Tatuador del siglo XXI

Tatoué, así se llama la máquina, fue creada a través de impresoras 3D y posteriormente se le añadió un software de la empresa californiana Autodesk, paso clave para hacer posible su correcto funcionamiento y dar un salto de calidad relevante al producto, obteniendo como resultado el primer robot industrial del mundo capaz de tatuar. El aparato promete revolucionar el mundo del tatuaje ya que actúa sin dar opción a ningún tipo de error. El proyecto está basado en un brazo robótico usado para fabricar coches.

Proceso de elaboración

El primer paso es realizar un estudio en tres dimensiones de la parte del cuerpo que la persona se quiere tatuar. De esta manera, se crea una imagen en 3D de la zona. Más tarde se carga en el ordenador el dibujo o imagen que el cliente desea inmortalizar en su piel, a continuación se coloca la parte del cuerpo con precisión y exactitud bajo la aguja del robot. Por último el software procesa el dibujo y la acción, mandando las órdenes al brazo robótico que incorpora una aguja clásica.

La máquina ya ha sido probada con éxito. De momento las pruebas han consistido en tatuajes sencillos y rápidos.El robot es capaz de detectar cambios de volumen en la piel adaptándose a las condiciones corporales de cada persona detectándolos mediante sensores, realizando más de 150 inserciones de tinta por segundo. Puede ser el inicio de una nueva fase en este mundo, ya que el futuro es poder plasmar con tinta y aguja cualquier dibujo imaginable sobre el cuerpo humano, por muy difícil que sea, como pueden ser rostros o cualquier tipo de fotografía.

De momento, la maquina continúa en pruebas hasta que se aprecie el verdadero impacto que va a tener en el mundo del tatuaje y se vea hasta dónde puede llegar. Y, sobre todo, si los tatuadores van a aceptar de buen grado que una máquina haga gran parte de su trabajo, aunque los diseños de los dibujos nazcan de su imaginación. Un mundo que parecía al margen de tantas innovaciones que han volteado otros sectores de la sociedad. Incluso la empresa china Foxconn -especializada en componentes para móviles- despidió a más de 55.000 trabajadores para sustituirlos por una cadena de producción totalmente mecanizada.