La Indicación Geográfica Protegida, IGP, Alubia de La Bañeza no es ajena a la problemática que vive el sector agropecuario. La sequía sumada a la subida de las materias primas lastran a los productores que ven como sus beneficios merman hasta casi desaparecer.
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Eso ... es precisamente lo que les ocurre a los 60 alubieros del sello de calidad quienes trabajan a pérdidas y exigen una subida en el pago de su producto, tal y como ha confirmado el presidente de la IGP, Apolinar Castellanos. «Un kilo de alubias, depende de la variedad, se paga a 1,10; 1,20 o 1,40 euros cuando producirlo cuesta entre 1,90 y dos euros», señala Castellanos quien mantiene que deberían percibir 2,50 euros por kilo. «No puede costar menos un kilo de alubias que un café.
El domingo en La Bañeza se repartieron 6.000 raciones de alubias por el precio de 500 cafés», aseguró el también agricultor quien manifiesta que el coste fijo de una hectárea es de 1.800 euros.
Pinta, canela, riñón y plancheta, son las cuatro variedades de alubias reconocidas en la Indicación Geográfica Protegida de La Bañeza. Cuatro tipos de legumbre con buena hidratación y que cuentan con unas cualidades organolépticas que hacen que se deshaga en el paladar. Unas cualidades que, según el presidente, el consumidor apenas conoce por lo que las alubias de la IGP no son competitivas en el mercado.
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Diferencias de calidad
«La alubia que viene de fuera, extranjera, tiene un menor coste de producción porque en ella utilizan fitosanitarios que nosotros no tenemos permitido. Nuestra diferencia está en la calidad pero el consumidor no lo sabe y, finalmente, elige aquella más barata», destaca el presidente quien asevera que este podría ser el fin de la alubia realizada bajo el sello de la IGP. «Necesitamos que los productores puedan vender la alubia a un precio más alto y que se regule el mercado porque la alubia »foránea« no compite en las mismas condiciones que la nuestra».
Y lo cierto es que la alubia de La Bañeza cuenta con un alto valor nutricional por su contenido en proteínas, energía, poca grasa y calcio, con un tamaño no muy grande, mantecosa y de piel fina, que no se separa de la carne interior.
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Adiós a la «grasa»
No hay una forma idónea ni concreta para su cultivo sino que cada agricultor tiene su truco. Lo que sí es cierto es que este año, y gracias a un trabajo de la IGP con la Diputación y la Junta han logrado superar la amenaza de anteriores ejercicios. Una bacteria que se desarrolla a través de la temperatura y los riegos, la que coloquialmente se denomina 'grasa'». De esta forma manifestaba Apolinar el problema que hay con este microbio, que afecta tanto a la planta y a la hoja como a la vaina, pudiendo así «llevar la cosecha al traste pero que, tras el estudio realizado, permitió que el pasado año se incrementará la recolección en un 20%.
Las cualidades y características de esta alubia la hacen muy diferente al resto de las legumbres del territorio, algo de lo que no solo se dieron cuenta al reconocer la IGP, sino que además lo avalan las personas que disfrutan de ellas en sus platos. Razón por la que desde el sello de calidad tratan de poner en valor la misma para no desaparecer.
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