La víctima de la violación grupal en Málaga habría negado los hechos

El motivo de este cambio trascendental en el caso es un nuevo informe remitido por la Unidad de Familia y Atención a la Mujer (UFAM) de la Policía Nacional que amplía -con un giro de 180 grados- el atestado original que se entregó en el juzgado junto a los detenidos.

Este nuevo oficio, con fecha de inicio el 11 de mayo (dos días después de la supuesta violación), recoge la existencia de un testigo, amigo de la denunciante, que contactó con la Policía Local para informar de que tenía mensajes y audios de WhatsApp supuestamente enviados por ella en los que reconocía no haber sido consciente de sufrir una agresión sexual.

El amigo de la denunciante entregó su teléfono a los investigadores de la UFAM para que extrajeran del mismo todos esos mensajes con el objetivo de realizar un informe pormenorizado de cada uno de ellos. Ese es el atestado ampliatorio ahora enviado al juzgado, que ha supuesto la liberación de los dos investigados que estaban entre rejas.

La jueza citó al testigo para tomarle declaración y éste se ratificó en el testimonio que proporcionó ante los agentes de la Policía Nacional. En su presencia, se reprodujeron esos audios, que están siendo objeto de análisis por parte de la UFAM.

En esas conversaciones, la denunciante negaría, de manera «clara y rotunda», haber sido agredida sexualmente por los investigados, según sostiene la jueza en el auto, «llegando a reconocer que la denuncia obedecía a la necesidad de solucionar sus problemas de residencia en España».

A juzgar por los audios, que están siendo analizados, la denunciante -guatemalteca- habría utilizado esa vía, la de la denuncia, tanto para conseguir «la residencia legal en España como para poder obtener ayudas de tipo económico», concluye la jueza en la resolución.

La magistrada ha estimado los recursos de reforma contra los autos de prisión y, a petición de la Fiscalía, ha puesto en libertad provisional a los dos hombres, que continúan investigados en el procedimiento. De hecho, les ha impuesto varias medidas cautelares mientras se instruye la causa.

En el auto, la jueza les ordena que comuniquen cualquier cambio de domicilio, les retira el pasaporte y les prohíbe abandonar el territorio nacional durante la investigación del caso. Además, están obligados a comparecer de forma periódica los días 6 y 20 de cada mes.

El abogado Raúl Olivares, que asiste a uno de los investigados, y cuyo recurso de reforma ha sido estimado ahora por la jueza, valora esta nueva resolución, que ha permitido salir en libertad a su representado. El letrado se limitó a señalar que la versión de la denunciante plantea «ciertas dudas» que aún están pendientes de aclarar y rehusó hacer más declaraciones.

Los hechos sucedieron la madrugada del 9 de mayo, cuando dos testigos telefonearon a la Policía Nacional para alertar de que una mujer podía estar siendo víctima de una agresión sexual en la playa de La Malagueta.

Cuando llegaron los agentes, encontraron a uno de los investigados sobre la víctima, mientras que los otros dos jóvenes detenidos estaban sentados en la arena en aparente «actitud de espera». De hecho, uno de ellos tenía los pantalones bajados.

A las dos testigos les dio la impresión de que la mujer iba a ser violada «por turnos», algo que también constató la supuesta víctima en la denuncia que interpuso en comisaría. La intervención de ambas frustró lo que, aparentemente, llevaba camino de ser una violación múltiple.

Las chicas accedieron a relatar a SUR lo ocurrido. Según describen, vieron cómo la mujer, en un evidente estado de embriaguez, era objeto de diferentes tocamientos en una discoteca de La Malagueta por parte de dos jóvenes de origen marroquí.

A las dos les llamó la atención el modo en que se comportaban con ella, de ahí que, una vez en la calle, decidieran seguirlos -fingieron ser novias- e incluso esconderse detrás de las letras de La Malagueta para narrar a la policía lo que estaban viendo.

La contundencia de las declaraciones de las testigos, unida a la escena que se encontraron los agentes, fueron indicios suficientes para que la jueza de guardia, tras escuchar las versiones de unos y otros, enviara a prisión provisional a dos de los tres detenidos (dos amigos de 30 y 31 años que habían coincidido previamente con la supuesta víctima en la discoteca).

El tercero de los arrestados, de 19 años, fue puesto en libertad, aunque investigado en la causa, al no quedar acreditada su participación en los hechos ni la relación con los anteriores, a los que dijo no conocer de nada.