Secciones
Servicios
Destacamos
A principios de verano, allá por el 26 de junio, los contagios se dispararon en España. La mayoría de los nuevos positivos eran jóvenes y sanos, muchos de ellos asintomáticos, y no pertenecían a los grupos de riesgo. Además, la vacunación estaba muy extendida, sobre ... todo, entre los mayores de 40 años. Nada entonces hacía prever que la nueva ola de la covid-19 que estaba a punto de explotar, la quinta, fuera a dejar una huella tan trágica como la que certifican las cifras de la pandemia.
España llegó este viernes a 84.000 muertos, según el recuento oficial, y cerró su semana con más muertos desde finales de marzo: el Ministerio de Sanidad ha notificado entre el lunes y el viernes 864 fallecidos. No se alcanzaba un número tan alto en los últimos cinco meses, desde el periodo del 22 al 26 de marzo, cuando el país llegó a la escalofriante cifra de 2.100 decesos en cinco días.
Fue aquella una semana especialmente trágica, consecuencia todavía de la virulenta tercera ola de la covid (después de Navidad), y con un registro que incluía jornadas de 633 o de 590 decesos, no alcanzadas en semanas previas y tampoco en las posteriores. Con máximos de 201 el lunes y 190 el martes, la última semana completa de agosto ha quedado muy lejos de aquellas notificaciones, pero también ha mostrado claramente que la quinta ola no ha tenido nada de inofensiva. La variante Delta, más contagiosa y con más carga viral, ha acabado haciendo estragos.
De hecho, los epidemiólogos y los médicos de urgencias consideran que si no hubiera sido por la vacunación, esta nueva embestida del virus (con un pico de incidencia acumulada de 701 casos el 27 de julio) podría haber alcanzado mortalidades similares a las de la primera ola. El 26 de junio, el 98% de la población mayor de 70 años ya había recibido la pauta completa y aunque las vacunas no evitan la infección y pierden eficacia contra Delta meses después del segundo pinchazo, sí minimizan los síntomas y las complicaciones, así que han salvado la vida a miles de personas.
Los centros de mayores, la parte más débil del eslabón en la lucha contra la covid-19, también han recibido un notable impacto en esta quinta ola. En el último mes, 571 residentes han fallecido en España por coronavirus, aunque la tendencia, muy lentamente, puede estar a punto de cambiar. Según el informe semanal que publica el Imserso. entre el 16 y el 22 de agosto, últimos datos disponibles, murieron en los geriátricos 166 personas, cuatro menos que en la semana anterior. Aun así, habrá que esperar para repetir los registros de abril, mayo y junio, cuando en ninguna semana fallecieron más de once personas en estos centros.
La caída vertiginosa de la incidencia acumulada y el descenso de los contagios, sobre todo a partir del 10 de agosto, y de las hospitalizaciones y los ingresos en las UCI, permiten anticipar que el número de muertos puede descender en las próximas semanas. La incidencia mantuvo este viernes su tendencia a la baja al marcar 264 casos, 12 menos que el jueves. También cayó la presión hospitalaria, con 7.206 pacientes covid ingresados (6,15% de las camas totales) frente a los 7.368 del día anterior (6,29%); y 1.685 en las UCI respecto a los 1.701 del jueves (18,37%-18,54%).
Los contagios, en cambio, aumentaron en comparación al jueves, con 9.489 nuevos casos notificados. Desde el inicio de la pandemia ya se han infectado en España 4.831.809 personas, según las estadísticas oficiales.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.