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Los vehículos más contaminantes tienen los días contados. Más allá de la ambición –por demostrar– de las grandes potencias en cumbres mundiales, las ciudades europeas dan pequeños grandes pasos para que sus vecinos respiren un aire un poco más limpio. En 2020, las miradas están ... puestas en los vehículos que no tienen distintivo –la pegatina– de la DGT. Son los más antiguos y, por lo tanto, los que más gases nocivos emiten a la atmósfera. Se trata de los motores diésel anteriores al año 2006 y los de gasolina previos al 2000. Para ellos, habrá veto en dos grandes ciudades dentro de cuatro días. A partir del 1 de enero, Madrid y Barcelona dan el paso para lanzar la medida más restrictiva que hasta ahora hayan puesto en marcha contra este tipo de vehículos. Medidas que afectan tanto a los residentes como a los visitantes.
En Madrid la prohibición será total en el distrito centro, catalogado como zona de bajas emisiones (ZBE). No podrán tampoco circular para estacionar en un aparcamiento público ni privado. Tampoco valdrá, como hasta ahora, entrar a la zona con un coche sin distintivo de la DGT pero con la invitación de algún otro vecino empadronado. Esta excepción existía pero ahora también queda eliminada con la Ordenanza de Movilidad Sostenible con la que la capital estrena el año.
Las únicas que sí valdrán serán las que existían para residentes empadronados o para aquellas personas que necesiten trasladar a otra con movilidad reducida. Pero las medidas van más allá del Madrid Central de la exalcaldesa Manuela Carmena (ahora reconvertido en el proyecto Madrid 360º del popular José Luis Martínez Almeida). La más ambiciosa de todas apunta a una restricción mayor. Ningún vehículo sin etiqueta de la DGT podrá estacionar en la zona SER (de estacionamiento regulado azul o verde). Esto es, en ninguna calle ubicada dentro del perímetro de la M-30, que engloba a siete distritos y una pequeña parte de otros tres. La perspectiva de tener que recurrir obligatoriamente a un aparcamiento de pago (o particular) si se tiene intención de ir a Madrid con uno de estos vehículos se espera que sea un factor disuasorio para circular. Esta limitación afecta de lleno a turistas que tengan previsto pasar por la ciudad con su coche particular.
Para que nadie se sorprenda en enero, las campañas publicitarias con la nueva medida copan medios, marquesinas y paneles informativos de toda la ciudad.
Según las estimaciones el Ayuntamiento, podrían verse afectados unos 42.000 vehículos de momento. Fuera de Madrid centro (y capital), en el resto de la Comunidad y en todo el territorio nacional, el parque móvil de vehículos sin distintivo no es residual. Más bien todo lo contrario. Es el segundo mayor grupo de vehículos existentes, según la última estadística publicada por Tráfico que incluye la clasificación medioambiental (cero emisiones, eco, B, C y sin distintivo).
En total, hay algo más de 7,5 millones de coches con esta categoría, es decir, diésel anteriores a 2006 y gasolina anteriores al año 2000. Si se tiene en cuenta que en España existen algo más de 24 millones de vehículos en circulación, los que no tienen distintivo, y que están más afectados por la guerra de las grandes ciudades contra ellos ahora y en los próximos tres años, suponen un 31% del total. El dibujo realizado cada año por la DGT vuelve a arrojar un espacio muy pequeño para los 'cero emisiones'. Sumaban en 2018 (la última estadística oficial publicada) apenas 25.738 vehículos.
Como era de esperar, Madrid encabeza el territorio con más coches y motos de estas características, con casi 900.000 unidades. Le sigue Barcelona con 643.650. Esta ciudad también inaugura el año con su particular plan contra la contaminación. En el caso de la capital catalana, las restricciones afectan igualmente al centro, catalogado zona de bajas emisiones, pero tendrán vigencia solo en horario laborable. De lunes a viernes, de 7 a 20.00 horas. Con ello, el gobierno de Ada Colau pretende quitar de la circulación unos 125.000 vehículos. Las cámaras leerán las matrículas, con lo que en el caso de Barcelona, a diferencia de Madrid, no se multará a quienes no lleven la pegatina visible.
Las ciudades con más vehículos sin distintivo son, en este orden, y tras Madrid y Barcelona, Valencia, Alicante, Sevilla, Murcia y Málaga.
Problemas respiratorios, cardiovasculares e incluso cerebrales. Los daños que provoca respirar aire contaminado son conocidos. Pero los científicos no dejan de analizar sus efectos para conocerlos en todas sus dimensiones. Esta labor investigadora da sus frutos a cada día que pasa y a la larga lista de daños hay que sumar ahora la hipertensión en las embarazadas (también conocida como preeclampsia). Una dolencia especialmente peligrosa para las gestantes que puede comprometer la vida propia y la de su hijo de no poder ser controlada. Este trastorno complica más del 10% de los embarazos en todo el mundo y son la principal causa de enfermedad y muerte materna y fetal y las mujeres que lo padecen suelen tener partos prematuros e hijos con bajo peso al nacer. Este hallazgo ha sido publicado en un informe del Programa nacional de Toxicología (NPT) norteamericano. Los científicos del este centro cruzaron datos procedentes de «cientos de estudios» mujeres embarazadas con hipertensión con sus lugares de residencia y los niveles de un componente específico de la contaminación procedente del tráfico de vehículos: las PM2.5. Es el término usado para una mezcla de partículas sólidas o líquidas que se encuentran en el aire, inhalables, con diámetros de unos 2,5 micrometros o menos (un cabello humano tiene unos 70 micrometros). Y llegaron a la conclusión de que había una posible causa efecto. «Cuando estas mujeres están expuestas a PM2.5 durante todo su embarazo, la probabilidad de desarrollar preeclampsia aumenta en aproximadamente un 50%», explica el investigador principal del estudio, Brandy Beverly. El informe recuerda que «la literatura sugiere que las mujeres que viven dentro de un cuarto de milla de una carretera principal o en regiones de alta densidad de tráfico pueden tener un mayor riesgo de padecer trastornos hipertensivos».
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