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Confiesa que 2020 ha sido un año de incertidumbre, en el que se han vivido momentos complicados, con muchas dudas sobre lo que iba a pasar. Detalla, además, que ha sido difícil gestionar temas importantes como la contratación de los temporeros, el ajuste de los ... precios de la uva ante la caída de las ventas de vino en las bodegas o afrontar una campaña de alta producción con una cifra de kilos que superó de largo todas las expectativas. Daniel Maestre, viticultor en la Denominación de Origen Ribera del Duero, defiende que, a pesar de todas las complicaciones de la crisis sanitaria, finalmente se consiguió salvar con éxito la pasada campaña, pero incide en que ya se tiene la vista puesta en lo que pasará en la próxima vendimia. «Vamos a ver lo que sucede en la siguiente, que también será complicada. Todavía el sector de la hostelería y la restauración, principal canal de venta de vinos, permanece con muchas restricciones, con cierres, con reducción de horarios… Habrá que esperar a ver cómo evoluciona todo», explica.
Daniel Maestre se dedica a la viticultura a título principal en el municipio burgalés de Quintana del Pidio, de apenas 100 habitantes. A sus 36 años, es uno de los 8.000 productores de la Denominación de Origen Ribera del Duero, donde posee una explotación mediana de viñedo, algo más de 16 hectáreas. Hace seis años decidió abandonar la industria en la que trabajaba de electromecánico en Aranda de Duero, para volver a sus raíces, a cuidar y mimar las viñas. Entre las cepas, desvela que ha encontrado la felicidad.
A pesar de los momentos delicados que ha generado la covid-19, mira con optimismo al futuro, confiando en el prestigio de la marca de calidad. «Yo creo que si hay una zona que puede salir airosa de esta situación, esa es Ribera del Duero». En cualquier caso, ante lo que está por venir, el viticultor apuesta por buscar el «equilibrio» del mercado, reduciendo el rendimiento de uva, fijado en la actualidad en 7.000 kilos por hectárea en Ribera del Duero. «Habría que producir menos uva, sería una decisión importante. Si no lo hace el Consejo Regulador, lo tendríamos que hacer los viticultores», recalca.
Una menor producción de uva por hectárea que redundaría en una mayor calidad del fruto. Algo que, a su entender, desemboca en un producto final mucho más competitivo, valorado y que marca la diferencia. «Mi mayor apuesta es la uva de calidad, hay que buscar tener el mejor producto. Es la clave del futuro». Y confirma que tiene ya comprometida la próxima cosecha con dos de las bodegas más prestigiosas de la Denominación de Origen.
Viñedo
Ahora llegan los meses más intensos, que culminarán con la campaña de vendimia en octubre. «En estos momentos, la viña viene retrasada con respecto al año pasado; se ha prolongado la parada vegetativa porque hubo un hielo hace un par de semanas, luego han venido las lluvias y ha ayudado para que el clima se quede frío y ahora mismo parece que vuelve a salir de la parada».
En el campo, a pie de viña, la pandemia no ha cambiado casi nada. Se continúa trabajando como siempre, pero extremando las precauciones y cumpliendo escrupulosamente las medidas sanitarias. «El campo no para, no se entera de las enfermedades, tenemos que seguir igual», recuerda Daniel. Eso sí, «teniendo más cuidado para mantener la distancia entre nosotros», puntualiza. En esta línea, pone el acento en la importancia de ser responsables para abandonar cuanto antes la situación de restricciones y cierres, que tanto afectan al mercado vitivinícola. «Los primeros interesados en que se paren los contagios somos los que vivimos de vender vino, necesitamos que se vuelvan a llenar los bares», lamenta.
Daniel sigue defendiendo al campo como la mejor forma de vida en un día a día en el que valora la libertad y «que no sabes qué te va a deparar la jornada». Se pone como ejemplo de la vuelta al sector primario con éxito. «Era electromecánico, pero mi familia siempre había sido viticultora y a mí me encantaba. Dejé el trabajo y volví al pueblo. Estoy encantado, ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida».
Como anécdota desvela que su pequeño pueblo ha ganado población en los últimos tiempos. Algo que desea no se quede solo en «una moda. Es necesario que se acuerden del campo no solo en estos momentos tan concretos. Aquí tenemos mejor calidad de vida y muchos puestos de trabajo en el sector primario». Y va más allá y como defensor del medio rural reivindica mejores servicios para los habitantes de los pueblos, especialmente el regreso del servicio de atención médica presencial y unas buenas conexiones a Internet.
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