La agricultura y la ganadería son dos de las grandes actividades de la provincia. Decenas de puestos de trabajo, grandes explotaciones y un sector primario cada vez más saturado por las políticas europeas.
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Jose Antonio Turrado, secretario general de Asaja en León valora el inicio de la campaña de verano con positivismo. Tras un 2023 considerado como «desastre» para agricultores y ganaderos, el secretario general asegura que esta temporada los trabajadores del campo contarán con una disminución en los costes de producción debido a la producción de sus cultivos y su crecimiento.
Los cultivos de primavera, también conocidos como los de regadío, se encuentran en un estado inicial en el que el desarrollo ha sido positivo y en el que la campaña de riego cuenta con suficiente agua en los pantanos para que estos evolucionen con normalidad. La parte más negativa» es el retraso de algunas siembras como el maiz o las alubias debido a que su retraso ha generado que las siembras se retrasen y, por lo tanto, evoque a una cosecha con menor expectativa.
Con una radiografía agronómica que «no va mal» y que cuenta con otros cultivos como frutales y viñedos que son muy relevantes para la provincia sobre todo en la zona del Bierzo.
Las últimas tormentas han tenido daños para zonas de cultivo pero sin ser de gran magnitud ya que, el poco avance del proceso de crecimiento, ha generado que los agricultores no cuenten con casi pérdidas Climatología que preocupa en todas las temporadas a los trabajadores del campo que miran al cielo esperando periodos de lluvia pero también rayos de sol. Con los últimos veranos muy calurosos y largos, ya que no terminan en septiembre sino que, en muchas ocasiones llegan a octubre e incluso a noviembre con un clima seco y caluroso, causan beneficio en algunas zonas del campo pero en otras «no son nada beneficiosos».
«En León tenemos el cultivo de maíz como cultivo estrella y parte de su éxito se debe al tiempo veraniego de septiembre que genera un mayor tiempo de producción generando buenas producciones», explica Turrado. Aún así, el secretario general denuncia que el cambio climático no es bueno para nadie por lo que «hay que tratar de reconducir las cosas a la normalidad».
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La Política Agraria Común ha sido una de las grandes protagonistas de las manifestaciones del campo, que han llegado a colapsar en varias ocasiones el centro de las capitales de todo el país. En la provincia sigue siendo uno de los temas más llevados a debate. Turrado hja asegurado que el cambio político que se ha producido al «más alto nivel», ha generado la modificación en algunos de los reglamentos que como consecuencia han tenido la modificación de normas nacionales. En el caso de la provincia, la modificación que afecta en primer lugar es la del Ministerio de Agricultura debido a que modifica el decreto que regula la PAC atendiendo a algunas de las peticiones de los agricultores y ganaderos leoneses que han salido de los «más beneficiados» a nivel nacional.
La modificación, que ha afectado al Real Decreto que regula las ayudas de la PAC, ha dado «muchas facilidades» para seguir cultivando las tierras de la provincia con un monocultivo del maíz.
«Con la rotación de cultivos se complican mucho las cosas ya que nos obligan a sembrar cultivos menos productivos», indica. Políticas agrarias las cuales aún siguen en proceso de negociación ya que se ha anunciado un consenso de las comunidades autónomas sobre un documento presentado para la flexibilización de la aplicación de la PAC. Con un punto de vista burocrático en sentido avanzado que «nos gustaría a todos».
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Los ataques de animales a los ganados son otra de las grandes preocupaciones de los trabajadores del campo pero no solo eso ya que, la transmisión de enfermedades de la fauna salvaje es una realidad cada vez más presente en los cultivos. La provincia de León cuenta con un alto porcentaje de superficie montañosa, algo que genera que la ganadería en extensivo cuente con fauna que genera grandes daños en los cultivos.
«Hay muchas especies que están llegando a territorios en los que antes no estaban presentes», asegura. Corzos o ciervos que actualmente se encuentran en el Páramo o Tierra de Campos donde antes no se les podía localizar. «Los jabalíes por ejemplo son una especie que genera baños en la agricultura de gran notoriedad», denuncia.
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Una situación que no solo afecta a los agricultores ya que los ganaderos de toda la provincia cuentan con un problema a mayores de la producción de sus cultivos, que son el lobo y el oso. Las especies sin depredadores naturales como son en este caso, atacan las explotaciones ganaderas generando grandes daños en el territorio y generando que la convivencia con estos animales sea algo «muy difícil» de controlar.
