Cierra Unipaco en Valencia de Don Juan y más de una docena de pueblos quedan sin pan

Todo el que se ha criado en la zona o ha pasado los veranos en alguno de estos pueblos sabe que significaba el sonido de la bocina de la furgoneta. En cada pueblo a una hora, pero siempre fiel a la cita.

De lunes a sábado, el panadero o la panadera recorrían cada una de las calles de las diferentes localidades dejando el pan a la puerta. Cuando el lunes era festivo, la furgoneta de Unipaco recorría los pueblos el domingo. Lo mismo que ha ocurrido este 31 de diciembre.

Esta jornada ha sido la última en la que el pan llega a la puerta de decenas de pueblos. El martes ya no habrá pan. Y con este servicio se cierra uno más en una provincia que muere lentamente. Algunas de las localidades por las que pasaba Unipaco también compartían reparto con otras panaderías, pero no es el caso de la ruta que recorre Matadeón de los Oteros, Santa Cristina y una decena de pueblos que este domingo han comprado por última vez el pan a la puerta de casa.

Algunas de las personas que viven en la zona se desplazan a trabajar a pueblos más grandes en los que poder adquirir una barra de pan, pero muchas de las casas de estos pueblos están ocupadas por una persona o matrimonio de avanzada edad que no puede desplazarse. Quedan a merced de la solidaridad de otros vecinos que, a partir del día 2 de enero, les acerquen el pan a sus casas.

El anuncio estaba en el ambiente, pero nadie ponía fecha oficial ni lo hacía de manera formal. Los panaderos y panaderas que durante este mes de diciembre han seguido llevando el pan a cada una de las rutas que les han correspondido no sabían muy bien cómo responder a sus clientes. En las últimas semanas y sin comunicación oficial, la fecha tomaba forma.

«Hoy es el último día de pan, no sabemos qué pasará». Esta ha podido ser la frase más repetida por los trabajadores de Unipaco en esta jornada del 31 de diciembre en la que se han despedido de sus clientes. Muchos no sabrán lo que significa que cada día el pan llegue a la puerta de casa con el sonido de la bocina de una furgoneta. Pero lo peor será que, para muchos vecinos de la comarca, este era el único momento en el que hablaban con alguien a lo largo de los fríos días de invierno. Y con esto, la España Vaciada sigue quedando más solitaria.

Si con los clientes no hubo aviso, el de los trabajadores también llegó tarde. Tanto que el cierre de la empresa, previsto para el 1 de enero, se ha retrasado al día 12 del mismo mes. Los empleados deberán esperar en sus casas y si son requeridos por la empresa acudir al puesto de trabajo, aunque no habrá ni pan ni reparto.

A través de un papel, con fecha diferente al día de entrega del mismo, la empresa ha comunicado que «el día 12 inicia el periodo de consultas al que se hace referencia en el Estatuto de los Trabajadores para llevar a cabo un procedimiento de despido colectivo». El motivo de la misma es la «extinción de la personalidad jurídica del empresario».

Más de una decena de trabajadores, que fueron la alegría de los clientes a los que hacían el reparto, quedarán en sus casas a la espera de que llegue el despido colectivo, después de un intento de ERE de extinción fallido.