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césar coca
Domingo, 4 de julio 2021, 00:45
Soledad Murillo fue la primera secretaria general de Políticas de Igualdad, cargo creado por José Luis Rodríguez Zapatero, y estando en esa responsabilidad impulsó las leyes contra la Violencia de Género y de Igualdad. Fue también secretaria de Estado en el primer Gobierno de Pedro ... Sánchez. Ahora, desde su puesto de profesora de Sociología en la Universidad de Salamanca ve con preocupación algunas amenazas a los procesos de igualdad, derivadas del uso de un lenguaje que no comparte y, la última, del anteproyecto de ley Trans, aprobado esta misma semana y que comenta con vehemencia en la tranquilidad de su despacho.
– ¿Dónde están a día de hoy las mayores desigualdades entre hombres y mujeres en España?
– En el empleo, sobre todo el juvenil, hay aún mucha desigualdad. Somos un país con muy baja natalidad y aún así las empresas creen que el compromiso profesional es menor ante la perspectiva de una maternidad, cuando lo importante debería ser si quieren incorporar talento a sus plantillas. Y se nos avecina otro problema con la inteligencia artificial.
– ¿Cuál?
– Con los algoritmos hay un sesgo claro de género, de manera que es importante ver cómo se puede neutralizar. Debemos estar atentos al diseño de esos algoritmos. Un caso: el cálculo del riesgo en una operación de capital financiero lo tiene. Depende de si quien pide un crédito es hombre o mujer.
– ¿Ydónde se han dado los mayores avances?
– En educación, no hay más que ver cómo en la Universidad hay más mujeres que hombres. Con todo, hay que añadir algunos matices, porque está descendiendo el número de chicas en las ingenierías. Habría que orientarlas hacia ese campo si son hábiles en las disciplinas de cálculo. De todas formas, se ha avanzado mucho y hoy ya todas o casi todas quieren mantener un proyecto profesional de forma paralela a una relación afectiva.
– ¿Qué país podemos tomar como modelo?
– Los escandinavos tienen un sistema de bienestar social muy potente, sobre todo Suecia, con políticas de igualdad muy avanzadas. Yno es un tema de demografía, de que esos países estén poco poblados y por eso sea más fácil, sino de voluntad política.
– El drama de la violencia de género no cesa pese a que en todos los ámbitos se realizan campañas. ¿Qué explicación tiene?
– No es cierto que en ámbitos como el educativo se hable de eso. En las aulas no se hace. En la escuela es una actividad extraescolar. Habría que empezar por el 'bulling' y seguir por la violencia de género. En las universidades hay másteres y optativas donde se aborda, pero los alumnos las cogen si les van bien los horarios o les interesa por quién las imparte. Pero ese tema no está incluido en la formación de nuestros futuros profesionales de la Judicatura y la Policía. De ahí que muchas veces no sepan cómo abordar los casos.
– ¿Tiene algo que ver en lo que está pasando la llegada de inmigrantes de zonas donde la subordinación de la mujer al hombre es muy grande?
– Los datos del Observatorio de Violencia nos dicen que no. Creo que hay otro factor más relevante:con la llegada de Vox al Parlamento, el tema pasó de ser un asunto público a uno ideológico y se ha vuelto a considerar dentro de lo privado. ¿La consecuencia?Que está bajando mucho el número de denuncias.
– ¿Puede tener alguna influencia la proliferación de series de TV que difunden valores respecto de la familia y la pareja que son casi como los de España en los años sesenta?
– Seguro. Esas series y otros programas en los que los celos tienen un gran papel porque normalizan un modelo de relación en el que hay una subordinación. Siempre que se juega con los roles y su división se está restringiendo la libertad en la pareja. Yo todos los años tengo alumnas que vienen a decirme que han sufrido algún episodio de esos.
– Siguen dándose situaciones que deberían estar superadas: el acoso en la escuela al diferente, por parte a veces de preadolescentes o incluso menores. ¿Cómo puede suceder?¿Qué educación están recibiendo para que eso siga pasando?
– Le contestaré con una pregunta:¿en cuántas guarderías cuando llega el día del padre o la madre se les muestra que algunos tienen dos papás o dos mámas? Lo primero sería normalizar entre los adultos que hay otras formas de vida. Pero, dicho eso, ¿qué ocurre con los tutores y la inspección educativa? ¿Se puede hablar de eso? ¿Dónde se explica a niños y niñas que hay una frontera que no se puede traspasar? Y luego están los videojuegos, en los que la violencia se convierte en espectáculo y donde al no estar físicamente próximos los jugadores se reduce el aprendizaje de la relación social.
– Hablaba hace un momento de la cuestión de la subordinación. Hay un elemento simbólico, el velo de las musulmanas, en el que curiosamente la izquierda es más tolerante que la derecha. ¿Cómo se explica?
– Porque la izquierda ha priorizado el derecho a la educación frente al laicismo. El velo es una restricción a la capacidad de movimiento y de relacionarse. La libertad es la cantidad de opciones para elegir. Si prima la educación ante el velo es que no sabes lo que el velo significa. Estamos ante un quiero y no puedo con el laicismo.
– Otro problema de la izquierda:una cierta incapacidad para rechazar las muestras de machismo si quienes las sufren son mujeres de derechas.
