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Miguel Otero, junto a una de sus viñas. S. G.
«El cambio climático está aquí y ha venido para quedarse»

Miguel Otero | Viticultor

SOMOS CAMPO 15 DE MAYO 2023
«El cambio climático está aquí y ha venido para quedarse»

Defiende que «el campo es un remanso de paz. Es otra vida, más tranquila y sosegada»

Miércoles, 17 de mayo 2023, 10:33

Uno de sus viñedos bate récords de altitud en la Denominación de Origen Ribera del Duero. En concreto, se ubica a más de 1.100 metros de altura, en la localidad burgalesa de Fuentenebro. Además, se trata de la parcela situada más al sur de la zona de calidad vitivinícola. Miguel Otero, viticultor de 42 años, recuerda que ese viñedo concreto, denominado 'Aguacae', lo plantó hace una década por un vínculo familiar y sentimental con esa parcela que ya habían trabajado antes su padre y su abuelo.

Plantó sus primeras cepas en el año 1999 y, a partir de ahí, fue ampliando su viñedo de forma paulatina hasta optar por dedicarse al campo como actividad principal. Entonces, hace más de dos décadas, nadie quería plantar en esa zona. Las cosas eran diferentes y muchos pensaban que aquella altitud y sus consecuencias, no eran las más idóneas para un viñedo de calidad. Ahora, veinte años después, la película ha cambiado, y el término municipal de Fuentenebro ha experimentado un despegue importante, convirtiéndose en una 'joya' donde algunas de las bodegas más importantes se surten de uva, incluso han plantado sus propios viñedos. Miguel cree que la decisión tomada de plantar es esa zona «fue un acierto, un tema sentimental que se ha convertido en un boom».

Sobre el cambio climático defiende que «se nota y mucho». En este sentido, asume que «está aquí y ha venido para quedarse, aunque está claro que a la zona donde estamos le ha ido mejor esa situación, no se puede negar», explica Otero. A ello se ha añadido la evolución de los gustos del consumidor hacía vinos más frescos, más atlánticos. «Las tendencias van cambiando, se prefieren otros vinos, estas zonas más altas le dan más acidez y es un plus muy importante».

En concreto, la altitud provoca que la temperatura sea más fresca, «hay varios grados de diferencia con Aranda», a lo que se suma la cordillera «que genera corrientes, que también es muy bueno para la viña, al tener tanto viento, al airearse mucho es más sano». En lo que se refiere al suelo, el viticultor destaca que tiene mucha arcilla, «cuando escarbas tiene mucha toba y aguanta muy bien el agua».

Pone el ejemplo de lo sucedido en 2022, un año muy cálido y seco. «Fuentenebro dio mucho la cara, al ser un 70 % de arcilla, con la presencia de minerales como cuarzo, feldespato y mica, se retiene mucha agua. Unido a que, al estar elevado, las zonas altas son más frescas», desvela.

A pesar de llevar más de dos décadas trabajando sus viñas, Miguel Otero compatibilizó años la viticultura con el trabajo en una factoría agroalimentaria y la gestión de un bar de copas. Con el paso de los años, primero dejó la fábrica, para más tarde, hace ya siete años, abandonar también el sector de la hostelería y centrarse totalmente en el campo. «Disfruto en el campo, la calidad de vida no tiene nada que ver. Antes tenía gente contratada, y pensé que podría hacerlo yo directamente. El campo es un remanso de paz. Es otra vida, más tranquila, sosegada» , concluye.

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