J. A. G.
Lunes, 6 de junio 2022, 10:10
Cada mes de junio en Almonte (Huelva) suceden cosas extraordinarias. Ya lo es que en su aldea de El Rocío, de apenas 1.500 vecinos, se lleguen a juntar por estas fechas cerca de un millón de peregrinos. También lo es ese ancestral salto de ... la reja del lunes de Pentecostés en el que a una hora indeterminada de la madrugada, ayer lo fue a las 3.13 horas, los jóvenes almonteños potagonizan el momento cumbre de la romería del Rocío y se llevan a su patrona, la Blanca Paloma, fuera de la ermita para iniciar una turbulenta procesión que es también un impresionante estallido de fervor mariano.
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Y enmarcado dentro de esos episodios extraordinarios que suceden alrededor de la Virgen del Rocío queda el susto que se produjo en la aldea marismeña sobre las 6.20 de la mañana de ayer, tres horas después del famoso ritual del salto, cuando la procesión se tuvo que suspender por una rotura en el paso. Apenas había realizado un tercio de su recorrido y solo había visitado a cuarenta de las 125 hermandades filiales que la esperaban en distintos puntos de la aldea. De hecho, estaba previsto que la procesión se prolongara hasta el mediodía.
Según explicó la Hermandad Matriz de Almonte, el tumultuoso recorrido de la Virgen se tuvo que suspender «por la rotura de un banco de las andas procesionales». El desperfecto afectó a uno de los brazos que sobresalen para poder portar a la Virgen.
Es la segunda vez que la procesión se tiene que suspender en los últimos once años. La anterior, en 2011, fue por la rotura de uno de los varales.
Con la decisión también se quiso evitar cualquier daño a la venerada imagen de la Blanca Paloma, una talla del siglo XIII, y proteger la integridad de los asistentes. A pesar de la inmensa multitud que a esas horas del alba rodeaba el paso, los almonteños no se lo pensaron dos veces y se las arreglaron para abrir un gran pasillo que permitió a la Virgen regresar a su ermita en tiempo récord. La compleja operación incluyó la retirada a toda prisa de las sillas y mesas de los restaurantes que jalonan el trayecto, lo que facilitó el regreso sobre sus pasos de la Virgn que, apenas diez minutos después, volvía a descansar en su santuario.
Cada año durante la procesión, el paso de la Blanca Paloma es sometido a violentos ajetreos que parecen llevar a la Virgen en volandas. Por eso ha sorprendido tanto la rotura. Sobre todo porque la estructura deteriorada se estrenó hace solo dos semanas en una procesión extraordinario de la Patrona de Almonte por las calles de su pueblo sin mayores incidentes.
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El nuevo paso ha sido elaborado por una empresa de ingeniería aeroespacial con fibra de carbono y una aleación de aluminio aeronáutico. La principal premisa era reducir el peso, y con el nuevo material se ha aligerado en más de un 30%. Tal vez ello ha hecho el paso más frágil lo que sumado a las ganas que había de portarlo tras dos años en blanco por la pandemia
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