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S. G.
Viernes, 5 de abril 2024, 00:16
Hablar del uso de drones en el sector agrario es algo que ya no suena raro y mucho más en campañas agrícolas como la presente en la que la humedad ha hecho imposible el acceso a las parcelas y la única opción para llevar a ... cabo los tratamientos era a través de estas aeronaves.
Triticum-Agro SL es una de las empresas que lleva a cabo aplicaciones con dron de productos sin registro fitosanitario, como establece la ley, y esa es la primera aclaración que hace su CEO, Iván Cadenas: «Lo que hacemos son tratamientos con productos que no tienen registro fitosanitario, si se dejara, estoy convencido de que en años como este el 80% o el 90% de las aplicaciones hubieran sido con dron porque ha sido un año de muchas lluvias, sin acceso a las parcelas y había bastante necesidad de aplicación con dron, insisto, dentro de los productos que se puede».
La normativa, de carácter europeo, parece que está en vías de cambio pero, de momento, deben conformarse con las herramientas vigentes.
Los tratamientos en estos meses han sido variados, desde colzas a cereal. «Tanto si llueve como si no, en el caso de cultivos como la colza que tienen un porte muy alto, el uso del dron es ideal porque llega un momento que por altura no puedes acceder con el tractor, el daño que se hace es considerable».
En el caso del cereal tampoco se ha podido acceder a las tierras para llevar cabo en condiciones las labores de abonado y a través del dron se han podido efectuar aportaciones con abonos foliares.
Cadenas se muestra convencido de que estas aeronaves «son el futuro, pero viendo ya el presente», al tiempo que reconoce que hay factores que ralentizan su implantación, como la normativa. «Por eficacia, por sostenibilidad, por agilidad y un montón de razones más se impondrán, aunque habrá que mejorar cuestiones con las limitaciones de las baterías, la limitación de vuelo o los depósitos de mezcla que condicionan el rendimiento». Un dron tiene capacidad para tratar, aproximadamente, entre ocho y diez hectáreas en una hora.
Las previsiones de cara a los próximos meses, con la campaña de riego en mente, es que se va a seguir apostando por esta herramienta. «Para el regadío es ideal porque no tienes que dejar de regar para tratar y evitas el estrés hídrico, esto también hace que haya más humedad y el tratamiento funcione mejor». Además, «no tienes que recuperar la humedad después y no haces daño al cultivo con las pisadas». Cadenas afirma con rotundidad que «si no fuera por la normativa, el 100% de los tratamientos hortícolas ya se harían a día de hoy con dron».
La experiencia
Luis Miguel Garzón, agricultor de Madrigal de las Altas Torres, ha recurrido al tratamiento con dron para sus colzas. «El trabajo que se ha hecho ha sido muy controlado, con el producto que se puede y con una efectividad muy buena», destaca.
La parte negativa de este uso son, en su opinión, «los muchos condicionantes que hay, pero en una situación extrema ha sido la solución».
Diferencia entre las primeras colzas que se sembraron al inicio de septiembre y las de mediados de ese mes, «en este segundo caso, retrasas el cultivo y evitas las heladas, pero hay que controlar las malas hierbas y este año no se podía entrar en las tierras».
En su zona abulense, las colzas vienen con unos 15 o 20 días de adelanto, «están muy avanzadas y muy raquíticas, sobre todo las altas temperaturas de 25 y 26 grados son las que han favorecido que estén así y el agua de noviembre y diciembre las ha hecho mucho daño».
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