UCCL clama por asegurar la alubia y pide «controlar» la actividad de Agroseguro

La Unión de Campesinos de Castilla y León se ha levantado en la mañana de este jueves 29 de agosto contra la empresa de seguros agrarios Agreseguro. La negativa de esta empresa a contratar las pólizas de seguro de las explotaciones leonesas de alubias ha sido la gota que ha colmado el vaso entre los agricultores de León.

Y todo basado en una «modificación masiva» que desde Agroseguro achacan como el motivo principal para la no contratación de las pólizas. Desde la UCCL denuncian que desconocen el significado de ese término, «que no está definido técnicamente ni nadie lo explica», «y no sabemos si se refiere a la cantidad económica, a las hectáreas o a qué».

Jose Antonio Rodríguez, presidente de la UCCL, ha comparecido a los medios plagado de negatividad ante la situación que están viviendo en el campo leonés frente a la empresa de seguro. Con el lema «Seguro agrario sí, Agroseguro no», insisten en dejar claro que no se oponen al seguro (es más, lo definen como «clave»), pero sí lo hacen a las políticas llevadas a cabo por dicha empresa «en los últimos dos años».

«De un tiempo a esta parte sus políticas son contrarias al agricultor y no tienen a nadie que les vigile ni les controle», apunta Rodríguez, que señala a la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (Enesa) como la responsable de tal responsabilidad. «Es nefasto que esto ocurra, que hagan las cosas como les dé la gana y nadie les diga nada», se queja el presidente, que explica que ellos están obligados a contratar todo lo que pongan en la declaración de la Política Agraria Común (Pac), pero que Agroseguro se niega a hacerlo en esta campaña por esa «modificación masiva» de «no se sabe qué».

El seguro agrario, por todo lo que conlleva, «no es un seguro al uso». «Nosotros dependemos del clima y por eso está subvencionado, además no es nada barato», comenta con el miedo existente en esta semana por la llegada de una dana a la provincia leonesa: «Llevamos así cuatro meses, no tenemos seguro y ahora hay amenaza de lluvias, así que no sabemos qué puede pasar esta tarde o mañana», señala.

Son 16 las compañías que conforman Agroseguro. El seguro es mancomunado, lo que quiere decir que todas las partes entran en el seguro bajo un sólo contrato de firma, por lo que «cuando hay una siniestralidad elevada se hace uso de un bote existente en el Consorcio, que es donde todas las compañías se reaseguran y está también subvencionado, y se reparte entre todos». Sin embargo, «lo único que quiere Agroseguro ahora es ganar dinero», señala tajantemente Juan Antonio. «Venimos de los dos peores años de la historia, hace dos se tuvo que pagar 800 millones de siniestralidad y el año pasado 1.241 en toda España», advierte.

Y lo relaciona con las cuentas de Agroseguro. «Se ha llevado a sus arcas más de 37 millones de euros, de los que les ha quedado ocho millones que se quisieron repartir y no les dejó la Administración», revela. «Dejad claro que esto no es un negocio», insiste.

Lo que piden está claro: que les aseguren sus explotaciones, que Enesa vuelva a controlar el trabajo de Agroseguro y que éstos se dediquen «a gestionar pólizas y a aceptar contrataciones, que no pueden manejar fondos públicos según les convenga». «La Junta de la Rioja tuvo que intervenir con un estudio diciendo que los problemas de los agricultores riojanos devenían de la sequía atroz, que no era culpa de los propios agricultores», que era lo que se había firmado desde la empresa aseguradora.

«Estamos indefensos y no permitiremos más estos vaivenes», denuncian desde l UCCL. «Al final todos tenemos que ir a parar ahí sí o sí», lamenta el propio presidente. «La alubia es uno de los cultivos más rentables cuando va bien, están incurriendo forzadamente en un incumplimiento de la norma y gran parte de nuestra agrupación ahora está en peligro», apunta Daniel Veray, uno de los agricultores afectados por las políticas de Agroseguro.

Además, sobre la negativa de aceptar la contratación del seguro, la empresa se escuda en que tan sólo son unas pocas hectáreas. «Numéricamente no son muchas, pero es que a nivel económico 4 hectáreas significan muchísimo», se queja Germán Cantón, otro agricultor indefenso ante la problemática actual.

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