Ataques en época de aprendizaje de caza a las crías que acaban con cientos de bajas que, en muchos casos, no se indemnizan hasta pasados los años y que «no suelen cubrir las pérdidas». Las enfermedades además, transmitidas por esta fauna salvaje a los animales domésticos generan gran preocupación. En un primer lugar, la tuberculosis bovina produce un cruzado entre las cabañas ganaderas de vacuno y ciertas especies cinegéticas y, en segundo lugar, la peste porcina africana que, aunque «no es un problema actual» preocupa a toda Europa debido a que España se sitúa como la «élite mundial» en su producción y esto podría tener grandes consecuencias. Esta enfermedad ha llegado a través del jabalí a muchos países europeos.
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«Posiblemente seamos el país que más salvaguardada tenemos nuestras ganaderías desde el punto de vista sanitario», asegura. Algo que se debe, en su mayoría, a la inversión que se ha llevado a cabo en ello.
La sobrepoblación de especies depredadoras es una de las grandes denuncias de los ganaderos de la montaña leonesa. «La sensación que tiene el sector ganadero es que hay muchos más osos y lobos de los que figuran en las estadísticas oficiales», asegura Turrado. Un censo que, aunque la Junta de Castilla y León tiene la «obligación» de actualizar es una tarea «muy complicada».
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Los daños provocados por estas especies «no se cubren con las ayudas». Una problemática que en muchos casos genera bajas de actividades por la imposibilidad de continuar. «Te echan de las zonas como ganadero, te expulsan», asegura. Sin un control «real» de la especie la situación se complica debido a que los censos se multiplican permanentemente.
Las cifras, hasta entonces, no se podían contabilizar debido a que la mayoría de los ganaderos contaban con seguros privados y, en muchos casos, eran los que indemnizar el siniestro. Algo que ha cambiado con el paso del tiempo y que ha generado una estadística más «real» de lo que se declara.
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«Cuando el jabalí te levanta una finca de 10.000 metros de maíz cuando está la siembra eso no te lo paga nadie», explica. Una situación que, no se comunica debido a que no se indemniza. «La realidad es mucho más importante de lo que dice la estadística oficial», asegura.
La falta de trabajadores en el campo, la rotación de personal o la implementación de maquinaria que cubre puestos de trabajo son tres de los principales problemas del ámbito laboral del campo. «La estabilidad de los trabajadores en el sector de la agricultura es una de las grandes complicaciones del autónomo rural», indica. Una situación que se debe a la preferencia de la mayor parte del personal del trabajo en las ciudades o zonas cercanas a la capital.
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Trabajadores sin formación que acuden al campo, aprenden la labor y abandonan cuando salen oportunidades con mayores ventajas en otros sectores. «El trabajo en el campo no tiene buena prensa, siempre se ha oído que en el campo se trabaja y pues no es el más agradable», asegura. Algo que supone la puerta de entrada a la mano de obra extranjera.
El horario, la cercanía a los núcleos urbanos o el acceso a la vivienda hacen escapar de los pueblos pequeños a la gran mayoría de los agricultores.
El déficit de mano de obra genera por lo tanto un bloqueo ya que, en muchas ocasiones, debido a la falta de asalariados, se mecanizan más las explotaciones para realizar las principales funciones sin depender de contrataciones.
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Con una visión «positiva»y «optimista», el secretario general ha querido dar motivos para confiar en el sector. A pesar de la dependencia de muchos mercados «muy complicados», el sector «tiene la suerte» de tener grandes infraestructuras de regadío, inversiones en obra pública y privada, y mucha mano de obra de gente joven que apuesta por el sector.
«Si cada año son más de 80 jóvenes los que apuestan por la agricultura es porque ven oportunidad de vivir dignamente de ello», indica. Un mundo globalizado donde la lucha principal de los trabajadores del campo leonés es la «justicia» en las condiciones exigidas por las políticas comunes para competir en la misma línea y con los mismos parámetros con productos que atraviesan las fronteras.
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«Desde León creo que tenemos posibilidades para competir con esos mercados globales en un futuro pero necesitamos una agricultura rentable que genere riqueza a la gente», indica. Una situación que preocupa pero en la que confía para seguir progresando.
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