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El campo leonés ha despertado y ha iniciado una revuelta que solo terminará «cuando nos escuchen». Y no será por el ruido que no han hecho durante la primera semana de movilizaciones en la provincia.
Tras ocho días de actividad con cortes programados -y algunos ... sin notificar-, tractoradas por las principales ciudades y reivindicaciones a golpe de consigna como «nuestra ruina será vuestro hambre», el sector ha explotado y su paciencia ha dicho basta como se ha demostrado desde el pasado jueves.
Diferentes altercados han sacudido la provincia con especial incidencia en zonas críticas como las principales vías de comunicación y los accesos a grandes núcleos industriales.
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Rubén Fariñas y Lucía Gutiérrez
Rubén Fariñas
Los actos más violentos se vivieron durante esta semana en el Polígono de Villadangos. Las concentraciones nocturnas para evitar la salida de camiones de las instalaciones de Mercadona llevaron a los agentes especiales de la Guardia Civil y repeler las protestas con enfrentamientos con los campesinos que allí se concentraban.
Vestidos con 'chalecos amarillos' han llevado a toda la provincia sus reclamaciones. Especialmente intenso ha sido desde este martes, cuando una tractorada con más de mil camiones invadió la capital leonesa.
También se han vivido momentos de tensión en las carreteras a Benavente, Asturias o Galicia, así como las vías a Valladolid o hacia Riaño, entre otras.
En total, la primera semana de disturbios se ha cerrado con casi 900 personas identificadas y cuatro detenidos -tres de ellos en la madrugada del jueves en Villadangos- por desobediencia grave a las autoridades. Todo ello dejando decenas de cortes en las principales carreteras de la provincia y con incidentes de quema de alpacas o neumáticos que han obligado a reorganizar el tráfico.
Durante la próxima semana ya está programada una nueva tractorada, en este caso en Ponferrada, mientras el resto de campesinos siguen organizándose a través de grupos en redes sociales para planificar nuevas intervenciones que obliguen a las autoridades a escuchar sus reclamaciones.
Entre las principales peticiones se encuentra un reparto más justo de la PAC, evitar el barbecho de algunos cultivos, regular de otra forma el uso de pesticidas en el campo y una política agraria europea más laxa que les permita obtener beneficios y evitar «la ruina» en su producción actual.
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