La visión femenina desde los refugiados hasta el cambio climático

En esta primera joranda de Santander WomenNOW, han sido protagonistas tres historias de transformación.

Una visita al campo de refugiados de Lesbos hace cinco años cambió la vida a María Jammal. Allí conoció a un niño, que había llegado hasta las costas griegas después de naufragar y estar a la deriva durante cinco horas. Rescatado y atendido, «resucitado», dice Jammal en Santander WomenNOW, no lograba reponerse de las heridas psicológicas. «Yo sabía que quería ayudar de cualquier manera posible, como abogada y mujer». Cuando el niño dijo sus primeras tres palabras después de meses («quiero irme a casa», en sirio) ella comprendió que el trabajo médico no era suficiente.

Jammal, que se define como «mujer, nacida cristiana, que vive en la parte palestina de Israel», creó entonces una organización para ayudar a esas personas que han huido de la guerra o el hambre. «Yo planteo la pregunta más importante a las comunidades de desplazados: ¿Cómo estás? ¿Cómo te encuentras?», afirma Jammal. «Si no les damos apoyo, les empujas al extremismo. Es mejor trabajar con las comunidades con la mentalidad que ellos traen y no contra la mentalidad que traen». Ahora el niño es ciudadano sueco, y «es feliz».

La activista y fundadora del movimiento por el clima Zero Hour, Jamie Margolin, espera que los jóvenes tomen más conciencia de las diferencias emergencias sanitarias, sobre todo el cambio climático, un problema «conectado a todos los demás». En una entrevista durante la primera jornada de Santander WomenNOW, la también cineasta consideró que con las redes sociales ahora es más fácil actuar y denunciar muchos problemas.

Su objetivo es concienciar a los jóvenes de apostar las energías limpias porque «el sol y el viento siempre estarán ahí», mientras que otros recursos como el petróleo son finitos y mucho más caros a largo plazo, sobre todo en coste medioambiental. «No hay que convencer a las personas de que apaguen la luz para ahorrar energía», sino que a su juicio supone un avance mucho mayor donar una pequeña cantidad a una organización que esté actuando contra el cambio climático o incluso entrar a formar parte de ella.

Todos los días de crisis desde que estalló la pandemia, el proyecto Word Central Kitchen, fundado por el chef José Andrés, dio de comer a unas 1.800 personas en España. El equipo estaba bajo el mando de la chef Pepa Muñoz, que antes de meterse en este conjunto de cocinas cocinaba en el Qüenco de Pepa. «Mi mente no me dejaba comprender la dimensión de lo que estaba haciendo», recuerda Muñoz, en el coloquio 'Dos chef contra el hambre' de Santander WomenNOW. «Lo que tenía que hacer era dar de comer, sabía hacerlo y lo hacía. Tu país te necesitaba».

Convertir los centros cerrados para usar sus cocinas y hacer que los restaurantes fueran la solución en medio de la emergencia fue idea de Andrés. «Hay que invertir en las soluciones, no lanzar dinero al problema», dice el cocinero radicado en Estados Unidos. «Hay que hacer el bien inteligente. Los cocineros somos un gran ejército y podemos combatir el hambre en nuestras ciudades». El proyecto se queda en España.