Uno de los principales factores que alejan a las niñas de las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) es la falta de referentes femeninos en estas profesiones. La ausencia de mujeres adultas, presentes en sus vidas, sus libros y sus pantallas, cuyo trabajo científico ... las inspiren hasta el punto de querer llegar a ser como ellas es palpable. Por fortuna, existen excepciones. Es el caso de Samantha Cristoforetti, tercera astronauta de la Agencia Espacial Europea (ESA), en cuyo espejo se podría mirar cualquier adolescente con ganas de tocar el cielo.
Esta piloto de la ESA, que atesora 200 días de permanencia en el espacio durante su última misión en la Estación Espacial Internacional (EEI), participó en la segunda jornada del congreso Santander WomenNOW, donde trasladó un mensaje claro a las futuras generaciones: «No queremos que ninguna mujer con cualidades para ser astronauta se autocensure y renuncie a presentarse a las pruebas de selección. Ahora, la actividad en el espacio no se ve como algo tan lejano; está más normalizado y, de hecho, se está convirtiendo en ese otro lugar en el que los humanos desarrollamos una actividad que va a influir en cada vez más aspectos de la sociedad y la economía. Por eso se insiste tanto en que es importante que las mujeres también participen».
Esta piloto, ingeniera mecánica de formación, es consciente de que si hay pocas mujeres astronautas (teniendo en cuenta además la exigua cifra de estos profesionales) es por la escasa presencia femenina en las carreras técnicas y científicas, cuyos conocimientos son imprescindibles para la carrera espacial. Pero su ejemplo puede servir para revertir esta tendencia.
Ella no fue víctima de los estereotiposque a veces apartan a las niñas de estos caminos. Al contrario, en su educación confluyeron estímulos considerados hoy en día claves para alimentar estas vocaciones. Como ella misma describió, «creció en libertad y sin miedos, muy en contacto con la naturaleza, donde explorar y jugar en el bosque u observar el cielo estrellado libre de contaminación» era posible. Además, contó con «lecturas y profesores» que despertaron su interés por estudiar astronomía. «Cuando crecí y empecé a salir al gran mundo llevé conmigo ese gusto por la aventura y esa fe en la bondad de la humanidad. Siempre me he fiado de los demás y creo que eso me ha ayudado mucho», confiesa. Su pasión por la ciencia ficción (y Star Trek, por qué no decirlo) hicieron el resto para alcanzar su sueño de ir al espacio.
Esto lo logró a los 37 años, en su primera misión en la EEI, desarrollada entre 2014 y 2015. Ahora, en la primavera de 2022 protagonizará un nuevo viaje espacial en el que, además, será la comandante. Sus principales cometidos al frente serán saber tomar las decisiones correctas en caso de emergencia (despresurización, incendios, rotura de elementos, fallos de energía, etc. ) y lograr que «todo el mundo esté bien y trabaje bien como equipo».
«Cuando crecí y empecé a salir al gran mundo llevé conmigo ese gusto por la aventura y esa fe en la bondad de la humanidad. Eso me ha ayudado mucho»
samantha cristoforetti | astronauta de la esa
Ahora bien, Cristoforetti tiene otra misión personal que superar. Hay una gran diferencia, dice, entre la de hace seis años y la próxima: ahora es madre. «Cuando se alargó la anterior misión hasta los 200 días yo estaba encantada; lo pasé fenomenal. Esta vez tendré a mis dos hijos esperándome en casa y será más difícil; pero también creo que va a ser una aventura divertida para ellos. Con los sistemas de comunicación actuales podremos vernos y hablar por videoconferencia una vez a la semana», explica.
Hasta en este punto la astronauta italiana puede inspirar. Tal y como recordó la eurodiputada Susana Solís, también ingeniera de profesión, durante uno de los coloquios celebrados ayer en el Santander WomenNOW, la maternidad es uno de los factores que hacen que muchas mujeres no prosperen en estas carreras. «La dificultad para conciliar nos está haciendo perder mucho talento», dijo. María Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), que la acompañaba en el estrado, coincidió en su diagnóstico y sumó los estereotipos y los sesgos de género presentes -a veces de forma inconsciente- en la sociedad como determinantes para explicar que no haya más mujeres en los puestos donde se toman las decisiones, ya sea en el mundo de la investigación o de la empresa. Remedios Orrantia, directora general de RRHH e Inmuebles de Vodafone España y Presidenta de Fundación Vodafone, habló por su parte sobre este último entorno. «La paridad en la empresa se consigue solo con políticas de Recursos Humanos que permitan flexibilidad», reconoció.
Solo un cambio de perspectiva permitiría, así, un cambio en la práctica. La astronauta italiana tuvo la oportunidad de experimientarlo a lo grande la primera vez observó la Tierra desde el espacio. «Es una visión inspiradora; pasas a pensar en la humanidad en su conjunto», recordó. En sus futuros experimentos estudiará cómo dar mayor autonomía a los astronautas de cara a estancias prolongadas en el espacio. De hecho, y aunque sea poco amiga de las predicciones, no ve descabellado que en un futuro muy (muy) lejano la humana sea una especie interplanetaria; sin límites espaciales y, mucho menos, de género.
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