El sector augura una caída de las hectáreas de cereal de secano con los actuales costes

«El cereal de secano hasta 2020 tenía unos costes (sin contar amortización, ni renta ni el propio sueldo del agricultor) de unos 450-500 euros», asegura el presidente de Asaja, Donaciano Dujo, «y de cara a la próxima campaña esos mismos costes se van hasta los 1.150 euros».

Las interpretaciones pueden ser varias, pero Dujo insiste en que «si el agricultor antes tenía que contar con 2.500 kilos para gastos, ahora nos vamos a 3.000 kilos por hectárea, contando que lo va a vender a cerca de 400 euros por tonelada y eso es muy complicado porque no está asegurado ni el tiempo ni el precio».

Disminución «considerable»

Dujo aprecia que esta realidad se va a traducir en una disminución «considerable» de la siembra de cereal, «en un año de mala cosecha en el que uno tiene poca cartera, hace que se tenga que pensar mucho la inversión y opte por otros cultivos con menos gastos o barbechos».

Concluye que si no bajan los gastos, «en muchas fincas es inviable volver a sembrar cereal sobre cereal y lo que no se puede es arruinar uno trabajando».

Jesús Manuel González Palacín, coordinador de UCCL, añade que a los «altísimos» costes actuales se suma la nueva PAC (Política Agraria Común) «más estricta ambientalmente y eso va a aumentar los costes de producción».

González Palacín se muestra «casi convencido» de que se va a sembrar menos cereal de secano «quizás no sea una bajada muy grande, pero muchos van a echar cuentas y no les va a compensar o no van a querer arriesgarse a gastar sin saber si van a ganar o perder». Coincide en que la otra opción a no sembrar es el barbecho o cultivos más económicos.

Aurelio González, secretario de UPA, también se muestra seguro de que «se va a sembrar menos cereal de secano; estamos en un punto en el que los abonos cuestan 1.000 euros».

Cifra el coste de sembrar 50 hectáreas en 40.000 euros, «con la inseguridad que da el secano porque no sabes cómo va a venir la climatología y si te da por debajo de 3.000 kilos/hectárea, no recuperas la inversión».

Con este planteamiento «habrá mucha gente que se decida por guisantes, garbanzos, lentejas o girasol, que no llevan gastos de abonado, y más superficie de barbecho. El problema de desabastecimiento va a ser complicado», sentencia.

Lorenzo Rivera, coordinador de COAG, asume como «preocupante» la campaña que viene aunque pone un punto de optimismo: «Puede cambiar todo si en septiembre u octubre llueve y anima las colzas y a fertilizar un poco», sugiere.

Si se produce una bajada de la superficie será, en su opinión, «poco significativa, aunque se va fertilizar menos, y puede que se barbeche más y se dejen más tierras para girasol». Dice que en los últimos seis años, «ha habido dos de sequía y uno muy malo», por lo que el agricultor no acaba de remontar.