– No solo eso. También dentro de la izquierda parece como si la igualdad fuera un asunto de mujeres. Otra cosa es que a la hora de hablar de feminismo los hombres se saben todos los eslóganes, pero la cosa queda ahí. Y además creo que ya estamos en el momento en que más que hablar de igualdad hay que hacerlo de reciprocidad. Eso equivale a tratarnos como personas sin mirar el género. ¿Por qué Familia está en la Administración dentro de Igualdad, y no en Bienestar Social?
– Esta semana el Consejo de Ministros ha aprobado el anteproyecto de 'ley Trans'. Y la polémica se ha desatado de inmediato, con las críticas de muchas feministas. ¿Qué juicio le merece?
– Las críticas han sido de esos grupos, sí, porque parece que para los hombres no es un asunto que les concierna. Bueno, si soy un hombre deportista me dará igual que compita conmigo un chico trans. Pero en el caso de las mujeres las marcas están amenazadas.
– Como están diciendo muchos defensores del texto aprobado, eso sucederá muy pocas veces.
– Cierto. Estoy a favor de la ley en la medida en que facilita la vida de los hombres y las mujeres trans, que han sufrido muchos tipos de violencia. Pero esta ley va a restar potencia a los logros de las leyes de igualdad. Si se puede elegir, el sexo será una opción y no una categoría biológica. Así las cosas, ¿cómo trabajamos la brecha de género?Si género y sexo son pura semántica, ¿cómo determinamos los indicadores sobre los que corregir la desigualdad?
– Está hablando de los efectos colaterales de la norma, que pueden afectar a muchas más personas que las beneficiadas por la misma.
– ¿Cómo es posible que no se hayan planteado esos efectos?¿Por qué tenemos que desfigurar el concepto de mujer?¿Tendría validez a partir de ahí hablar de violencia de género?Va a tener un gran impacto negativo en las leyes de igualdad.
– En todo el debate se está creando una niebla terminológica:personas gestantes, pansexuales, cónyuge supérstite, leche humana...
– Esa ley coloniza el lenguaje. No es casualidad que los países colonialistas europeos lo primero que hacían cuando se apropiaban de un territorio era prohibir el uso de la lengua propia. Y es la lengua lo que tenemos para entendernos y definir los problemas.
– Entiendo que está hablando de la llamada autodeterminación de género.
– Sí. Y le voy a hacer una pregunta: ¿habría pasado lo mismo si en vez de plantear una cuestión de género y dejarlo al libre sentimiento, se hubiera hablado del color de la piel? Que uno sea blanco o negro según se sienta. Si el género depende del día, no hacen falta leyes sobre las mujeres. Sin olvidar otras situaciones incómodas.
– ¿Cómo cuáles?
– Son cosas de contexto. Pueden no parecer relevantes pero a muchas mujeres pueden resultar muy incómodas. Supongamos que un hombre decide registrarse como mujer sin someterse a tratamiento alguno. Si va a una sauna, ¿debería poder entrar en la sección de mujeres?
– Sigamos con el lenguaje. ¿Qué opina de 'les hijes'?
– ¿Cómo se puede decir 'hijes'? Hemos estado luchando por la 'a' desde los años ochenta. Las mujeres trans son eso, mujeres, y los hombres trans, hombres. ¿A quién va dirigida la 'e'?A los queer, que son el 0,000... pero son un lobby con mucho poder adquisitivo y mucha influencia en la izquierda. Me parece que un gran problema del texto aprobado es que no se ha consultado con pediatras, médicos, juristas...
– ¿A qué se refiere?
– Le pondré un ejemplo: si mañana un hombre que se declara mujer sufre un infarto, ¿qué protocolo le aplicarán en el hospital?Porque no es igual si eres hombre que mujer. Y es muy grave no haber pensado en las consecuencias jurídico-normativas. De verdad que no puede ser que un lobby que representa a una cantidad ínfima de personas deforme nuestras conquistas. Por contra, el texto legal apenas se detiene en asuntos del empleo de los trans, que eso sí que es un problema.
– Es decir, su balance del texto aprobado es muy negativo.
– Sí, porque creo que una persona puede definirse como quiera, pero que no arrase con mi definición porque detrás del concepto de mujer hay décadas de luchas feministas. Me pregunto por qué no se ha hecho una ley para trans y ya está, sin entrar en otros terrenos. Los queer no tienen por qué definir a las mujeres, que son el 51% de la población en España, ni a los hombres, el 49%. Lamento que haya una ley que elimina términos con los que se garantizan los derechos de hombres y mujeres. Hay que desertar de los géneros, no apuntalarlos.
– Dentro de todo este debate no pasa de ser una anécdota pero es significativa. ¿Qué opina de la supresión de los premios a mejor actriz y mejor actor y su sustitución por mejor interpretación, como han hecho en el Festival de San Sebastián?
– ¿Por qué no han hecho una tercera categoría de premio en vez de modernizarse a la baja? Ya verá cómo funcionan con cuota pero los trans entrarán en la parte femenina. Es ir de moderno cuando al final eres conservador. Ser moderno hoy parece ser no ocuparse del impacto en la igualdad. Vivimos en el mundo de las preferencias. Y esa es la clave del mercado. La emotividad, esto quiero y esto deseo, se convierte en un derecho. Por favor, no me eliminen el concepto mujer y la carga reivindicativa que entraña.
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