Carolina Jiménez
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Carolina Jiménez
Detrás de los universos fantásticos de series como 'Andor' o de películas del calibre de la trilogía de 'El Hobbit', 'Prometheus', 'Guardianes de la Galaxia 2', 'La Liga de La Justicia', 'Terminator: Dark Fate' o 'The Flash' está Carolina Jiménez, una artista de los efectos ... visuales que ha trabajado a las órdenes de Peter Jackson, Ridley Scott o Tim Burton. Jiménez, pionera dentro de una profesión tradicionalmente masculina, es simpatiquísima y de un entusiasmo contagioso, el mismo con el que comparte los entresijos de su trabajo a través de las redes sociales («si no explicamos qué hacemos y cómo lo hacemos no se valora porque no se ve; solo se ve si no está bien hecho»), da clases y asesora a escuelas de cine y producciones audiovisuales. Ahora, de vuelta a España tras varios años viviendo y trabajando por medio mundo, supervisa efectos visuales en postproducción mientras se forma para ser supervisora en rodaje. «Estoy tratando de liarla tanto como puedo», asegura entre risas. Ya la ha liado.
-Con tanto trabajo no le dará tiempo al vermú del domingo.
-No bebo alcohol, así que, salvo que haya un vermú sin alcohol, nada.
-Usted estudiaba arquitectura, pero tras ver cómo se hizo 'El señor de los anillos' supo que quería dedicarse a eso. Y acabó trabajando en 'El Hobbit'.
-Eso fue el no va más, porque ese mismo equipo con ese mismo director en ese mismo universo fueron los que me inspiraron para dedicarme a lo que me dedico, para dejar la arquitectura y meterme en la escuela de animación. Diez años después, y tras mandarles ocho mil currículums, me contestaron, me entrevistaron y me hicieron una oferta. Me fui a Nueva Zelanda con la sensación de hacer realidad el sueño profesional de mi vida.
-Y una vez cumplido ese sueño, ¿qué?
-Pues para eso no nos preparan. Nos dicen persigue tus sueños, lucha por tus sueños, pero nadie nos cuenta qué hacer tras cumplirlo porque, cuando lo cumples, se rompe y desaparece, y después parece que no va a haber nada. Tuve que aprender a reconducir mis energías en otro sentido, pero aprendí muchas cosas de esa experiencia.
-Los efectos especiales ya son imprescindibles en cualquier película.
-Claro, porque ahora mismo todas las películas y las series llevan postproducción digital, unas más que otras, lógicamente, pero hasta una comedia romántica tiene que llevar algo porque siempre hay algo que borrar, algo que añadir, hay que corregir el color… siempre hay algo que hacer.
-¿Asusta el avance de la inteligencia artificial dentro de su sector?
-Asustar no asusta porque es una herramienta más. El cine es tecnología desde que se inventó, y cada vez que surgía una nueva había detractores porque parecía que iba a cambiarlo todo. Pasó con el sonoro, pasó con el color, pasó con el gran formato y pasó cuando llegó la informática al cine, ya que parecía que si estaba hecho por ordenador no tenía valor. Ahora da la sensación de que la inteligencia artificial nos va a quitar el trabajo y que los 'deepfakes' van a hacer que desaparezca la figura del actor. Yo no lo creo, porque la inteligencia artificial no significa que los humanos no hagamos falta. Además, como hace las tareas más repetitivas, nos deja a los artistas más tiempo para dedicarnos a las tareas creativas. Es una herramienta de ayuda a la que tenemos que adaptarnos para aprender a utilizarla bien, pero tiene que ser una herramienta más.
-No hay muchas mujeres en su profesión.
-Comienza a haber muchas, esto está cambiando. Cuando yo empecé apenas había; de hecho, en la escuela de animación éramos dos chicas en clase, pero diez años después esa escuela me invitó a dar una charla a los alumnos en el aula en la que yo había estudiado y, para mi sorpresa, eran mitad chicos y mitad chicas. Es verdad que todavía falta paridad, faltan mujeres en puestos de responsabilidad, pero el cambio viene de abajo arriba, y venimos muy fuerte desde abajo. Un ejemplo es Laura Pedro, una supervisora de efectos visuales que acabar de ganar el Goya y está nominada a los Oscar por 'La sociedad de la nieve'. Es supervisora, es mujer, es española y ahí está, en la cumbre. Está sucediendo, estamos llegando.
-Y en sus comienzos ¿se sentía igual de reconocida que sus compañeros?
-La verdad es que yo estaba tan a lo mío y veníamos tan acostumbradas a este tipo de cosas que en ese momento no fui consciente de si yo tuve más obstáculos que mis compañeros. A toro pasado sí que es posible, porque después me ascendieron en mi empresa y, analizando un poco las cosas y mirando hacia atrás, sí que me costó más tiempo que a ellos. Pero insisto en que eso está cambiando.
-De todos sus trabajos ¿cuál es su favorito?
-Estoy particularmente orgullosa de la última de 'Terminator'. Soy muy fan de la saga y fue una de las primeras películas que me tocó supervisar, por lo que tuve que hacer cosas nuevas y poner más de mí en ese proyecto que en otros. En cuanto a series, guardo mucho cariño a la nueva de 'Cosmos' porque me encanta la antigua, la de Carl Sagan, que es uno de mis héroes favoritos, y trabajar en un proyecto que él empezó y tener que modelar planetas y mover naves espaciales fue otro sueño hecho realidad. 'Andor' también fue un hito para mí porque soy muy fan de 'Star Wars'. A los frikis es relativamente fácil contentarnos porque este tipo de cosas nos hacen ilusión enseguida [risas].
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