Castilla y León se protege frente a la gripe aviar

La gripe de las aves o gripe 'aviar' es una enfermedad infecciosa originada por el virus de la gripe tipo A. Fue identificada por primera vez en Italia hace 100 años y existen al menos, 15 subtipos que pueden afectar a las aves. Se transmite por el contacto entre las aves infectadas y las sanas, aunque también se puede producir una transmisión indirecta por contacto con materiales contaminados, según recoge un informe del Ministerio de Sanidad. La transmisión de las aves a los humanos se produce por contacto directo con las aves vivas infectadas, sus excrementos o sus fluidos corporales o secreciones. La infección en los humanos puede también producirse por contacto con las superficies contaminadas con productos de las aves o por contacto con aves muertas infectadas.

Cuando todavía el mundo no se ha recuperado de la actual pandemia derivada de la covid-19, saltan las alarmas ante lo que pueda suceder con esta gripe aviar que en los últimos meses ha pasado de animales a humanos en al menos 16 países. España no es uno de ellos.

Pero, ¿qué se puede hacer para atajar la expansión de la enfermedad? Parece que la vigilancia es la principal aliada de este problema de sanidad animal que, en definitiva, no deja de ser un problema de salud pública.

«Las medidas de vigilancia no se han incrementado porque ya son muy intensas de continuo», explican técnicos de la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural. Los controles veterinarios se dividen entre zonas de especial riesgo, lugares a los que llegan aves migratorias; y zonas de especial vigilancia, a las que pueden acceder esas migraciones pero que por densidad u origen son menos peligrosas.

Lo primero que debe quedar claro es que «somos libres de gripe aviar», a pesar de que el pasado mes de febrero apareciera un caso en un ánsar común en las Lagunas de Villafáfila. El subtipo detectado fue H5N8 y «no es especialmente zoonósico».

Precisamente, ese enclave junto con la Laguna de la Nava de Fuentes en Palencia, el Embalse del Ebro y el Azud del Río Lobos en Salamanca son los humedales de especial riesgo que existen en la región.

Lo que hacen estos servicios veterinarios es visitar una vez al mes, acompañados por técnicos de medio ambiente, todas esas zonas y comprobar el estado de los animales. Si hay alguno muerto se envía al laboratorio de León aunque la confirmación definitiva en caso de resultar positivo en gripe aviar la hace el laboratorio de Algete. Así es como se detectó el caso de Zamora.

Vertederos

Otros puntos que se visitan mensualmente son los vertederos en los que se ve afluencia de aves, nueve en toda la región. Estas mismas fuentes comentan que la enfermedad «es muy mortal para las aves, si hay contagios rápidamente morirían».

Existen otra serie de vigilancias que se consideran activas y se desarrollan tanto en instalaciones domésticas como en aves silvestres. Cada año se muestrean 38 explotaciones, que se traducen en 760 muestras.

La vigilancia en aves silvestres se realiza a través de cacerías y el último año se tomaron un total de 1.268 muestras, en la línea de los últimos años.

Los veterinarios hacen especial incidencia en las medidas de bioseguridad de las explotaciones ganaderas pues «no se puede hacer barrera en aves migratorias, por eso se tiene que hacer en las domésticas», concluyen estas fuentes.