La soledad multiplica por cinco el riesgo de sufrir depresión

Su aviso, la detección en el día a día hospitalario de un alud de cuadros de ansiedad y depresión, trastornos alimentarios, autolesiones y suicidios, quedó poco después confirmado por estudios monográficos de las sociedades de pediatras y de médicos de urgencias y por los datos oficiales.

Ahora, sus especialistas dan a conocer otros dos estudios, ambos coordinados por el doctor Joan Domènech, sobre el enorme daño psicológico ocasionado por la pandemia. Contienen dos conclusiones muy llamativas. La primera, que la soledad multiplica por cinco el riesgo de padecer una depresión. La segunda, que los desgarros causados por el confinamiento y la crisis han provocado que el hundimiento psicológico alcance cotas desconocidas entre los jóvenes.

La investigación desvela que la soledad es un predictor clarísimo de la ansiedad y la depresión. Es más, se trata del principal factor de riesgo externo desencadenante de la depresión. Muy por encima de otros condicionantes de tipo socioeconómico o derivados de los malos hábitos de salud. Quienes viven sintiendo esta soledad tienen hasta cinco veces más probabilidades de caer en el pozo negro psicológico. El único factor externo que se le acerca son los problemas socioeconómicos, que multiplican el riesgo por tres y medio. El único elemento positivo, explica Josep Maria Haro, director de investigación y docencia, es que «la soledad, aun siendo un factor de riesgo, es una variable que se puede modular». «Es decir, si actuamos para corregirlo, la situación de la persona mejorará», añade.

El segundo hallazgo es que, aunque la pandemia ha causado graves alteraciones psicológicas en todas las generaciones, el impacto más grave, con mucha diferencia, se ha producido en los jóvenes, entre los españoles de 18 y 34 años. La incidencia más alta de la ansiedad y la depresión se da de forma habitual entre los mayores de 50 años, con sus cotas entre las franjas de edad más avanzada. Sin embargo, los encierros, las duras limitaciones a la vida social y el desplome del empleo han hecho que el grupo más afectado sean los jóvenes, con hasta el 15% de ellos afectados por estas patologías.

La gravedad del fenómeno se aprecia mejor si se tiene en cuenta que esta altísima prevalencia entre los jóvenes es un 50% superior a la detectada entre los mayores de 50 años. «Durante la pandemia los jóvenes han sido los más frágiles, quizás porque sus necesidades de relación son diferentes. Anhelan un contacto cara a cara y más variado que otros grupos de edad. También ha podido influir el hecho de que se hayan visto más perjudicados por la pérdida de trabajo y de poder adquisitivo», detalla Joan Domènech, responsable del estudio.

La proliferación de españoles con trastornos de salud mental ha disparado las búsquedas de información sobre estos problemas en internet hasta el punto de multiplicarlas por siete. Por ese motivo, la red de centros asistenciales San Joan de Déu ha impulsado una plataforma digital, SOM Salut Mental 360, en catalán y castellano, para garantizar a todos información completa, fiable y segura sobre estas patologías, con la garantía de que la revisa un comité científico. Incluye portales temáticos sobre trastornos de conducta alimentaria, del espectro autista y depresivos y en breve incorporará otros sobre comportamientos adictivos, prevención de suicidios, hiperactividad o psicosis. Además de información dispone de encuentros digitales, sesiones de consulta a expertos, artículos divulgativos y testimonios de profesionales, usuarios, enfermos y asociaciones.

La plataforma es interactiva y la alimentarán expertos, pero también profesionales del área social y educativo, pacientes y familiares. El objetivo es informar y «acompañar, empoderar y sensibilizar» a la población sobre la importancia de cuidar la salud mental.

Albert Piquer, vicepresidente de la Federación Veus, organización de pacientes y familiares, subraya la característica diferencial de SOM Salut Mental 360. «La divulgación, la información y la normalización se convierten en herramientas clave contra el estigma, los prejuicios, los estereotipos y la discriminación. Es un altavoz para dar visibilidad a nuestra lucha y a nuestra voz, en primera persona, en favor de los derechos del colectivo y en contra del estigma», destaca.