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Aunque hasta primeros del mes de agosto no concluirá de manera generalizada en la región, la campaña de la lenteja se puede calificar de «modesta».
«El año iba muy bien, pero se complicó con las tormentas del mes de junio porque el cultivo ya ... estaba prácticamente hecho», explica Nicolás Armenteros, director técnico de Legumbres de Calidad (Lenteja de la Armuña, el Garbanzo de Fuentesaúco y el de Pedrosillo, y Judías de El Barco de Ávila).
«El agua a una leguminosa en la fase final no le hace ningún favor, hubo demasiados días de tormentas, lluvias e incluso piedra en alguna zona, lo que ha hecho que una cosecha muy bien planteada se haya quedado en una cosecha mucho más corta», aprecia el representante de Lenteja de la Armuña.
Según sus cálculos, «lo normal es que hubiera estado en 900 kilos por hectárea, pero yo creo que se rondarán los 600 kilos, más o menos».
En este caso, los kilos no están reñidos con la calidad, «nos importan los kilos, pero lo más importante es que haya calidad y, de momento, en las lentejas la hay», dice Armenteros.
En otra parte de la Comunidad, en la Indicación Geográfica Protegida Lenteja de Tierra de Campos esta campaña se han sembrado 4.800 hectáreas y aunque no se terminará de recolectar hasta la primera semana del mes de agosto, el planteamiento es similar: la lluvia y, en algunos casos, la piedra metieron la lenteja por el suelo.
«No es un año desastroso, pero no se va a llegar a la media de 1.000 kilos, puede situarse en unos 800 kilos por hectárea», augura Javier Alonso, director técnico de la IGP Lenteja de Tierra de Campos.
Lo que han comprobado hasta el momento es que «la calidad es buena» y recuerda que cada año se etiquetan unas 900 toneladas de lentejas con el sello de la IGP. «No deja de ser muy poquito», asume, «pero lo importante es que la gente las identifique, que sepa que existen y luego decida».
Este año se han sembrado en Castilla y León 23.679,45 hectáreas de legumbres para el consumo humano. Las leguminosas ocupan un lugar muy importante en la agricultura de la región y su cultivo está muy consolidado dentro de la rotación tradicional. Es la primera comunidad autónoma en superficie cultivada de judía seca, con el 73% del total nacional, y la segunda en garbanzo, con el 29%, por detrás de Andalucía.
Precisamente, el garbanzo se encuentra en su última fase. «Tiene que terminar de granar, va atrasado y no se empezarán con las primeras parcelas hasta agosto. Otros años en Pedrosillo, en esta época, ya se empezaba a cosechar», comenta Armenteros como representante de las figuras de calidad del Garbanzo de Fuentesaúco y Pedrosillo.
«La situación es muy variable de unas parcelas a otras, aunque a diferencia de las lentejas, creemos que la cosecha va a estar en un año medio alto, a pesar de que hasta que no empecemos se trata solo de estimaciones».
De manera general, el Instituto Tecnológico agrario de Castilla y León (Itacyl) tiene registradas 33 variedades de leguminosas. La Comunidad es la que cuenta con mayor número de legumbres amparadas bajo una figura de calidad con protección europea, ocho en total.
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