomos que desarrolla con otros socios–, está pensado para el mantenimiento y la supervisión de instalaciones civiles.
Se encuadra en la parte de investigación e innovación del programa Horizonte 2020 de la Comisión Europea y fue subvencionado con 8,6 millones. Comenzó a finales de 2019 y en su primer año se hicieron los primeros vuelos de prueba para inspección de líneas eléctrica, volando muy cerca e incluso en contacto físico.
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