Barcones anima a regantes y opas a participar en el diseño final del Plan de Sequía hasta 2030

Barcones asistió este jueves a la presentación en Valladolid de las líneas estratégicas del Plan Especial de Sequía (PES) de la cuenca hidrográfica del Duero 2024-2030, acompañada por la presidenta de la Confederación Hidrográfica del Duero, María Jesús Lafuente; la subdelegada del Gobierno en Valladolid, Alicia Villar, y representantes de Comunidades de Regantes y Organizaciones Profesionales Agrarias.

En ese sentido, significó la importancia del Plan en un entorno de cambio climático en el que cada vez se está más expuesto a «situaciones climáticas difíciles de predecir como es el de la sequía». La delegada del Gobierno en Castilla y León, que recordó que el pasado mes de abril fue el más seco en precipitaciones desde que se tienen registros, añadió que es en este contexto donde tiene «especial relevancia el trabajo de la CHD».

Por su parte, la presidenta de la CHD destacó que «con esta revisión y mejora de los PES se espera afrontar con mayor garantía los problemas coyunturales derivados de estos episodios de sequías, cuya frecuencia e intensidad tiende a aumentar en el contexto de cambio climático que afecta a nuestro país y, por ende, al Duero». Así incorpora como modificaciones una nueva unidad territorial de escasez en el subsistema Tuerto, en la provincia de León, que funciona de manera independiente al Órbigo o los indicadores de sequía en las nuevas estaciones de aforo para mejorar la caracterización de la sequía, como Tardesillas en Soria y Robleda en Salamanca.

También suma en el indicador de sequía del Órbigo el pluviómetro de Bustillo del Páramo que sustituye al pluviómetro de Villares de Órbigo y se incluye en el indicador de sequía del Arlanza la estación de aforo de Palacios de la Sierra que sustituye al aforo de Salas de los Infantes. Además, se han revisado los umbrales de sequía prolongada ampliando series pluviométricas e hidrológicas que incorporan los datos de los últimos años (2017-2018 y 2021-2022) y el indicador de escasez del Arlanza que, una vez entre en fase de explotación el embalse de Castrovido, incorpora el volumen acumulado de este embalse.

Además, se incluyen medidas de escasez en alerta y emergencia para las cuatro masas de agua subterránea en mal estado cuantitativo y se incorpora a las medidas toda la experiencia acumulada de las sequías padecidas por la cuenca en 2017, 2019 y 2022.

Respecto al contenido, destacan las acciones que permiten anticiparse a los episodios de sequía e impulsar medidas que garanticen la disponibilidad de agua requerida para asegurar la salud y la vida de la ciudadanía. El Plan también busca minimizar los impactos económicos que puede tener sobre, por ejemplo, el sector agrícola, pero no se olvida de su impacto ambiental, ya que trata de evitar y minimizar los efectos de la sequía sobre el estado de las masas de agua.

Los embalses de la cuenca gestionados por la Confederación Hidrográfica del Duero cuentan hoy con una reserva de agua embalsada de 1938,2 hectómetros cúbicos, lo que representa un 67,8 por ciento de su capacidad total. Este valor supone once puntos porcentuales menos que hace un año y 18 por debajo de la media de la última década.

Según el último informe de sequía a 30 de abril, todos los sistemas de la cuenca siguen en normalidad en cuanto al indicador de sequía prolongada, mientras que el Pisuerga pasa a alerta y el Carrión y Cega entran en prealerta en cuanto a escasez, sumándose así a Bajo Duero y Torío-Bernesga. En unos días se publicará el informe mensual a fecha 31 de mayo en el que se prevé un empeoramiento del indicador de escasez en las zonas citadas.