Facebook, más allá de un problema reputacional

Este otoño vuelve a ser una auténtica pesadilla en la gran red social. A principios de este mes, Frances Haugen, exempleada de la compañía, denunció «las malas prácticas de la red social» ante el Senado de los Estados Unidos. Haugen acusó a la compañía de causar daños psicológicos y emocionales a los niños y adolescentes con su contenido.

«Facebook daña a los niños», llegó a revelar en la Cámara Alta. Semanas más tardes, Haugen volvió a refrendar esas acusaciones en Reino Unido. A estas declaraciones se han sumado cientos de documentos bautizados como Facebook Papers (Los Papeles de Facebook en español).

Una investigación llevada a cabo por un consorcio de medios estadounidenses donde ponen en entredicho el negocio de la red social. En estos documentos, investigadores externos avisan a la compañía de que el propio diseño de Facebook expande los mensajes tóxicos de la

Estos documentos internos de la compañía han revelado que Facebook se está convirtiendo en una red social para boomers, en lenguaje que usan los más jóvenes.

El número de usuarios adolescentes ya ha caído un 13% desde 2019 y las previsiones sugieren que se avecina un gran agujero, con una pérdida paulatina del 45% en los próximos dos años, un número lo suficientemente grande como para reducir el total.

A estos problemas, Facebook también debe sumar las investigaciones de las autoridades estadounidenses que continúan considerando un gran monopolio el Universo Zuckerberg.

Bajo el paraguas de Facebook, su fundador ha ido aglutinando un gran número de compañías que, hoy en día, son las más usadas en todo el planeta. A la ya mencionada hay que sumar nombres propios como Whatsapp o Instagram. Un conglomerado que la FCT, el organismo que regula la competencia en EEUU, no ve con buenos ojos.