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Nueva York
Miércoles, 11 de marzo 2020, 16:16
Puede que el duro interrogatorio de los abogados defensores lograse confundir a algún miembro del jurado sobre la veracidad de las acusaciones que enfrentaba Harvey Weinstein, pero la sentencia que emitió este miércoles el juez Burke demostró que él no tenía ninguna duda de que ... el magnate del cine es un depredador sexual en serie.
Pudo haberle sentenciado a la mínima, cinco años de prisión, pero con los 23 años a los que le condenó optó por acercarse a la máxima, que eran 29 años. Veinte por obligar a su asistente Miriam Haley a realizarle sexo oral y tres por violar a la actriz Jessica Mann en un hotel en Manhattan en 2013, pese a que ella admitió haber seguido teniendo encuentros sexuales con él durante cuatro años después de ese asalto, que fue el principio de una abusiva relación.
«Aunque esta sea su primera condena, tengo en frente mía suficientes evidencias de ataques sexuales a otras mujeres como para pensar que esta no es su primera ofensa», dijo el juez.
Había quedado muy claro. El único confundido era el propio Weinstein, que nunca pensó que acabaría su vida entre rejas. Tras haber apelado en privado a todos los hombres influyentes que podían haberlo ayudado a evadir este momento, quedaba apelar este miércoles a la solidaridad masculina en general, porque según él «todos los hombres están igual de confundidos» que él.
Era también hora de mostrar remordimiento público para calmar la ira femenina que aún enfrentará en otros procesos judiciales pendientes. «A todas las mujeres que testificaron, aunque tengamos verdades diferentes, siento un gran remordimiento hacia ustedes», les dijo. Ellas le escucharon sin inmutarse. «Una violación no es solo un momento de penetración, es para siempre», había lapidado Mann.
La actriz, que ahora tiene 34 años, fue una de las piezas claves de este mediático juicio, no solo por los episodios emocionales que sufrió durante el juicio, para el que tuvo que sacar la fuerza que le faltó por haber sido víctima de abusos sexuales desde su niñez, sino porque sienta el precedente de que no importa cuál sea la relación de antes o después, una violación es una violación. La sentencia «pone sobre aviso a los depredadores sexuales y a las parejas abusivas en todos los sectores de la sociedad», dijo el fiscal de Manhattan Cyrus Vance.
Por un momento, durante esos cinco días de deliberación en los que el jurado daba señales confusas sobre la dirección que podía tomar, las mujeres de todo mundo se estremecieron preguntándose qué sería de ellas y del movimiento del #MeToo si el magnate de Hollywood que simbolizaba todos los abusos era eximido de cualquier culpa. «Hoy se ha hecho justicia», tuiteó aliviada la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, «en buena parte por el valor de las mujeres que testificaron contra Weinstein». Seis, en concreto, no todas creídas por el jurado, que rechazó los cargos más serios que podían haberle condenado a cadena perpetua.
Hay muchas posibilidades de que de todas formas Weinstein, de 67 años, no vuelva a ver la luz del día fuera de prisión. Un juez de Los Ángeles pidió su extradición para enjuiciarle allí por otras acusaciones que enfrenta.
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