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Miguel Olmeda
Madrid
Lunes, 10 de julio 2017, 18:45
Conducir de noche es un arma de doble filo, más aún en las vacaciones de verano. Buena parte de los millones de españoles que se desplazan en los meses de julio y agosto elige hacerlo de madrugada para evitar atascos y no perder un día ... en la carretera, aunque ello implica el riesgo de caer en las garras de Morfeo. Y es que ante la somnolencia, ese gran ausente en los atestados de accidentes por la subjetividad que trae consigo, cualquiera hinca rodilla. En España, dos de cada tres conductores confiesan haber sentido la llamada del sueño al volante alguna vez; un total de 17 millones. Casi la mitad de ellos -8,1 millones- ha llegado a tener 'microsueños', lo que se conoce como cabezadas, de hasta tres segundos.
Son cifras que recoge la Fundación Línea Directa en un estudio que analiza la influencia de este factor en el periodo que va de 2011 a 2015 y que estima -en base a los datos de accidentes oficiales de la DGT- que en ese lustro fueron 800 los fallecidos por causa de la somnolencia al volante, un 8,9% de la letalidad total.
El riesgo de perder la vida bajo los efectos del sueño duplica al que se corre en un accidente convencional: un 3,9% de los siniestros con somnolencia acaba con víctimas mortales, por un 1,9% de aquellos en los que ésta no aparece. La falta de reacción, tanto a la hora de frenar el vehículo como para encajar el impacto, y la violencia con la que éste se produce son los principales motivos de que estas colisiones sean más graves.
El perfil del accidente por somnolencia es claro. Afecta sobre todo a turismos conducidos por jóvenes de 21 a 30 años en vías interurbanas, con una prevalencia de hombres tres veces y media superior a las mujeres. Habitualmente, sólo un vehículo está implicado en el siniestro, que se produce porque éste se sale de la carretera, sin cometer infracción alguna. La noche del sábado al domingo es la más propensa por las fiestas y el mes de julio, cargado de ellas y con la operación salida de por medio, el más conflictivo.
En cuanto al mapa de accidentalidad, las comunidades que rodean Madrid son las más afectadas por la somnolencia. Castilla-La Mancha, Castilla y León, Aragón y Extremadura, como regiones de paso hacia la capital y desde la misma hacia la costa, además de tratarse de zonas poco pobladas con vías monótonas, presentan una tasa de siniestros por encima de la media española.
Pese al peligro, los conductores suelen a hacer caso omiso de las recomendaciones de la Dirección General de Tráfico. Trece millones de españoles admiten no seguir sus consejos de descanso en carretera, cada dos horas de viaje o 200 kilómetros recorridos, y 14,4 millones reconocen que nunca paran cuando sienten síntomas de somnolencia.
Con todo, la tendencia es descendiente. Entre 2011 y 2015 se produjeron 20.674 accidentes causados por el sueño al volante, aunque pasaron de ser 4.527 en el primer año del estudio a 3.682 en el último. Un receso que, según entienden desde la Fundación Línea Directa, va de la mano con el número total de siniestros, pero en el que también influye que la población esté cada vez más concienciada del peligro. Y es que, si bien el estado de la vía y el vehículo son importantes, al final todo depende de la percepción subjetiva de cada conductor. Un descanso, un café o un breve siesta a tiempo y vuelta a la carretera.
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