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La imagen que tenía de él cambió en lo que se tarda en hacer clic en el botón izquierdo del ratón. Cuando vio los vídeos, en los que el padre Fran, su novio, o así lo sentía ella, abusaba presuntamente de varias mujeres en estado ... de inconsciencia, su mundo se vino abajo.
El proceso hasta llegar a la denuncia fue largo. Ocho meses. De la Navidad, que fue cuando encontró las imágenes, al 23 de agosto, que fue cuando puso la denuncia en comisaría y entregó una copia de las fotografías y los vídeos que había encontrado en un disco duro de su pareja.
En esos meses, mantuvo contacto con la iglesia de Santa María Micaela, de la que es feligresa y a la que acudió hasta en tres ocasiones para contar su relación con el padre Fran y que había descubierto algo de él que podía ser «delito».
El motivo de la tardanza en entregar el material, según confesó ella misma a los policías de la Unidad de Familia y Atención a la Mujer (UFAM), era que no quería dañar la imagen de la iglesia. Pero también existía un segundo factor: había estado muy enamorada del sacerdote.
Tanto insistió en esos argumentos, y tanta cercanía mostró hacia la iglesia y hacia el mundo de la fe (es devota del Cautivo), que los agentes creyeron al principio que la chica era o había sido religiosa, de ahí que en la UFAM Central bautizaran la investigación como 'operación Nun' (monja en inglés).
En su declaración, la muchacha también contó que pidió explicaciones al padre Fran sobre aquellas imágenes, a lo que el sacerdote habría respondido con excusas, alegando que correspondían «a una época pasada». Pero también soltó una frase -siempre según la versión de ella- que ahora resulta demoledora: «Ya sabes que soy un golfo».
El 6 de septiembre, el padre Fran acudió a comisaría para denunciarla a ella porque, según él, habría robado sin su consentimiento 3,000 euros y «material informático» que él guardaba en su casa. También dijo que él quería romper la relación, a lo que ella se negaba, y que creía que había actuado por despecho. Cinco días después, sería detenido.
En las imágenes entregadas por su novia se observaba a cuatro mujeres semidesnudas, dormidas o más bien, como sospechan los investigadores, narcotizadas con algún tipo de sedante, ya que parecen completamente inertes ante las prácticas sexuales «de todo tipo» que les realizaba un hombre. Aún no han podido acreditar qué sustancia pudo emplear.
Los agentes identificaron en los vídeos al padre Fran y lograron llegar hasta las víctimas, que estaban en el entorno del sacerdote. Poco a poco fueron relacionando las iniciales de las carpetas y las imágenes que contenían con cuatro mujeres del círculo del padre Fran. Había vídeos de una quinta afectada, pero en este caso las relaciones fueron consentidas: era otra novia que el cura había tenido en Málaga y que desconocía haber sido grabada por éste.
Los investigadores localizaron a las mujeres y las citaron en comisaría para tomarles declaración. Todas coincidieron en algo: desconocían que habían sido agredidas sexualmente y que habían sido grabadas. Tres de ellas rehusaron verlas. Las otras dos sí lo hicieron.
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